viernes, 3 de agosto de 2007

Insólito

No sé si es la situación económica difícil que, no obstante los inmensos recursos petroleros, se vive en Venezuela que lleva a la gente a cosas increibles. No sé si es el producto del humor que busca erguirse sobre la inflación que agota al venezolano. No sé; pero lo que vimos ayer, frente a nuestra casa de habitación, fue para haberle sacado una foto y enviarlo a un periódico e hiciese una viñeta.
Resulta que cuando salíamos, mi esposa, mi cuñada y quien escribe, venía un viejo carro fúnebre, de color negro con cortinas moradas atrás.
Mi cuñada dijo: uh, zape...
Mi esposa le vió un letrero por la parte delantera.
Podría preguntarle a todos los maracuchos y a todos los que lean estos escritos, qué decía el letrero.
Estoy seguro que nadie me lo diría.
Pues bien. Decía: TAXI
Lérida que es de buen humor se rió. Yo lo seguí para corroborar el contenido del aviso del viejo carro fúnebre. Y efectivamente, era un TAXI.
Del carro bajó, frente a la quesera, el prototipo del maracucho jodedor...
Mi esposa en el ejercicio de su permanente humor le iba a solicitar una tarjeta.
Yo dije: No, no, no... ni se te ocurra.
Me imaginé, alguién de noche esperando un taxi y se le pare, en la oscuridad, un vehículo de esas características. Es como para salir volando o despavorido...
La viñeta podría decir: Así se gana la vida un maracucho, con la foto respectiva.
Supe en la noche, que el chofer de tan rechazado y temido vehículo, es de plata, y lo compró para echar vainas.

De Elena Poniatowska, la vida de un luchador social

El viernes 27 de julio, a las once y treinta y cuatro de la noche, terminé de leer El tren pasa primero, novela escrita por Elena Poniatowska, que, por cierto, ayer. recibiera el premio Rómulo Gallegos, llegado a considerar el ¨premio Nóbel Latinoamericano.
Ese premio fue instituido en 1964. Era presidente Rául Leoni, y fue dedicado a la civilización contra la barbarie porque Gallegos es eso lo que representa: la lucha de la civilización, de la civilidad contra la barbarie, si se quiere, y por qué no decirlo, la lucha de la civilidad contra el militarismo.
Hago la síntesis de la obra premiada, que he titulado La vida de un luchador social.
Inicio.
Cuando hay capacidad de entrega, con estoicismo y entusiasmo, por una causa, se cobra una fuerza increible y el cansancio no se siente como no se sienten las decepciones, traiciones y fracasos.
El luchador siempre tiene esperanza y siempre sueña con lo noble y lo grande. No es para que le sirvan, la razón de su lucha, sino para servir. Por eso se afirma que no debería tener vida privada. La lucha es su vida, su novia, su esposa, su amante... todo.
La vida privada le entorpece su acción y hasta su espíritu.
Cuál era la causa ?
La lucha por un sindicalismo limpio, independiente del Estado, de los gobiernos y de los partidos. De un sindicalismo así concebido, depende la existencia de la democracia.
El luchador social es revolucionario en cada instancia de su vida. No es un revolucionario de cartón.
Lucha en contra de la mentira de políticos, de empresarios y sindicalistas corruptos, que viven bajo la sombra de los estados y de los gobiernos.
El sindicalismo debe buscar que los trabajadores den un buen servicio. No sólo de los que laboran en el sector público sino también en el privado. Es cosa de ser eficaces.
Cuando se presta un buen servicio, se atiende bien al público, es decir, se está atendiendo bien al pueblo; podría decirse a los consumidores, a los clientes, a los pobres, ricos, niños, mujeres, ancianos, a todos.
Un buen servicio hace ganar simpatías. Y al momento de reclamar derechos, justas reivindicaciones, el pueblo les respalda, les apoya.
Y si se trata de los gobiernos, al prestar un buen servivio, ser eficaces, y no propagandistas de obras no realizadas o mal realizadas, se mantienen en el poder.
Entonces hay que sostener: ¨lo importante es ser eficaz ¨.
Eficacia en el actuar; actuar que es cambiarse a si mismo; pulirse, forjarse, como el herrero que le da al metal la forma que desea.
Trinidad, personaje central de la obra, es ese luchador social. Es desprendido de lo material. Se contenta con lo necesario para vivir. Condena con su vida el consumismo enfermizo. Ese que adicciona, sujeta, subyuga y oprime. Es el que genera esclavitud.
Trinidad es un hombre que no deja que le falten el respeto nunca. Que en medio de su pobreza afirma que, si un sólo hombre lucha, y no se deja morir, la vida vale la pena. No ser servil porque el servilismo corrompe y el servilismo absoluto corrompe absolutamente.
Ese luchador admira a las mujeres y su capacidad de lucha. Verdaderas brigadas de choque.
Dura realidad la de este luchador cuando, enfrentando al capitalismo para lograr una sociedad más justa con el socialismo, ese de la URSS, lo que logra es el retraso del país. Y se vuelve a plantear lo de la eficacia.
Hay que exigir eficacia en el servicio público. Así sí, se justifica un programa social a favor de los obreros. Estos son todo, menos administradores. En sus manos, como administradores o gerentes o propietarios, el fracaso de las empresas no se hace esperar.
Los empresarios no deben concretarse a sus propios intereses. No es sólo pensar en obtener ganancias.
Un país de inmensa riqueza y la usa para hacer política llegará al desastre.
Un país es fuerte con una clase media poderosa.
EEUU no puede seguir con su soberbia mesiánica porque es una amenaza para el continente.
Los partidos políticos no se preocupan por los obreros.
El luchador social debe estar dispuesto a asumir riesgos, dando su vida de ser necesario, por la defensa de los trabajadores...
Trinidad, vive en carne propia, la triste condición de la naturaleza humana. Lo dejan sólo.
Como se matrimonió con la lucha, fue un mal esposo y un mal padre. Se lamenta cuando ya es tarde.
El escenario de la novela es México pero pudiera ser cualquier país latinoamericano.
Y para finalizar: Cómo es posible que Europa tenga trenes, lo que para este continente es fundamental; en cambio, América Latina, no tiene. Nadie pudo evitar, rechazar u oponerse a la imposición yanqui de su industria automotriz embotelladora de las calles de la ciudad.

miércoles, 1 de agosto de 2007

Si es posible erradicar la pobreza

¨Sólo a partir de la observación del mundo real desde su misma base se puede actuar para mejorarlo ¨.
Con esta cita de Muhammad Yunes, inicia el profesor José Carlos García Fajardo su artículo, La pobreza no la hacen los pobres, publicado en el diario Panorama de Maracaibo.
El prof. Yunus es premio Nóbel de la Paz y es fundador del banco Grammen que, en cerca de 100 países y funcionando en más de 100.000 pueblos, ha venido demostrando que si se puede erradicar la pobreza y la miseria, a través de los microcréditos.
El prof. Yunus ha estado en Venezuela. Por cierto, el presidente Chávez puso en ejecución esa política, razón de ser del referido banco; política cuyo éxito debería ser leimotiv de lucha, tanto del gobierno como de la oposición y del país en general. La superación de la pobreza trae la paz.
El banco Grammen ha comprobado que los pobres pagan. Es hoy uno de los bancos del mundo de menor morosidad.
La inclusión social es tema que debe interesar a todos.
Al pobre hay que prestarle atención y educarle. Enseñarle a trabajar y que todo préstamo es para pagarlo. Hay que influir en él, en su vida, ¨al menos en el transcurso de un día¨. No es con paternalismo, ni mediante una revolución, ¨ni con ideologías falaces ¨que ¨sólo sirven para mantener a las gentes sometidas para que no piensen ni razonen ¨, ni sepan lo que les conviene ni puedan ¨llegar a la verdad de que son personas con derechos sociales¨.
Las comillas encierran criterios del prof. Emérito de la Universidad Complutense de Madrid, autor del artículo citado y que venimos tratando en estas notas.
Toda persona tiene derecho a una vida digna y decorosa. Sin excepción, sin distingos de ningún tipo.
Toda persona tiene derecho a la felicidad.
Con los microcréditos han salido niños bien alimentados y educados en esos pueblos de pobreza y miseria; y muchas mujeres se han vuelto responsables, emprendedoras, activas, que hablan y deciden.
No acepto que no se sueñe y se tenga esperanza. Nunca decir no puedo.
La erradicación de la pobreza no es ya un sueño ni una utopía. Brammen vien diciendo que es posible. Nada grande se ha hecho si previamente no se ha soñado.
Otro mundo es posible. Un mundo donde reine la solidaridad y la justicia.
Hay que actuar sirviendo a los demás, empezando por los pobres del mundo.