domingo, 30 de agosto de 2009

Las lecciones de Bariloche

UNASUR acaba de reunirse en Bariloche en Argentina.
El Movimiento 2D Democracia y Libertad, publica, en El Nacional de hoy domingo 30 de agosto de 2009, un documento titulado, UNASUR: consenso, a pesar de todo...
De ese documento, que suscribo en su totalidad, como ciudadano que soy, se desprende que hubo en esa cumbre de presidentes, una resolución de implicaciones diversas y, sin duda, útiles. Las conclusiones generales tendieron a darle al Consejo Suramericano de Defensa un papel relevante.
Para Venezuela la transparencia es una mala palabra. No podrá evadir el compromiso de Bariloche.
Ni Chávez ni Evo no entendieron qué se proponían los presidentes ni lo que es Unasur.
¿ Cuáles fueron esas lecciones dirigidas en particular al presidente Chávez?.
1. La reivindicación de la diplomacia.
2. Que es preciso concurrir a los organismos multilaterales con una preparación adecuada, sin dejarlo todo a la improvisación.
3. Que la retórica se convierte en bumerang cuando las palabras se usan como proyectiles.
El presidente de Brasil, Lula Da Silva postuló, como cuestión vital de Unasur, tres principios: la paz, la democracia y el progreso.
Lo lamentable de todo es que Chávez no cree en esos principios. Lo está demostrando de manera alarmante en Venezuela de nuestros días. Los venezolanos tenemos el reto de resistir para la imposición en lo interno patrio de esos principios. Es el reto del presente.

Un buen cristiano

Lo más importante es cumplir los mandamientos de Dios. Sus preceptos contienen sabiduría y prudencia. El pueblo, el hombre en lo individual, al practicarlos se hace sabio y prudente. Nunca se extravía y se hace grande, tanto el pueblo en lo colectivo como la persona en lo indivual; pero pobre será el que los ignora.
Hay que ser consecuente con la palabra y esto se logra con su práctica.
El buen cristiano sigue los mandamientos y cumple con la Palabra de Dios, la estudia, la internaliza y la predica. Se hace justo con los que sufren, con los huérfanos, las viudas, con los pobres, marginados y excluidos.
Un buen cristiano es recto, es justo, no le hace mal al prójimo, no daña al vecino, no calumnia,hace un buen uso de la lengua para no desprestigiar a nadie. No es usurero ni acepta soborno en contra de inocentes.
Pero lo más importante: la correspondencia entre la palabra y la acción.
Un buen cristiano, aun cuando está en este mundo corrompido, se guarda, se preserva. No admira, no acepta al malvado.
Un buen cristiano debe purificar su corazón. Que de éste nazcan buenas acciones, tales como amor, misericordia, bondad y perdón; porque lo que contamina al hombre, como dice Jesús, es lo que sale de su boca, de su corazón, cuando de éste, nacen robos, desenfrenos, homicidios, secuestros, fornicaciones, desenfrenos, codicia, envidia, entre otras, malas acciones.
En la mente del cristiano deben albergarse sólo pensamientos que bendigan. Hay que cuidar el pensamiento que nace del corazón.

miércoles, 26 de agosto de 2009

La ley es justicia

Tener paciencia con los niños, amarles, porque de ellos es el Reino de Dios. Un poco - ¿ o mucho? - de su inocencia debe embargar nuestros corazones. Purificar éstos, que es decir, revisión constante y permanente, con perseverancia, de nuestro interior, para tener caridad y comprensión para con el prójimo, en especial para con los jóvenes. Que nuestra vida familiar y social sirva para su formación, lo que implica, luchar por llevar una vida digna de Dios, intachable, siguiendo su Palabra, aceptandola en nuestras vidas.
Predicar el Evangelio es agradar a Dios. No es para adular ni buscar honores y recompensas. Dios conoce nuestros corazones. No vamos a engañarlo nunca. No es contradictorio con el afecto al prójimo el predicar el Evangelio, al contrario, es estar dispuesto a dar la vida por los demás. Condúcenos Señor por tu camino.
Purificarnos interiormente es estar dispuesto a tener un corazón de carne y no uno de piedra. Es tener entusiasmo, alegría, capacidad de sacrificio para el gozo a través de éste, a aplicar la justicia, la misericordia y guardar siempre fidelidad a Dios y a nuestra conciencia. No ser fariseos o hipócritas.
No ser como los que descuidan lo más importante de la ley, que son la justicia, la misericordia y la fidelidad. ¨! Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que limpian por fuera los vasos y los platos, mientras que por dentro siguen sucios con su rapacidad y codicia¨. Esto dice Jesús, de manera polémica, en contra de quienes no son capaces, ayer y hoy, de ver las señales de los tiempos que claman cambios para que brillen la paz, la justicia y el amor, un mundo más humano que el actual.