viernes, 31 de julio de 2009

Los moratinos y los negocios

Los moratinos ya deben haberse ido de Venezuela. Supongo, más felices de cuando llegaron y probablemante con las alforjas llenas. Ya lo hicieron cuando vendieron el Banco de Venezuela.
A los moratinos del mundo les importan los negocios. Y a la hora de hacerlos proceden como el chiste del viejo y su hija prostituta - ¿cómo hija, protestante? -.
Resulta que, el ¨flamante ¨canciller de España, del gobierno socialista de zapatero, cuando estuvo, recientemente, en Guinea Ecuatorial - colonia española hasta hace poco - consideró a ese país ideal, conveniente, para las inversiones porque allí hay democracia, ya que, se celebran elecciones sucesivas y la oposición sólo saca 0.97 % de los votos; pero, allí en esa tierra, que mana petróleo, está entronizada una dictadura brutal, considerada una de las más feroces del planeta. Moratinos invitó al ¨dictador-demócrata¨ a ser observador especial de la próxima cumbre iberoamericana.
No soy hombre que me opongo a los negocios. Todos los países los realizan y todo ciudadano puede hacerlo, pero no puede haber en ellos algo de decencia, ética...?
Hace ya cierto tiempo, zapatero, vendió a Venezuela muchas armas ¿se acuerdan?. Tenía que favorecer a los moratinos.
Ahora, los moratinos del mundo se rasgan las vestiduras y denuncian que las Farc tienen unos lanzacohetes suecos que éstos vendieran a Venezuela en 1988.
Yo no he sido partidario de las Farc ni del gobierno de Chávez; pero ! carajo! los guerrilleros de Colombia tienen armas rusas, norteamericanas, israelitas, checas, suecas, francesas... y paremos de contar ¿ quiénes se las venden ? ¿ sólo los contrabandistas de armas ? ¿ los moratinos nada tienen que ver en eso? Y al decir los moratinos, entiéndase que son los gobiernos de esos países.
¿ Les importa lo que sufren los pueblos, sus derechos humanos ?. Nada de eso. Las ganancias, claro, a como dé lugar.
¿ Quieren el chiste?
El viejo va a visitar a su hija que vive en Inglaterra.
Ella lo va a recibir al aeropuerto
Extiende una alfombra roja hasta la limosina de casi cien metros de largo.
Dentro de la lujosa nave, todo tipo de licores, de exquisiteces, ...
El viejo, bebe, come, en el trayecto hacia la casa donde habita, en Londres, su bella hija...
Una mansión, mejor, un castillo... y el viejo le pregunta:
¿ Hija, cuál es tu trabajo?
Ella, casi que con un susurro, le dice...pros...ti...tu...ta...
Y el viejo sigue en la farra, liba, come, baila, le visten de frac... y de ! repente ! le vuelve a preguntar a la hija: ¿ Cómo me dijistes, protestante...?

La fe en el hijo del carpintero

Hoy es día de San Ignacio de Loyola. De él aprendemos: A saber ser fuertes ante los problemas de la vida; saber desprenderse de las riquezas; a amar a Dios por sobre todas las cosas; a saber transmitir a los demás el entusiasmo por seguir a Cristo; a vivir la virtud de la caridad ya que él siempre se preocupaba por los demás; a perseverar en nuestro amor a Dios; a ser siempre fieles y obedientes al Papa, representante de Cristo en la tierra ( Fuente: Catholic. net. Autor: Cristina Fernández ).
San Ignacio de Loyola logró convertirse. La fe verdadera le cambió la vida para siempre. Se consagró a Cristo y a servir a los demás. Fue el fundador de la Compañía de Jesús( Jesuitas).
San Ignacio de Loyola no tomó en cuenta que Jesús era el hijo del carpintero. Así se dice comúnmente; pero resulta que José, era artesano.
Al lograr la conversión, después de atravezar aridez espiritual, su vida cambió radicalmente. Dobló sus rodillas, en los cielos, en la tierra, en los abismos y confesó a los cuatro vientos que Jesús es el Señor.
Necesitamos una actitud de profunda fe y confianza en Jesucristo para estudiar, internalizar y escuchar su palabra. Predicarla.
Que nuestra fe nos permita dejarnos llevar de las manos de Dios, luchar para amar, creer firmemente que Él proveerá milagrosamente para satisfacer nuestras necesidades, luchar para que Cristo viva por dentro de cada uno de nosotros, luchar contra el pecado, por practicar la caridad, aceptar el sacrificio como prueba de amor a Jesús, servir a los demás y amar a los sencillos, humildes y pobres porque de ellos aprendemos. Y no despreciarles como ocurriera en Nazaret, que no permitieron que Jesús, por ser pobre, fuera profeta en su tierra.
¨Te alabo Señor, Hijo del artesano porque ocultando estas cosas a los sabios y entendidos, se las diste a conocer a la gente sencilla¨( 11,25).
La Liturgia de la Palabra de hoy:
Primera Lectura: Lev 23, 1-3-11, 15-16, 27, 34-37.
Sal 80
Ev Mt 13, 54- 58

miércoles, 29 de julio de 2009

Conquistar a los adversarios

Inspirado en un artículo de José Carlos García Fajardo, El factor humano, publicado en Panorama, 29 de julio de 2009, acudí a internet a averiguar acerca de John Carlin, el autor del libro que sirve de título al trabajo periodistico citado.
El libro, El Factor Humano, trata de como Mandela, cuando llevaba veintitres años en la cárcel, se propuso conquistar a sus enemigos, los más fervientes defensores del apartheid. Así obtuvo la libertad y consiguió convertirse en presidente de su país.
Se planteó, en defensa de su posición política justa, el cómo unir a blancos y negros. Y vió que el deporte era una estrategia extraordinaria para lograrlo. Lo consiguió, cuando, en el mundial de rugby de 1985, que culminó con la victoria sudafricana, se unieron, en gran abrazo, de belleza histórica trascendental, negros y blancos. Lejos quedó la guerra civil.
El Factor Humano está siendo llevado al cine por Warner Bros, bajo la dirección de Clint Eastwood y la interpretación de Morgan Freeman y Matt Damon.
En este libro encontramos enseñanzas los cristianos-ciudadanos que, como cristianos llevamos a Cristo en nuestros corazones, amando a quienes nos aman y a quienes no nos aman, y como ciudadanos nos preocupamos por los problemas de nuestro bello y amado país, planteando soluciones: no ver a quienes difieren de nuestros criterios como enemigos sino como adversarios.
La música podría ser el rudby que contribuya aun más a unir a los venezolanos en un gran abrazo. Venezuela es la música que todos llevamos por dentro. Es posible.