
Francisco, apelando al carácter misionero de la Iglesia – la
transformación misionera de ésta – la invita a salir a la calle a anunciar
el Evangelio. Es una exhortación para
obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, diáconos y fieles laicos,
contenida en Evangelii Gaudium.
Quiere nuestro santo Papa que los pastores, los evangelizadores,
huelan a ovejas (EG, 4), yendo hacia donde están los alejados de Cristo y los
no creyentes, llevando el Evangelio de Jesús: la Palabra de Dios.
Los sacerdotes, encabezados por los obispos, deben
involucrarse más en el sufrimiento de los hombres y mujeres del mundo actual.
Hacer colas, aguantar las inclemencias que, en el caso Venezuela, vivimos los
que vamos al mercado y en odisea indignante nos conseguimos con el NO HAY.
No es sólo estar en los confines de la Parroquia o en el
Templo esperando a los fieles. Es visitar hogares y enterarse a cabalidad por
la vida del pueblo. A muchos no se les ve. Para lograrlo hay que acudir a la
Iglesia.
Francisco habla de fidelidad vocacional. Podría estar
refiriéndose a la falta de vocación como causa de esa ausencia y por qué no de
esos “escándalos” que le “avergüenzan”.
Yo he pensado que los verdaderos retiros espirituales en el
desierto – como lo hacían los de vida monacal o lo hacen – se purifican de los
pecados y robustecen la vocación, que estimulan el ánimo, vencen el desánimo,
la frustración, alejan del pecado y se enriquece el ministerio.
Francisco habla de conversión pastoral y misionera en los
consagrados a la vida religiosa, de entrega absoluta al servicio de los demás.
La vida se acrecienta dándola y se debilita en el aislamiento
y la comodidad. La opción misionera es capaz de transformarlo todo mediante un
proceso evangelizador que urge ante el secularismo, el relativismo y el tomar
la religión a la medida, a la conveniencia de cada quien.
La parroquia debe estar en la calle. Hacerse presente con el
contacto personal, en los hogares y en la vida del pueblo. Los párrocos podrían
organizar visitas por todos los linderos de la parroquia. No voy a dejar
sentada una generalización, habrán excepciones.
Los obispos deben ir al frente indicando el camino, cuidando
la esperanza del pueblo, convenciendo de que nada ni nadie podrá quitarle la
esperanza ante las dificultades.
Francisco está dando ejemplos en pensamiento, en expresión de
éste y en acciones que pareciendo simbólicas hablan por sí solas. Para él, el
Papado no se escapa y, por tanto, plantea su conversión, evitando una excesiva
centralización. Dice: “No es conveniente que el Papa reemplace a los
episcopados locales en el discernimiento de todas las problemáticas que se
plantean en sus territorios. En este sentido, percibo la necesidad de avanzar
en una saludable descentralización”.
Son notas, que surgen de la Exhortación
Apostólica Evangelii Gaudium que está dirigida a toda la Iglesia e Iglesia
somos todos. Interpela los corazones para la acción.
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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo