martes, 30 de junio de 2009

Chávez y la situación hondureña

Como principio, condeno los golpes de estado militares vengan de donde vinieren.
Chávez reanudó el 14 de febrero de 1992 , la tradición golpista que ya se creía terminada, no sólo en Venezuela, sino en toda la América latina.
Chávez le propinó a un presidente electo por el pueblo, constitucional, un golpe militar, porque eso fue el 14 de febrero de 1992.
Ese golpe militar fue condenado incluso hasta por Fidel Castro.
Hoy Chávez podía haber condenado ese golpe contra Zelaya en Honduras pero hasta allí ha debido llegar su actuación.
Chávez no tiene autoridad para ir en contra del principio de la autodeterminación de los pueblos que él tanto ha defendido.
Presidente Chávez usted no debería ignorar que los principios no son negociables, ni buenos cuando le convengan y malos cuando no le convengan.
Chávez como Zelaya no respetan la constitución de sus respectivos pueblos y quieren ¨gobernar´de acuerdo a sus caprichos de caudillos.
Presidente Chávez, la siuación hondureña tiene mucho de su injerencia en los asuntos internos de otros paises. La situación hondureña le habla a usted.
Nosotros, los venezolanos, queremos que usted cumpla con la constitución y las leyes; pero olvídese usted que, los venezolanos van a darle un golpe.
Los venezolanos estamos luchando por una verdadera revolución - la única que es viable en el siglo XXI - , la revolución de la ciudadanía, que espera que sus gobernantes sirvan a los ciudadanos y no que los ciudadanos sean siervos o esclavos de caprichos de caudillos o de dictadores.
Y a la comunidad internacional le sugiero que sea solícita para mantener siempre abiertos los ojos y no actúe cuando ya sea tarde como ha ocurrido en Honduras. Que se despabile y no atienda intereses sino principios, porque éstos no son negociables.

! Se hunde el barco, sálvanos...!

Cada mañana le pido a Dios, a Jesucristo y al Espíritu Santo, que aumente mi fe, así sea como un granito de arena o una semillita de mostaza. Una fe para esperar lo que se espera y no se ve. Una fe para tener siempre esperanza y optimismo. Una fe para hacer obras en beneficio de los demás. Una fe para amar a Dios por encima de todas las cosas y al prójimo como a uno mismo. Una fe que sea confianza plena en Jesucristo. Una fe que sea fe-valentía.
Fe confianza- valentía, para mantener calma en las tempestades, en las adversidades, y que no nos ocurra lo de los discípulos, cuando desesperados en la barca ante la fuerte tormenta en el mar, despertaron a Jesús, clamando, ! sálvanos, que perecemos!. El les respondió diciendo: ¨Por qué tienen miedo, hombres de poca fe? ( Mt 8, 23- 27).
Que a mi, que a todos, no obstante el miedo, que es parte de nuestra condición humana, esa fe confianza- valentía, nos permita, con serenidad y calma, seguir a Jesucristo, que teniéndolo a él, todo lo puedo, porque nos fortalece.
Fe para subir a la barca con Jesús, soltar amarras, no mirar para atrás como lo hiciera la mujer de Lot, arriesgarse en la travesía, y fiarse plenamente en él. Navegar con Jesús es cuestión de fe. Es que teniendo a Jesús, como compañero de viaje, no hay que tener temor ante ninguna tormenta.
Hoy que vivimos en una situación económica difícil, que ya la tercera edad comienza ¿? a hacer de las suyas, que la situación política es delicada, que parece que el barco se hunde ( está el caso Zelaya y sus posibles repercuciones regionales y la indebida intervención de algunos en los asuntos hondureños ) y cunde el pánico, la fe esperanza, confianza - valentía en Jesucristo, es la que nos da la fuerza para resistir, seguir hacia adelante, hacer cosas extraordinarias y con la seguridad de que todo pasa y Dios no se muda. La paciencia todo lo alcanza.
Señor, contra el miedo, voy hacia delante confiando en tu Voluntad y no en la mía. Jesús, en Ti, confío.
Fuentes.
1. GRACIA, Antonio A los Pies del Maestro. Sálvanos, que nos hundimos. Pág. 559. San Pablo.
2. Pan Diario de la Palabra. Junio 2009. No. 188. Pág. 100
3. SEVE, André. El Evangelio del día. La fe-valentía. San Pablo. Pág. 160

lunes, 29 de junio de 2009

Las enseñanzas de Pedro y Pablo

Lo primero que nos enseñan es que ambos tuvieron debilidades y amando a Cristo lucharon siempre contra ellas y se conviertieron en pilares de la Iglesia, en ejemplos de Fe.
Pedro y Pablo con su entrega a Cristo dieron su sangre y con ésta fecundaron la Iglesia.
Pido a Dios que la Iglesia se mantenga fiel a las enseñanzas de estos Apóstoles, Pedro y Pablo, de quienes recibió el primer anuncio de fe.
Pedro y Pablo eran de carácter fuerte. Distintos pero unidos en la misión. Pablo fue apóstol de los gentiles y Pedro de los judíos. Ambos de distintos dones y una misma misión.
La liberación conduce a la fe.
Pedro es liberado de la cárcel para seguir a Jesucristo. El dice: ¨Ahora si estoy seguro de que el Señor envió a su ángel para librarme de las manos de Herodes y de todo cuanto el pueblo judío esperaba que me hicieran¨( He 12, 1-11).
Dios lo liberó de sus culpas, de sus miedos, de sus debilidades - las aceptó - para con ellas seguir el camino de cumplir la misión que le será encomendada por Cristo.
La grandeza de estos Apóstoles - Pedro y Pablo - es que ambos se sobrepusieron por encima de sus debilidades y siguieron a Jesucristo.
Pedró negó tres veces a Jesús.
Pablo lo persiguió y fue testigo y cómplice del martirio de Esteban.
Pablo abraza la fe de Cristo después del encuentro en Damasco. Luego, lucha bien en el combate hasta la meta, preservando en la fe ( 2Tm 4, 6-8, 17-18).
Pedro le dice al Maestro: ¨Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo¨( Mt 18, 13-19 ).
Y Jesús le dice: ¨Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos. Y yo te digo a ti que tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella.Yo te daré las llaves del Reino de los cielos, todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo¨.
Nuestras debilidades que no sean obstáculos para cultivar día a día nuestra fe en Dios, en Jesucristo y en el Espíritu Santo y para predicar el Evangelio como lo hicieron Pedro y Pablo, que ayer, hoy y siempre serán Santos, pilares de la Iglesia y de la Fe.