viernes, 19 de junio de 2015

Francisco y su apego a la verdad ambiental y ecologica

“Cambiar no es volver a la edad de piedra”
En italiano “Laudato Sii, mi Signore”, así se dirigía a Dios, San Francisco de Asís, dándole gracias por la Creación: por el hermano sol…
La hermana tierra clama por el daño.
Los Papas que antecedieron a Francisco hablaron de “conversión ecológica global”; “para garantizar el respeto del medio ambiente”
El hombre es espíritu y naturaleza.
Todos esos aportes papales han sido el producto de reflexiones de científicos, teólogos, filósofos… siempre en diálogo con ellos. Así surge Laudato Si, coherencia de Palabra y Acción, de culto a la verdad del cristianismo. Aportes que enriquecieron el pensamiento de la Iglesia.
No quisiera decirlo, pero no me resisto; quizás los que atacan a Francisco lo hacen por la defensa de fabulosas ganancias, por su amor al dios dinero, por mantener una globalización de la indiferencia ante la ecología humana y natural.
El patriarca Bartolomé ha invitado al arrepentimiento de los pecados y aceptar al mundo como “sacramento de comunión”: Dios, tú y yo. Solidaridad universal en palabras urgentes de aplicación inmediata.
La naturaleza es un espléndido libro en el cual Dios nos habla. El es autor de tanta belleza, por qué arruinarla. Nuestra casa común tiene que ser protegida y dialogar con los depredadores. Conciencia por Dios. Ningún bunker les salvaría de un desastre ambiental.
Diálogo que “necesita los talentos y la implicación de todos para reparar el daño causado…”, en expresión de obispos africanos. Diálogo para construir juntos el futuro del planeta, de las actuales y nuevas generaciones.
No es quedarse en nominalismos estériles ni en discursos, ni en cumbres ni en más estudios. Es asunto global que reclama ir a las causas profundas que generan el daño ambiental y de asumir un nuevo estilo de vida, de sobriedad, de no consumismo exacerbado, de un nuevo modelo de desarrollo más justo que no olvide la relación que existe entre los pobres y la fragilidad del planeta. Todo está conectado. Las cosas pueden cambiar. El hombre necesita del tesoro de la experiencia espiritual cristiana. Es asunto que nos atañe a todos.
La realidad ambiental zuliana es impactante. No es asunto de una alcaldía, o de una gobernación, o de una presidencia – menos si esta es inepta – es de la incumbencia de la globalización, de la conexión de todos y de política internacional ajena a arcaicos conceptos de soberanía. Francisco es hombre de coherencia entre palabra y acción, que procede acorde con el Evangelio de Cristo. Así debemos proceder todos en el respeto al ambiente. Es salvar la casa común.

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo