
De verdad que, si queremos la reconciliación entre los venezolanos, debemos borrar de nuestro léxico, de nuestra memoria, aquello de ¨Prohibido olvidar¨, ¨Míralos bien para que no se te olviden¨. ¨Todos los días riego esa matica, para que no se me seque el rencor¨.
Habrán cosas, que como dice la periodista citada, son o corresponden ¨al patrimonio intangible y también simbólico que las sociedades deben preservar¨.
El rencor como el odio deben ser drenados, no reprimidos. Cuando una persona o un régimen político - una dictadura p.ej. - reprimen y no permiten canales o vías de expresión, a la larga están retrasando en el tiempo el estallido. Por eso las dictaduras tienen un final trágico y hay que ver lo que viene después. Hay que recordar, en ese sentido, la liberación española post franquista, y en Venezuela, lo que ocurrió después de la caida de la dictadura de Pérez Jiménez.
Hay que sustituir el odio por el amor; hay que cambiar los malos pensamientos y sustituirlos por otros. Llorar libera y hace olvidar los malos recuerdos. Y el perdón se acomoda en su lugar.
Si algo debemos hacer los venezolanos es amar, ser luchadores por la paz y amantes de la vida.
Decía una canción de la siempre recordada Celia Cruz: al pasado písalo.
Bachelet sufrió, como nadie, la represión de Pinochet. Su padre fue asesinado por la dictadura y élla, torturada salvajemente. Ver su cara es ver amor, perdón y alegría. Por eso sale de la presidencia de Chile con un 73% de popularidad.
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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo