jueves, 28 de enero de 2016

Puebla y su trascendencia

“El es plenitud de todo ser. Sólo en Cristo el hombre encuentra su alegría perfecta” (Doc. de Puebla 1310).
Leyendo en días recientes la biografía del gran y versátil artista maracucho Raúl Vale Castilla, me enteré que su señora madre, Doña Elvira Castilla viuda de Nicolás Vale Quintero – empresario pionero de la radio y la tv zulianos, con Ondas del Lago – nació en la villa de Puebla de los Ángeles en México.
En esa villa, a los 10 años de Medellín, se celebró la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano.
No voy a entrar a hacer un examen exhaustivo del documento que contiene las conclusiones de ese gran evento de la Iglesia de esta región del planeta, por lo extenso. Cuyo tema central fue: “la evangelización de América Latina”, que sigue siendo de inmensa necesidad, no sólo en este Continente, sino para el mundo actual, del cual, obviamente, no escapa Venezuela y su situación de “crisis catastrófica”, que tiene por causa el abandono de valores, entre ellos, los cristianos, los que informan en buena medida a Occidente.
En Puebla la Iglesia ratificó su compromiso u opción preferencial por los pobres y por los jóvenes. 5 partes conforman el contenido de ese documento, de vigencia, de trascendencia para estos momentos donde las desigualdades e injusticias, en lo socio-económico, son hirientes. Un mundo, donde 62 hombres tienen una fortuna superior a los recursos de más del 60% de la población más pobre de la población mundial, no puede andar lejos de conflictos, guerras, confrontaciones, y si lejos de la justicia y de la paz (PENDULO, Rafael Poleo. Auge y caída de la revolución chavista. Revista Zeta No. 2034. Viernes 22-1-16).
¿La dignidad del hombre se respeta cuando se le debilitan o destruyen sus valores? ¿Se le aprecia en su naturaleza vital con sistemas económicos carentes de humanismo, con dependencia, corrupción, afán de dinero desmedido, etc.? Las respuestas quedan en manos del lector.
¿La venta de armas sin control, sin respeto a la vida, para obtener fabulosas ganancias, es dinero ensangrentado que ingresan en las arcas de los sin conciencia, sin ética, sin moral, alejados de Dios y, por supuesto, con corazones de piedra? Responde.
Puebla te va dando la pauta, el camino a seguir, de allí su actualidad.           
Nada o poco está importando la vida; el sufrimiento de niños; la indiferencia ante ancianos abandonados; no se respeta la libertad, la justicia, de pueblos que sufren, que son destruidos para asaltarlos en sus riquezas y patrimonio, con tal de lograr “los ídolos de nuestro tiempo” que esclavizan. Se pretende ¿? Imponer regímenes de seguridad capaces de cometer crímenes horrendos.
¿Desde Puebla hasta el presente ha cambiado América Latina? En ese momento se afirmaba que era evidente y alarmante el retroceso de esta región. ¿Se ha avanzado?
Si respondemos por Venezuela, ha ocurrido un Gran Saqueo (léase el libro El Gran Saqueo de Carlos Tablante y Marcos Tarre, con prólogo de Pompeyo Márquez, que en marzo cumple 94 años) y el retroceso social y económico, con sus desigualdades inmorales, es más que sabido ¿Quiénes, además del gobierno “revolucionario” han efectuado ese saqueo, a nivel nacional e internacional? (Ver El Gran Saqueo realizado por España contra Venezuela. ENP 20-1-16).
¿Dónde han quedado los “constructores de sociedades”?
Invoquemos al Espíritu Santo para que nos dé discernimiento religioso, político, filosófico, etc., para que seamos capaces de ver tras las tinieblas, la realidad y la verdad de todo cuanto sucede.
Puebla habla de diálogo. ¿Está vigente? Pero ¿qué tipo de diálogo? ¿diálogo sólo nacional? ¿diálogo internacional también?
Es una pretendida síntesis de ese documento de Puebla la que he hecho en estas notas. Es trascendente el documento. Debemos leerlo, estudiarlo y aplicar sus conclusiones ¿Sólo los católicos?

miércoles, 20 de enero de 2016

Cita con la Paz

Con el lema “Vence la indiferencia y conquista la paz”, el Santo Papa Francisco, el 1 de enero de 2016, dictó su mensaje acerca de la paz en el mundo actual, atendiendo así a una tradición que iniciara Pablo VI, hace 49 años.
Procedo a hacer un resumen de tan importante mensaje, quizás agregando mi impronta.
A Dios le importa la humanidad y no es indiferente ante sus sufrimientos, por eso la acompaña siempre. Nos invita a todos a trabajar por la justicia y por la paz.
La paz es un don de Dios para llevarlo a la práctica. Estamos obligados a ser sus constructores. La guerra y los actos terroristas no pueden hacer que perdamos la esperanza.  No a la resignación. No a la indiferencia.
Que el 2016 sea el año del respeto permanente a la dignidad de todo hombre y de toda mujer en el planeta. Es año de Misericordia, tanto espiritual como corporal o material. Es año para que cada día practiquemos o, mejor, hagamos una obra de misericordia para que tengamos un mundo mejor.
Es un año para el diálogo mundial permanente como hecho normal y consuetudinario. Que ningún problema le sea ajeno. La solidaridad y el respeto mutuo deben encabezar su agenda.
2016 para “perdonar y dar”, de abrirse a la periferia para preocuparse por llevar a cabo el bien común internacional y nacional, venciendo la “globalización de la indiferencia”, para que no haya un falso humanismo y un materialismo práctico, combinados con pensamiento relativista y nihilista.
2016 es el año de la compasión y de la apertura de la conciencia en sentido solidario. Es de un NO a la educación que domestique y de un NO a la corrupción que es un cáncer social.
La Casa Común es prioritaria. No dejemos de tener en mano la encíclica de Francisco Laudato Si.
La conciencia humana sin Dios en el corazón es causa de violencia sin medida. No respeta la vida.
Las políticas económicas deben garantizar el bienestar de todos y de la nación en general.
Las injusticias nefastas por insaciable demanda de recursos naturales han de ceder para dar paso a la seguridad y a la paz social. La conversión del corazón de ver al prójimo como hermano y no como esclavo, lleva a la responsabilidad con el hermano. Que la sangre de tu hermano no me grite desde el suelo.
Jesús enseña a ser misericordiosos con los hermanos. La misericordia es el corazón de Dios. Dios es amor.
Que en este año 2016 proliferen los oasis de misericordia en donde hayan cristianos. Que el programa sea: amor, compasión, misericordia y solidaridad.
Que todo lugar sea de apertura al otro y a lo trascendente mediante la educación en las familias y en los educadores (Maestros, medios culturales, familia, medios de comunicación social, periodistas, fotógrafos, defensores de las derechos humanos, misioneros, sacerdotes, etc.).
Acoger a los emigrantes y refugiados. Ayudar a los enfermos, cuidar a los niños y ancianos.
Siempre al servicio de la verdad y no de intereses particulares. Apego a lo jurídico y a la moralidad lícita.
Mejorar las condiciones carcelarias. Hacerlas más humanas.
Crear fuentes infinitas de trabajo digno. Mensaje especial para los Estados.
Evitar guerras y conflictos que arrastren a pueblos.
Pidamos a la Virgen María interceda ante su Hijo por la justicia y la paz en el mundo. Oremos.

lunes, 7 de diciembre de 2015

Tomando la realidad actual; reflexiones en torno a la Octogésima Adveniens

(Dedicado al peregrino de la paz y apóstol de la esperanza el Papa Francisco)
Pablo Vi publicó la Carta Apostólica Octogésima Adveniens el 14 de mayo de 1971, con ocasión de los 80 años de haber entrado en vigencia la encíclica Rerum Novarum. Se la dirigió al Cardenal Mauricio Roy, que presidía un Pontificio Laical, génesis de la Comisión de Justicia y Paz.
Leyéndola, en concordancia con la realidad mundial y nacional, vemos que hay que dar respuestas a un mundo de cambio. ¿Cuáles serían esas respuestas? Sin duda, que aunque las realidades pueden ser iguales o parecidas difícilmente se pueda dar una solución universal. Las soluciones dependerán de cada circunstancia nacional – dentro de ésta hay diferencias entre las regiones -, obviamente, las de otros países responderán a sus condiciones sociales, económicas, culturales y religiosas. De plano, rechazo un mundo unidimensional u homogeneizado que dé al traste principalmente con las culturas de los pueblos.
El esfuerzo de las soluciones si debe ser de unidad de todos por lograrlas para un mundo de justicia y de paz.
Han crecido los cordones de miseria al lado de “megalópolis” (urbanizaciones), donde el despilfarro y el consumismo es una afrenta permanente para el proletariado que forman esos cordones. Paz con estas condiciones es casi imposible de lograr. Son las consecuencias de las desigualdades sociales, de la desequilibrada distribución de la riqueza y de carencia de vida fraterna que podría lograrse con centros culturales, espirituales, recreativos, lugares para encuentros comunitarios, que eviten el aislamiento y la indiferencia social.
Esos centros, especialmente los deportivos, podrían ser proclives al diálogo y encuentro permanentes entre jóvenes y generaciones adultas. La discriminación ha de ser erradicada en contra de jóvenes, mujeres, ancianos, minusválidos, etc. Esos centros, el arte, los talleres, conferencias, y otros similares, llevan al encuentro, a mirar al otro y no tenerle miedo. Llevan a la construcción de la justicia, de la paz, de la fe y de la esperanza de un mundo más humano.
La imaginación de las clases pudientes debe estar dirigida a crear numerosas fuentes de trabajo. A enseñar el valor de la economía y a rechazar el delito económico, ese que realiza el intermediario al aumentar arbitrariamente los precios de los productos. Se hace necesario consagrar el delito económico en las constituciones y leyes penales.
Los medios de comunicación social públicos y privados deben estar dirigidos a crear una cultura para la vida y no para fomentar el odio, el resentimiento o para la ganancia exclusiva, si son privados.  La verdad de las informaciones es sagrada. El ejemplo debe partir primero de los gobiernos en el uso de los medios que, además de respetar la verdad de la información, lo haga también con la dignidad personal de quien disienta.
Cultura por un sistema libre de contaminación. Velar por ciudades limpias, arborizadas, oasis de arte, de creación y de humanidad.
Enseñar que los conflictos se solucionan dialogando. E invertir más en educación que en armamentos.
Todo cristiano tiene el compromiso de intervenir en política al servicio de los demás; pero Pablo VI advierte que una misma fe cristiana puede conducir a compromisos diferentes. Tener conciencia de la solidez del cristianismo ante las ideologías.