viernes, 30 de enero de 2009

Historia reciente. Solidaridad y el fin del comunismo

Se nos pregunta, si el llamado socialismo real respetó los cuerpos intermedios de que habla la Doctrina Social de la Iglesia?. También se nos pregunta, que ¿ cómo fue la actitud del entonces gobierno polaco con el Sindicato Solidaridad ?.
Son preguntas que están vinculadas con la historia reciente. Y nos lleva, para responderlas, al recuerdo de Karol Wojtyla, quien nació en Polonia y viviera más de treinta años bajo el régimen comunista o socialismo real.
Electo Papa, Juan Pablo II, con su encíclica ¨Redemptor hominis ¨, de 1970, y de su primer documento social, ¨Laborem exercens¨, de 1981, comenzó una incesante labor de socavamiento del comunismo, por ser un sistema injusto que alienaba a la persona humana.
Surge Solidaridad en esa década del 70, en Gdansk, y cuenta con el apoyo de la Iglesia y del Pontífice.
Solidaridad, sindicato libre, expresión de los cuerpos intermedios entre Familia y Estado, de los cuales habla la DSI, al referirse al principio de orden social, llamado Subsidiariedad, es rechazado por el totaltarismo del gobierno polaco.
Ese gobierno, comunista, dicta una ley marcial y no sólo prohibe la existencia legal de Solidaridad, sino que encarcela y persigue a sus dirigentes, entre ellos, Leck Walesa, que se ven compelidos a actuar en la clandestinidad.
El gobierno polaco es consecuente con su naturaleza totalitaria, como actúan todos, ya sean comunistas, fascistas, que no aceptan la existencia de ciudadanos, de organismos intermedios, porque toda actividad social, económica, política, cultural, sindical, la monopolizan ellos. Impiden la libertad de expresión y económica, y permiten la existencia de monopolios controlados por ellos.
En 1986, obligado por las numerosas huelgas, por la presión internacional, por la presión del mundo libre y de la Iglesia, en especial, de Juan Pablo II, el gobierno liberó a los dirigentes de Solidaridad. Había caído el socialismo real o comunismo.

domingo, 25 de enero de 2009

La conversión de Pablo

Por mandato de Benedicto XVI, nuestro Santo Papa, dentro del año paulino, el día 25 de enero se celebra el tercer domingo del Tiempo Ordinario, con la Conversión de San Pablo.
Qué no se ha dicho de Pablo.
El mismo nos dice que era judío, nacido en Tarso de Cilisia, pero que se crió en Jerusalén y allí fue alumno de Gamaliel.
Pablo era un estricto y riguroso observante de la ley de sus padres y estaba lleno de fervor religioso como los creyentes cristianos.
El, por ese rigorismo, persigue a muerte a la religión cristiana, encadenando y metiendo en la cárcel a hombres y mujeres, como lo atestiguaban el sumo sacerdote y todo el consejo de los ancianos, que, incluso, le dieron cartas para los hermanos de Damasco para buscar a los creyentes y traerlos presos a Jerusalén y castigarlos.
Eso lo cuenta el propio Pablo y agrega que, yendo a Damasco, lo envolvió una gran luz venida del cielo, y cae al suelo y oyó una vez que le decía: ¨Saulo, Saulo, ¿ por qué me persigues?
Pablo dice que le respondió: ¨Señor, quién eres tu? Y El le contestó: Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tu persigues ( He 22, 3 - 16 ).
Dios libremente lo elige para que se convierta y predique el evangelio y su misión. Y le dice que, por su nombre sufrirá mucho. Persecuciones, cárcel, vejaciones, torturas hasta morir decapitado en Roma.
Y es que Pablo se entrega totalmente a Jesucristo. Ya Pablo no será él, sino la voluntad de Jesucristo.
Y tuvo el mérito de ser el misionero de los paganos. Pablo llevará la Buena Noticia a regiones donde no conocían a Jesucristo.
Imitemos a Pablo y llevemos el Evangelio a todas partes. Prediquemos la Palabra de Jesús, que es la Palabra de Dios.
Una cosa no debe ser olvidada por los cristianos. Que Dios supo por qué eligió a Pablo para ser predicador de su Palabra cuando había sido un verdugo de los cristianos. Y esa decisión debemos acatarla, así simplemente.

jueves, 22 de enero de 2009

Jesucristo, Sumo Sacerdote

El Sacerdocio de Jesús proviene de Dios y no de las leyes humanas.
Jesús era inocente, sin manchas y, por supuesto, Hijo de Dios.
Como Sacerdote, él se sacrificó, una sóla vez, dando su vida por nosotros, pecadores.
La diferencia de su sacerdocio con el de los sacerdotes investidos por las leyes humanas , es que éstos, frágiles, débiles, pecadores, como todos nosotros, tienen que pedir perdón a Dios por sus pecados y el de los fieles que acuden a la Iglesia a la celebración diaria de la Eucaristía.
La pureza de Jesucristo le permitía sanar a quien tocara, hacer milagros y sacar espíritus inmundos.
Esos espíritus inmundos son la avaricia, la envidia, las bajas pasiones, que llegará el momento que serán vencidos por Jesucristo, Hijo de Dios. Ese día está próximo. Tengamos fe.