lunes, 17 de junio de 2013

Pasos a seguir ante la Nueva Evangelización

Recomiendo leer con detenimiento, la Exhortación apostólica del Papa Pablo VI, Evangelii Nuntiandi. En ella, se definen claramente los pasos  - el cómo – a seguir, para la Nueva Evangelización de la transmisión de la fe cristiana que, en Sínodo de Obispos convocado por el Papa Benedicto XVI, fuera aprobada el año pasado. Es un reto el anuncio de Cristo en el mundo actual lleno de secularismo, increencia y de alejamiento de Dios, de crisis de fe.
A Evangelii Nuntiandi (EN) se le considera como una continuación directa del Decreto conciliar Ad Gentes. Y es importante, porque aborda los medios – insisto, el cómo – para llevar a la práctica ese reto.
En primer lugar, y de manera relevante, pone a los Medios de Comunicación Social, que, en la actualidad, avanzan de manera maravillosa.
¿Cómo evangelizar?
Le corresponde, principalmente, a los pastores de la Iglesia “recrear con audacia y prudencia”, siendo fieles al contenido del Evangelio de Jesucristo, los modos más aptos y eficaces para comunicar su mensaje a los hombres y mujeres de nuestro tiempo.
Señalemos las vías que, para esa misión evangelizadora, recomienda la EN: 1. El testimonio de la vida. De una vida auténticamente cristiana, entregada a Dios.
2. La predicación. Porque, ¿Cómo podrán creer sin haber oído hablar?  La fe depende de la predicación, afirma san Pablo.
3. La Liturgia de la Palabra. La homilía es un instrumento apto y válido de evangelización en la celebración eucarística.
4. La catequesis. Que es enseñanza religiosa sistemática y que busca inculcar costumbres de vida cristiana.
5. Utilizar los MCS. En la Nueva Evangelización no se puede prescindir de esos medios, en especial, de las llamadas redes sociales.
6. El indispensable contacto personal. Persona a persona. Jesús nos da muchos ejemplos en ese sentido: Nicodemo, Zaqueo, la Samaritana, Simón el fariseo, y otros, incluidos los apóstoles.
7. El papel de los Sacramentos. Es necesaria la relación íntima entre Palabra y Sacramento.

La lectura y estudio de EN la recomiendo a los catequistas y a todos los evangelizadores: Pastores, diáconos, religiosos, laicos comprometidos, a todos los cristianos católicos. Es necesario hacerlo para que nadie se quede sin recibir el Mensaje de Cristo, que es para la salvación de la humanidad que hoy sufre por diversas causas.

lunes, 3 de junio de 2013

La Globalización y sus efectos

Dedico estas notas a Alba Marina Vergara Ruiz, mujer cristiana católica, comprometida con Dios, que es amor.
Durante los días 3, 4 y 5 de mayo, de este año que corre velozmente, se celebró en Lagunillas, Mérida, un encuentro de católicos, titulado, La animación bíblica de la pastoral, organizado por la Escuela Provincial de Animadores Bíblicos de la Pastoral (EPABP), Diócesis de El Vigía San Carlos del Zulia, Secretariado Diocesano de Catequesis, Animación Bíblica de la Pastoral, Venezuela, Provincia de Maracaibo y la CEV.
En ese interesante evento, donde se hizo énfasis en lo de pastoral bíblica orgánica que, fundada en la Palabra de Dios, es savia de las ramas que forman el cuerpo (la Iglesia) y que corre por el tronco de éste, se abordó, entre otros temas, el de la globalización y sus efectos.
La sociedad postmoderna “está determinada por la globalización y el secularismo, realidades innegables” (DA, 60- 61; 64; 67). Este último, “debilita el sentido de Dios y su providencia, pues destruye los referentes religiosos de la existencia. Sin embargo, la sociedad secularista no es capaz de destruir la búsqueda del “sentido de la vida” ni de trascendencia del ser humano que cada vez se satisface al margen de las instituciones religiosas” (DA, 47), que elude el dolor, el sacrificio y se esmera en la inmediatez de los logros personales.
Consecuencia de esa desvinculación, es por lo que estamos en presencia de un católico bastante indiferente a la conducción de los pastores, y ese indiferentismo va más allá. Se trata de un hombre o una mujer  individualista, sólo o sóla, no obstante los poderosos medios de comunicación, viviendo como autista,  importándoles poco la sociabilidad y las relaciones personales.
En Mérida, una distinguida dama, en casa de una no menos distinguida familia, amiga de quienes animan un club de amigos de por vida, que se reúnen anualmente para celebrar la amistad, me decía que, no obstante los efectos positivos de la globalización, estos no han sido los de amistad, fraternidad, de contacto personal con Dios, con la familia, con los vecinos, con los amigos y con la sociedad, ni los de favorecer la economía de los pueblos y de los trabajadores, y que se han concretado a beneficiar, sin normas algunas, ni ética, a las finanzas de grupos poderosos y MCS, que atienden los intereses de éstos. Me hizo saber su preocupación de los jóvenes sin futuro, que se gradúan y no encuentran trabajo. Ella reside en Sevilla, Andalucía, España.
No creo que la distinguida dama, gran amiga de esa familia, ande lejos de la realidad actual, y su opinión yo la comparto a plenitud. La globalización necesita con urgencia de un rostro más humano y de un poderoso estado de Derecho Internacional que garantice un mundo de religiosidad, de amor, paz, pan y de justicia.
Hay cosas que no se compran ni se venden: el amor y la compañía personal que permite conversar, dialogar, apreciar la belleza de la vida. Ella recuerda con alegría – las guarda – las cartas de sus amores.

Nos despedimos con un abrazo como si nos hubiéramos visto toda la vida y rogamos a Dios que algún día podamos tener la dicha de encontrarnos de nuevo. Lo mismo espero  con la familia merideña donde pernoctamos. Nos trataron como familia.

martes, 28 de mayo de 2013

Vigencia de Juan XXIII a 50 años de su partida

“Nada se pierde con la paz; todo se pierde con la guerra”  (Pío XII)
Angelo Giuseppe Roncalli nació el 25 de noviembre de 1881 en Bérgamo, Lombardía, Italia, y murió el 3 de junio de 1963.
Su origen, muy humilde, no constituyó obstáculo insalvable para que su luz, expresada en sabiduría e inteligencia, brillara. Dios sabe lo que hace.
Siempre comunicó con su manera de ser, alegría, sencillez, simpatía, buen humor, calidez y generosidad.
Hablando de su buen humor, el Cardenal Rosalio Castillo Lara, cuenta, en su Autobiografía, que, siendo Roncalli diplomático, Nuncio Apostólico en Paris, en una cena tocó frente a él una dama muy descotada. Su excelencia le hizo llegar una manzana y la dama, sorprendida, le preguntó qué significaba eso.
El le respondió: “Cuando Eva comió la manzana se dio cuenta que estaba desnuda”.
Son muchas las anécdotas humorísticas de Juan XXIII.
Hombre de temple tomó decisiones valientes, como esa de excomulgar a Fidel Castro en momentos en los cuales casi todo el mundo le veía como el paradigma de la libertad y dignidad de los pueblos con la revolución cubana. Esta atacó a la Iglesia Católica en Cuba, asesinando y exiliando a numerosos sacerdotes. Al mundo le costó entender que Castro era un dictador y la historia lo ha comprobado así.
Es probable que a la Curia no le agradara del todo la reducción de lujos que, en ocasiones, llevaban cardenales y obispos. Su austeridad hace pensar en el santo Papa Francisco que, parece, anda caminando por esas sendas del llamado Papa Bueno.
La edad de 77 años – uno más que la edad de Francisco – no constituyó para él ningún impedimento, sostenía el criterio de que para el honor de un hombre bastaba con haber concebido una empresa, haber pensado, ideado, iniciar algo, y decía que no hay que preocuparse de sí mismo y de quedar bien. Actuaba persuadido de hacer las cosas lo mejor posible y dejar los resultados en manos de la voluntad de Dios, del Hijo y del Espíritu Santo.
El Espíritu Santo le iluminó y le confirió la entereza necesaria para convocar, como en efecto convocara, al hoy cincuentenario Concilio Vaticano II, “brújula segura” para llevar a cabo la Nueva Evangelización que, con nuevos ardores y nuevos métodos, está realizando la Iglesia Católica en una sociedad mundial caracterizada por la increencia y la idolatría de “valores” que la mantienen en incertidumbre e inseguridad, sin fe, sin esperanza y alejada de Dios.
Juan XXIII fue un promotor permanente de la paz y lo sigue siendo. Su encíclica Pacem in Terris, que junto con Mater et Magistra, expresan el magisterio social de la Iglesia, es un documento que prueba esa vigencia que, como ya he sostenido en otra oportunidad, debe ser leído, estudiado e internalizado por nosotros los católicos en tiempos que la paz está seriamente amenazada y donde poco se respeta la dignidad de las personas, que viven sumidas en desempleo galopante y que ha llevado a Francisco a decir que algo malo está funcionando en el planeta, porque es injusto privar al hombre de un empleo digno, decoroso, bien remunerado, que no le permita ganar el pan para su sustento y el de su familia.
A Juan XXIII se le debe rendir un justo homenaje. El no lo hubiera aceptado y de haberlo hecho, habría aprovechado la oportunidad para dialogar porque era un convencido de las bondades del diálogo para lograr la paz, la solución de problemas y conflictos. Nunca fue un Papa de transición aunque su pontificado fuera breve, su obra lo demostró.