martes, 14 de mayo de 2013

El dialogo es siempre necesario


“… hemos de manifestar nuestra persuasión que la verdadera religión es única, y esa es la religión cristiana, y que alimentamos la esperanza de que como tal llegue a ser reconocida por todos los que buscan y adoran a Dios”. Pablo VI
Pablo VI culminó la magna obra que le dejara su predecesor Juan XXIII: el Concilio Vaticano II.
Por cierto, que, el próximo 3 de junio, se cumplen 50 años de la partida al Cielo del llamado Papa Bueno, autor de la encíclica Pacem in Terris, que su estudio, su internalización, debería ser motivo para recordar ese día a Juan XXIII, que tanto abogó por la paz en el mundo.
Pablo VI pidió al Espíritu Santo que, sus pensamientos, al publicar su primera encíclica, Ecclesiam suam (Mandato de la Iglesia al mundo contemporáneo) no estorbaran para nada las sesiones que se realizaban en el Concilio, ya cincuentenario, “brújula segura” para estos tiempos de renovación, de Año de la Fe y de una Nueva Evangelización.
En la encíclica se aborda el método del diálogo, siempre necesario, llamado por el santo Papa Pablo VI, diálogo de salvación, capaz de solucionar los conflictos de la humanidad. Para la Iglesia, todo lo humano es de su interés.
Es diálogo, no sólo intercambio de ideas, ni simple conversación; es intercambio de dones. Es método que busca lo que une, lo que es común a las partes que en él intervengan. Es para lograr, con paciencia y gradualidad, soluciones a problemas de diversas índoles. El diálogo no implica dejación de fe, de principios y valores por parte de sus intervinientes.
La Iglesia, en constante renovación, siempre purificándose y purificando, anuncia a Cristo como único salvador de la humanidad que, en el presente, gime, sufre y llora por injusticias.
La Iglesia tiene un mensaje para todos. Ella ofrece su luz y su gracia, a la vez habla al mundo de verdad, de justicia, de libertad, de progreso, de concordia, de paz, de civilización. Cristo le ha conferido esa misión y por eso siempre está ofreciendo el diálogo como método de salvación.
Pablo VI habla de  círculos al referirse al diálogo.
Uno, dirigido a los límites que circunscriben a la humanidad. Diálogo, nada fácil, pero posible, sobre todo con quienes niegan a Dios. Otro, acerca del diálogo con los que aman a Dios (hebreos, musulmanes, etc.). Otro, diálogo ecuménico, que se viene realizando con todos los que llevan el nombre de Cristo. Y el diálogo con los Hijos de la Iglesia Católica, la Casa de Dios, que busca la paz, la unión, el amor y la solidaridad entre estos para la vitalidad y santificación de la Iglesia.
Francisco nos invita a dialogar con todos. Nos dice que construyamos puentes y no muros, imitando a Jesucristo. Lo necesitamos para la paz y no para la división, el odio, la discordia y la confrontación.

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo