
Ayer domingo las diócesis de Venezuela celebraron, en la Santa Eucaristía, el Día de la Inmaculada Concepción. Ello obedece al cumplimiento del decreto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos de fecha 27 de junio de 2002 ( Prof. No. 1168/02/1) que permite que la celebración se realice el domingo más cercano al día.
Asistí a la Iglesia de la Milagrosa, junto a mi esposa, nietas, sobrinos y cuñada. Esta Iglesia, una de las más bellas de Maracaibo, está ubicada en Los Haticos, que tiene especial significación para mi. En Los Haticos se conocieron y casaron, mis padres; hoy difuntos, para quienes elevo una oración: Dios mio dales el descanso eterno y brille para ellos la luz perpetua.
Entonces, ayer celebramos el Día de la Inmaculada Concepción y hoy 8 de diciembre, la Iglesia y el pueblo de Dios celebra ese glorioso día.
La Virgen María es hija de San Joaquín y de Santa Ana, y fue concebida sin mancha del pecado original, como don divino ya que iba a ser la Madre de Jesús. Ella está llena de gracia.
Recemos siempre la oración de todos los días: Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
María es un ejemplo a ser imitado. Para que preservemos nuestra fe y nos mantengamos libres de pecado. Que ruegue por nosotros en preservar nuestro combate espiritual por seguir a Jesús y rechazar el pecado, que reine en nosotros el bien y no el mal. Que reine Jesús y no Adán.
Ella nos indica un camino: el del crecimiento de la santidad y no el de la mediocridad y vacío.
María es la representación de un ideal: santidad, belleza y pureza. Que reine en nuestros corazones.
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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo