lunes, 20 de abril de 2015

Honrar la verdad, genera credibilidad

“La verdad padece pero no perece” (Santa Teresa de Jesús)
No sé si la inmensa mayoría de los venezolanos, hemos leído  la Exhortación pastoral de la CEV, titulada: Renovación ética y espiritual frente a la crisis (12 de enero de 2015). Permítanme la inmodestia, pero la he releído, e invito a leerla, con detenimiento, individualmente y comunitariamente, en la Iglesia, en los grupos que hacen vida en ella y a toda persona de buena voluntad.  Allí, en ese documento histórico, se centra  la preocupación ante los numerosos y graves pecados que se están cometiendo contra el pueblo y, también en éste. Falta de conducta ética, espiritual, recta y honesta.
Yo afirmaría que hace falta con urgencia la regeneración moral del pueblo venezolano en todos los niveles, que lleve a líneas concretas de acción para resolver la crisis nacional.
Yo no puedo faltarle a la verdad y decir una mentira, si digo que “hay fervor religioso” en nuestro pueblo por sus asistencias masivas a algunas solemnidades o a fiestas devocionales, o si afirmo que, la cultura religiosa, se viene enriqueciendo. Hay una fe débil en no pocas personas de la sociedad.
Sé de la labor misionera de la Iglesia por regenerar la conciencia cristiana ante la situación moral existente en nuestro país y más allá de él. Lleva a hacer un ejercicio estricto, fuerte, para entender el mundo actual, occidental, principalmente. Ojalá, las iniciativas para volver a los valores cristianos den con urgencia sus frutos. El Papa Francisco viene actuando con valentía en esa dirección.
La regeneración o renovación moral y ética es labor evangelizadora, de enseñar a Cristo y su Evangelio a todos. Es misión de la Iglesia, dada por Jesús. Obispos, familias, catequistas, educadores, sacerdotes, diáconos, religiosos, grupos de apostolado, tienen la obligación de transmitir la moral cristiana. La regeneración moral del pueblo es necesaria, protegiendo, en primer lugar, a niños, jóvenes, los menos formados, los más débiles… El maligno está haciendo de las suyas aprovechándose de las tinieblas, de la oscura noche del pecado que azota a Venezuela y al mundo.
Se impone, para nosotros los cristianos, llevar una vida digna, virtuosa, acorde  con el Evangelio de Cristo.  Mantenernos firmes en la fidelidad con Cristo. Seguir lo que el apóstol Pablo nos dice en Filipenses 1, 27-30; 4. 8: que nos mantengamos en un mismo amor y en un mismo sentir y valoremos todo cuanto hay de verdadero, noble, puro, amable, honorable, todo cuanto sea virtud y digno de elogio. Incluso, tener posiciones ciudadanas, civilistas y políticas, o mejor dicho, intervenir en Política con exigencias morales y éticas.
Ya por allí ha dicho el Papa Francisco que el mundo actual necesita de Políticos valiosos, honestos, servidores de sus pueblos, y ha condenado la corrupción que apesta y huele a un animal muerto. Se requiere de gobernantes, políticos, que honren la verdad y la vida; que no mientan. Que al honrar la verdad actúen con rectitud de acción y de palabra humana. Que sean veraces, sinceros o francos. Que eviten la duplicidad, la simulación y la hipocresía.
Los pueblos se regeneran con el ejemplo de sus líderes y porque la verdad genera confianza, credibilidad y convivencia.
Los medios de comunicación social tienen un papel relevante en eso de cultivar y enseñar valores.
No olvidemos como cristianos que la fe tiene repercusiones políticas y demanda la participación política de los creyentes. Tener presente que la política sin exigencias éticas y morales degenera, más temprano que tarde, convirtiéndose en un poder destructor.

Nada más grave que un gobernante o un líder de cualquier tipo, mentiroso y corrupto. Jamás puede un pueblo salir de las tinieblas.

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo