lunes, 14 de enero de 2013

La paz en la tierra

¨Despojense de la mentira, hable cada uno verdad con su prójimo, puesto que todos somos miembros unos de otros¨ (Ef 4, 25)
Pacem in Terris (Paz en la Tierra) es encíclica del Papa Juan XXIII, de fecha 11 de abril de 1963, que todos los católicos y personas de buena voluntad debemos leer con detenimiento, internalizarla y proceder en consecuencia.
Versa sobre la paz entre todos los pueblos, que ha de fundarse en la verdad, la justicia, el amor y la libertad.
Me propongo, exponer algunos asuntos contenidos en la encíclica, que juzgo de permanente actualidad.
Es innegable que la paz es ¨suprema aspiración de toda la humanidad¨ (1) hoy, pero siempre y cuando respete ¨fielmente el orden establecido por Dios¨. Ha dicho, recientemente, Benedicto XVI, que la paz no es utopía ni ilusión, es posible. Ya basta de fuerza y violencia que sólo contribuyen a agudizar los conflictos.
Para que haya orden en las relaciones civiles hay que respetar la persona humana, esto es, ¨que todo hombre es persona..., natural, dotada de inteligencia y de libre albedrío¨ (9), de dignidad y de derechos y deberes.
Es conveniente destacar cuáles son esos derechos: 1. Derecho a la existencia y a un decoroso nivel de vida. 2. Derecho a la buena fama, a la verdad y a la cultura. 3. Derecho al culto divino. Es el poder de ¨venerar a Dios¨ (14), en público y privado, ¨que está por encima de toda violencia y de toda opresión y ha sido el objeto de los deseos y del amor de la Iglesia¨ (14). 4. Derecho a fundar una familia basada en ¨el matrimonio libremente contraido¨ (16) y poderla sostener en lo económico, en lo social y en las esferas cultural y ética. 5. Derecho a un trabajo digno y al ejercicio de actividades económicas. 6. Derecho a la propiedad privada de los bienes, incluidos los de producción; la propiedad privada ¨entraña una función social¨ (22). 7. Derecho de reunión y de asociación que atiende a la ¨sociabilidad natural de los hombres¨ (23). 8. Derecho a residencia y emigración. 9. Derecho a intervenir en la vida pública. 10. Derecho a la seguridad jurídica; ¨protegida contra todo ataque arbitrario¨ (27).
Pero, ! ojo!, el hombre tiene también deberes: 1. El deber de vivir con decoro. 2. El deber de buscar la verdad. 3. El deber de respetar los derechos ajenos. 4. El deber de colaborar con los demás. 5. De actuar con responsabilidad.
La encíclica nos enseña que la convivencia civil, acorde con el respeto a la dignidad humana, se funda en la verdad, justicia, amor y libertad, porque la sociedad humana ¨tiene que considerarse, ante todo, como una realidad de orden...espiritual, que impulse a los hombres a defender sus derechos y cumplir sus deberes...¨ (36),
En el orden político, la actividad ¨es necesaria¨, siempre y cuando los gobernantes estén ¨investidos de legítima autoridad¨ (46), que surge de Dios, que es su Autor (46). Que está revestida de moral y mande de acuerdo con la recta razón. Sólo así obliga en conciencia. Por supuesto, los hombres han de elegir a sus autoridades en ¨regímenes auténticamente democráticos¨ (52).
Dice Pacem in Terris que todos, ciudadano y gobernante, y grupos intermedios, han de acomodar sus intereses al bien común.
Las bases constitucionales y el bien común han de ser respetados por los poderes públicos (69 ss).
Las relaciones internacionales deben regirse por la moral, la verdad, la justicia, la activa solidaridad y la libertad (80).
Decía Pío XII: ¨Nada se pierde con la paz; todo puede perder con la guerra¨. Agregaría: Es fácil destruir con la violencia; es difícil luego reconstruir.
Seamos constructores de paz, no ¨en la revolución, sino en una evolución concorde... donde están la salvación y la justicia. La violencia jamás ha hecho otra cosa que destruir, no edificar; encender las pasiones, no calmarlas, acumular odio y escombros;... (162).
Es necesaria la oración diaria por la paz guiados por Jesucristo, el Príncipe de la Paz (167). El nos ha dejado la paz: la paz os dejo, mi paz os doy. No como el mundo la da os la doy yo¨(170).


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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo