domingo, 14 de marzo de 2010

La dantesca situación carcelaria

“No violarás el derecho del pobre en su causa” (Exodo 23, 6)
La situación carcelaria, en buena parte de nuestros países latinoamericanos, responde a causas históricas y estructurales.
Esa situación de las cárceles es un reflejo de nuestras sociedades.
Los Estados deberían hacer más por una política de respeto a la vida. No que sea letra constitucional y legal, sino práctica reiterada para proteger la vida, la dignidad y decoro humanos.
Esa política, en materia penitenciaria, tendría por finalidad la corrección del delincuente, educarlo y salvarlo para su readaptación social.
Los centros penitenciarios que no sean sitios de inducción al alcoholismo, drogadicción, prostitución y de enseñanza delincuencial.
La política ha de ser preventiva para evitar el delito. Norman Bishop, experto en esta delicada materia, sostiene que ¡la mejor cárcel es la que no existe! A mejores políticas preventivas, menos cárceles, ¡eso es lo realmente meritorio!
A ningún ciudadano, esta dantesca realidad, le debería ser ajena o estar ciego a ella. Es un problema social que afecta a todos. No hay que ver al delincuente, sólo como victimario, sino como víctima del pecado, de la injusticia y de la falta de solidaridad.
Hay quienes afirman que un niño feliz es un delincuente menos.
Dinamarca, país sin corrupción, con escaso índice de delitos, con una justa distribución de la riqueza, tiene una cárcel en Horsens, que es modelo.
Se trata de un edificio de cinco pisos, construido entre los años 1847 y 1853, donde hay una biblioteca de más de 4.000 libros, con educación informática y computadoras disponibles, con talleres de carpintería y textiles, capaces de proveer al país con la resultante de su producción… Un modelo de salvación delincuencial.
Dinamarca refleja lo que es su sociedad, su cultura, educación, respeto a la vida y su justa distribución de la riqueza.
Un cristiano debe seguir a Jesús que, ante la ley o mandamientos – sin invitar a su violación – primero cuenta la salvación del hombre y de la mujer.
Me pregunto ¿ante la dantesca situación carcelaria puede alguien sobrevivir? Y si sobrevive ¿puede ser útil para la sociedad? Por supuesto, que hay casos…Recomiendo la lectura de un libro testimonial titulado Historias del Dragón, de Jaime Barba (Fundación de Estudios para la aplicación del Derecho. San Salvador, El Salvador. 1996) que narra el drama vivido por quien, durante treinta años, estuvo preso y fuera de los “poquísimos… que no sucumben en el mare mágnum que significa el encierro endemoniado”. Me sirvió este testimonio para redactar estas notas que pretenden contribuir, aunque sea con un granito de arena, a tomar más conciencia sobre este gravísimo y legendario problema social. Me llamó la atención que, entre los tres libros que leía el personaje central de la obra, estaba la Biblia, los otros eran el Código Penal y el Código Procesal Penal.

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo