martes, 16 de junio de 2015

No te dejes vencer por el mal, antes bien, vence al mal con el bien

No se supera el mal con el mal”

27 Mensajes en la Jornada Mundial para la Paz; este, que voy a resumir, o a comentar, es el último de su largo y fructífero Pontificado. Sin duda, fue un Gran Papa: Juan Pablo II. Hoy santo.
Cuando pronunció, con gran sacrificio, debido a sus dolencias insoportables, que llevaba como cruz, este Mensaje, correspondiente a la Jornada de 2005, 1 de enero, ya se acercaba su tránsito pascual hacia la vida eterna. Moriría el 2 de abril de 2005. El mundo no resistió y se echó a llorar.
En este discurso, dirigido a la humanidad, expresó que hay que detestar el mal con horror y adherirse al bien (cf. Rm 12, 9), acogiendo la sugerencia de san Pablo. “La paz es un bien que se promueve con el bien” (San Juan Pablo II).
“El mal es un trágico huir de las exigencias del amor” (San Agustín, De Civitate Dei, XIV, 28); en cambio, el bien moral, nace del amor, se manifiesta como amor y se orienta al amor. Cristo nos enseña a amar a todos, incluyendo al enemigo, porque ninguna gracia tiene amar sólo a quien nos ama: “Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; y si tiene sed, dale de beber” (Rm 12, 26).
He llegado a sostener que, en la actualidad, en el planeta, Lucifer está bailando en una sola pata; está enseñoreado el “príncipe del mal”; tiene arrinconados a los hombres y mujeres de bien con sus manifestaciones sociales y políticas del mal (Caso Venezuela es “ejemplo”); pero, hay que alzarse, protestar, resistir, decir NO al mal y seguir con esperanza asumiendo actitudes nobles y desinteresadas, como nos dice el Papa Francisco “no se dejen robar la esperanza”. A quien, por condenar la globalización de la indiferencia, a un mercado libre insensible, una pobreza galopante, al abandono de ancianos, niños, personas sin techo, a un modelo económico que sólo favorece a unos pocos con desigualdades socio-políticas-económicas cada vez más graves e hirientes, que irritan e indignan, y proponer un nuevo modelo económico justo, con mejor distribución de los bienes, que respete tanto la ecología humana como la ecología natural (será tema de su próxima Encíclica, titulada Laudato Sii), con una mejor distribución de la riqueza, ya hay voces, que no comparto, que le imputan el ser comunista. Francisco es un santo, que le duele el estado que presenta el mundo actual. A Francisco, eso le resbala. Cuanto no dijeron de Jesucristo por defender a los pobres, a los enfermos, y decir que el sábado es para el hombre y no el hombre para el sábado. Hay que confiar plenamente en Cristo, en la Palabra de Dios,  mantener viva la esperanza. Ser personas de fe robusta.
De los principios que surgen de “la ley moral universal”, de un mundo de ética en política, en economía, en toda actividad humana, no reneguemos jamás. De sus valores hagamos un pedestal bien alto. Mantengamos un corazón limpio lleno de paz, de principios, de valores, de los dones del Espíritu Santo; tengamos una conciencia sin mancha.

NO a la violencia y a la mentira que se desprende de este anti-valor. Eduquemos para la Paz a todas las generaciones. Hagamos conciencias gigantes en valores como la paz, la vida y la libertad. Promovamos desarrollo humano integral colmado de dignidad del ser humano. Luchemos por condiciones de vida social que permitan a los grupos, a los pueblos, a las personas, conseguir más plena y fácilmente su propia perfección (Bien Común Universal. Gaudium et spes, 26).

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo