lunes, 8 de diciembre de 2008

Día de la Inmaculada Concepción

8 de diciembre de 1854, el Papa Pío IX, por medio de la Bula Ineffabilis Deus, declaró el Dogma de la Inmaculada Concepción. Por tanto, cada 8 de diciembre se celebra este Día en honor a la Virgen María.
Ayer domingo las diócesis de Venezuela celebraron, en la Santa Eucaristía, el Día de la Inmaculada Concepción. Ello obedece al cumplimiento del decreto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos de fecha 27 de junio de 2002 ( Prof. No. 1168/02/1) que permite que la celebración se realice el domingo más cercano al día.
Asistí a la Iglesia de la Milagrosa, junto a mi esposa, nietas, sobrinos y cuñada. Esta Iglesia, una de las más bellas de Maracaibo, está ubicada en Los Haticos, que tiene especial significación para mi. En Los Haticos se conocieron y casaron, mis padres; hoy difuntos, para quienes elevo una oración: Dios mio dales el descanso eterno y brille para ellos la luz perpetua.
Entonces, ayer celebramos el Día de la Inmaculada Concepción y hoy 8 de diciembre, la Iglesia y el pueblo de Dios celebra ese glorioso día.
La Virgen María es hija de San Joaquín y de Santa Ana, y fue concebida sin mancha del pecado original, como don divino ya que iba a ser la Madre de Jesús. Ella está llena de gracia.
Recemos siempre la oración de todos los días: Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
María es un ejemplo a ser imitado. Para que preservemos nuestra fe y nos mantengamos libres de pecado. Que ruegue por nosotros en preservar nuestro combate espiritual por seguir a Jesús y rechazar el pecado, que reine en nosotros el bien y no el mal. Que reine Jesús y no Adán.
Ella nos indica un camino: el del crecimiento de la santidad y no el de la mediocridad y vacío.
María es la representación de un ideal: santidad, belleza y pureza. Que reine en nuestros corazones.

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo