viernes, 27 de abril de 2012

Vale mas un buen ejemplo que un buen sermón

“Que brille la luz de ustedes ante los hombres” (Mt 5, 14 – 16)
Las sociedades del presente están urgidas de buenos ejemplos.
Por ejemplo entendemos, buenas acciones, buena conducta, que pueda inclinar a otros a que las imiten.
Los buenos ejemplos han de venir primero de la familia: los que dan los padres a los hijos. Luego, los que provienen de gobernantes, políticos, religiosos, empresarios, sindicalistas y de la sociedad en general.
Estamos observando en el mundo actual - Venezuela no constituye la excepción – conductas y acciones nada edificantes: corrupción, pornografía, permisividad moral, consumo de drogas, venta libre de armas, sicariato, secuestro, robos, atracos, e impunidad.
Recalco que son conductas nada edificantes y que no pocos imitan para su destrucción y de la sociedad. Son degradantes de la moral, de las virtudes, de las buenas  costumbres, que deben regir en los pueblos.
El cristiano tiene la palabra. Ha de ser íntegro, hijo de Dios sin mancha en medio de una generación perversa y depravada, ante la cual brilla como estrella en el mundo, mostrando el mensaje de la vida (Fil 2, 15 – 16).
Los cristianos además de luchar por una praxis revestida de las características antes señaladas, debemos anunciar el Evangelio que ilumina a todos, creyentes o no; pero ese anuncio o predicación, a tiempo y a destiempo, ha de partir de la conciencia de ser “carta de Cristo, escrita con el Espíritu de Dios vivo, no por méritos propios” (2 Co 3, 3).
Como evangelizadores, los cristianos, que somos pecadores pero que continua y permanentemente confesamos nuestros pecados y nos arrepentimos de ellos, debemos esforzarnos por ser hijos de la luz. Esa luz que delata el mal donde se esconda e invita a luchar contra él: “!Despierta, tú que duermes, levántate de la muerte, y te iluminará Cristo!”
El ejemplo que demos ha de ser con hechos. Buenas obras en beneficio del necesitado. Sin dejarse asustar en nada por sus adversarios (Fil 1, 27).
Más vale un buen ejemplo que un buen sermón. Seamos luchadores en imitar a Cristo en nuestra vida cotidiana, en nuestro espacio… conscientes de nuestra fragilidad humana pecadora,  pero en combate, sin desmayar, en contra suya, levantándonos de las caídas.
Oración. Ilumina Señor a tu pueblo. Llénalo de tu Espíritu Santo,  para que sepa rechazar el mal y caminar por sendas de bien, siguiendo tu voluntad y cumpliendo tus mandamientos.

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo