martes, 11 de agosto de 2009

Reducir o eliminar las desigualdades

Las desigualdades económicas y sociales - de toda índole - deben plantear nuevas soluciones ante la crisis cultural y moral que vive el hombre en todas partes del planeta, que se viene dando desde hace hace ya largo tiempo. Es de urgencia.
Ello plantea una economía fundada en el amor, en la ¨civilización del amor ¨( Pablo VI). Una economía que no deje a un lado la caridad, la verdad, la solidaridad y el altruismo.
Una economía que tenga por fin principal el bienestar del hombre. Que tenga en cuenta que el hombre es su mejor capital.
Pablo VI, en Populorum Progressio, planteaba, para una nueva economía, el estimular todas las fuerzas pero asociando a esta empresa las iniciativas privadas y los cuerpos intermedios, para no correr el riesgo de colectivización integral y negación de la libertad.
Al negarse la libertad, se excluye el ejercicio de los derechos humanos, entre ellos, el de libre expresión del pensamiento.
Reducir las desigualdades, educar en libertad, en ejercicio de ciudadanía, donde los gobernantes sean servidores y no dictadores o autócratas, es garantía de convivencia social. Es garantía de una democracia, es garantía de paz y desarrolo.
Urge a nivel planetario la revisión, la reorientación de la economía, como dijo Juan Pablo II, en Jornada Mundial de la Paz.
La economía y lo social, mis queridos amigos y amigas, no pueden estar separados.
La concepción del bienestar, según el siempre recordado Papa, Juan Pablo II, no puede dejar de un lado la solidaridad y el altruismo.
Yo estoy siguiendo en la estructuración de estas notas a la encíclica Cáritas in veritate de Benedicto XVI.
Para Benedicto XVI es urgente una revisión honda del modelo de desarrollo. Según el Santo Papa, lo exige el estado de salud ecológica del planeta, lo requiere sobre todo la crisis cultural y moral del hombre, cuyos síntomas son evidentes en todo el planeta desde hace tiempo.

lunes, 10 de agosto de 2009

Sólo en paz hay desarrollo humano

Venezuela debe salir de su actual situación a través del voto. Dicho de otra manera, mediante métodos pacíficos e institucionales.
Venezuela es probable esté viviendo el inicio del final de la polarización.
Quienes han causado y conformado esa polarización ¨han sembrado vientos y ahora recogen tempestades¨.
Quizas quien más haya ¨sembrado vientos¨sea Chávez. Algunos podrían decir lo contrario. Lo que es igual no es trampa.
¿ Cuál es la situación ?
No la voy a describir; pero, si puedo afirmar, categóricamente, que la Venezuela del presente está muy delicada; pero ! ojo ! que no triunfe el guerrerismo sino la cultura de la vida, que es la de la paz.
Sólo en paz hay desarrollo humano integral.
Es ese desarrollo al cual aspiran todos los venezolanos, que quieren unidad, porque todos somos hermanos.
Un desarrollo en libertad, con salud, educación, seguridad y, por ende, con bienestar para todos.
No se quiere vivir en confrontación permanente sino sirviendo con alegría.

Servir con alegría

Hoy es día de San Lorenzo. Fue un diácono, es decir, un servidor, porque diaconía es servicio. Lorenzo sirvió, entregando su vida, a los pobres, mancos, enfermos, cojos, ancianos,..., los verdaderos tesoros de la Iglesia.
Servir es un don. Dios ama al que da con alegría lo que su corazón le diga y no de mala gana ni por compromiso. Y Dios, que es poderoso, lo colmará siempre de lo necesario, para que pueda participar generosamente en toda obra buena. Como dice la Escritura: Repartió a manos llenas a los pobres; su justicia permanece eternamente ( 2 Co 9, 6 - 10 ).
Dichoso el hombre honrado, que teme al Señor y ama de corazón sus mandamientos: poderosos serán sus descendientes. Dios bendice a los hijos de los buenos. Al pobre dan limosna, obran conforme a la justicia; su frente se alzará llena de gloria( Sal 111).
El hombre honrado y bueno es como el fruto que muere, producirá mucho fruto. No se ama a si mismo, se aborrece a si mismo en este mundo, se asegura para la vida eterna. Sirve a Jesucristo. Lo sigue. Es honrado por Dios ( Jn 12, 24 -26).