viernes, 20 de julio de 2007

La impericia del gobernante

Leyendo el libro del Sacerdote zuliano, Laudi de Jesús Zambrano, Eran Hombres, encuentro un capítulo cuyo título es el mismo de estas notas.
Resulta que Roboam, hijo del rey Salomón, no heredó la sabiduría y el arte de gobernar de su padre.
Salomón tenía muchos lujos y muchos gastos. Su estructura monárquica era costosa y para mantenerla impuso una carga fiscal muy pesada.
El pueblo se quejaba. Ya Salomón había muerto, dirigiendo su queja al nuevo monarca Roboam.
Este pidió opinión al consejo de Ancianos para resolver acerca de la rebaja de impuestos impetradas, suplicadas, por Israel.
Los Ancianos le dijeron:
¨Si eres bueno con este pueblo y le sirves y le das buenas palabras, serán siervos tuyos para siempre¨.
Sus cortesanos, que eran jóvenes inexpertos tanto en lo político como en la vida, se burlaron del pueblo.
La sabiduría divina salta ante la burla y afirma:
¨Donde no hay un buen gobierno, el pueblo se hunde¨.
Es Pr 11, 14.
Si hay secuestros a granel, asaltos, robos, asesinatos, es indudable que el pueblo reaccione.
La reacción se produjo en contra de Roboam. Habíase dado cuenta que el gobierno no le protegía.

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo