Con cariño eterno dedico estas notas a Monseñor
Domingo Roa Pérez.
Si algo tenemos que tener claro, es la
importancia de la catequesis. La enseñanza de la religión no es una simple
información, es mucho más que eso. Es una forma de enseñar a vivir la vida… Los
alumnos tienen que tener los medios a su alcance para poder conocer el
cristianismo. Palabras más, palabras menos, del santo Papa Emérito, Benedicto
XVI, cuando era Cardenal (La sal de la tierra).
Nosotros los católicos debemos leer con
detenimiento la declaración Gravissimum Educationis, emanada del Santo Concilio
Vaticano II, en estos tiempos del Año de la Fe y de una Nueva Evangelización,
para tener en la conciencia el por qué es prioritaria la educación cristiana.
Su importancia es decisiva en la vida del
hombre para su influjo en el progreso social actual.
Y es que la educación es tanto para niños,
jóvenes y adultos. Nunca es tarde para aprender, emprender y progresar. Con la
educación se logra una participación más activa en la vida social y en especial
en la economía y en la política.
Hoy tenemos que aprovechar, en positivo,
los medios de comunicación social, para educar y evangelizar, y para educarnos
también.
La educación se enmarca en los derechos
primarios de los hombres, y sobre todo de los niños y de los padres. Es un
asunto del cual los padres no se pueden desentender o desligar. Es de sumo
interés para ellos, el estar pendiente de la educación de sus hijos.
En la declaración mencionada, que versa
sobre la educación cristiana, a la Santa Iglesia “le toca también una parte en
el progreso y en la extensión de la educación”. Ella lo ha entendido así, tanto
ayer como hoy. Basta con observar su presencia en el campo educativo.
La educación es un derecho humano
fundamental que busca la verdadera libertad, para superar obstáculos con valor
y constancia de alma.
La educación cristiana, insisto, es
prioritaria, porque no sólo busca la madurez humana, sino que los bautizados se
hagan en el día a día más conscientes de la fe en Cristo y estén en condiciones
de promover la elevación cristiana del mundo, del actual que, como nunca,
necesita del anuncio de Cristo.
La Iglesia se vale de muchos medios para
cumplir esa función de educar. Per se, ella es educadora en la santa Eucaristía
a través de la Liturgia de la Palabra; pero utiliza otros medios, tales como los
de comunicación social (Facebook, twitter, entre otros, de internet o redes
sociales), de grupos culturales, deportivos, asociaciones de jóvenes, escuelas,
liceos, universidades e institutos. Yo desearía ver más extendidas las escuelas
bíblicas parroquiales, institucionalizadas para el servicio del ministerio de
la Palabra de Dios.
Pues bien, a los educadores, la
declaración les exhorta a que sean perseverantes de manera generosa en la
formación de los alumnos en el Espíritu de Cristo, en el arte pedagógico y en
el estudio de la ciencia, de forma que, no sólo promuevan la renovación interna
de la Iglesia en estos tiempos de cambios que se vislumbran, sino que sirvan y
acrecienten su benéfica presencia en el mundo de hoy, sobre todo en el
intelectual, teniendo siempre en cuenta que la enseñanza de la religión no es
mera información, es más que eso. Es enseñar a vivir la vida amando a Dios y al
prójimo como a sí mismo, teniendo fe inquebrantable en Cristo.
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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo