martes, 14 de enero de 2014

Francisco aborda la realidad mundial

La Exhortación Apostólica Evangelli Gaudium, de Francisco, aborda, de manera asequible a todos, la realidad que vive el planeta.
Parte, diciendo, que con alegría evangélica, se requiere de una nueva etapa evangelizadora. Llevar a Cristo a todos los rincones del globo terráqueo. Nada de individualismo, que, a la postre, es tristeza, vacío espiritual y otras lindeces que no vale la pena mencionar.
Si de algo debemos sentirnos comprometidos, es el aprender de Dios que no se cansa de perdonar.
La fe en Cristo despierta la alegría en todo ser humano que lo acepte abriendo su corazón para recibirle. Cambia, se transforma, para bien y para hacer el bien que, siempre, vence al mal.
Si la riqueza generara la alegría con solo tenerla, no existirían ricos amargados, llenos de codicia y avaricia, capaces de todo, menos de ser alegres, de ser felices y de llevar alegría a los demás. Yo he visto a muchos pobres reír, como los he visto llorar; pero nunca a un hombre de fe en Cristo, de fe profunda, de entrega a él, lo he visto triste. La felicidad le embarga, no obstante, las dificultades, que, con pies en la tierra, no podemos ignorar.
El hombre de fe no se aísla, busca servir. Sabe que el servicio es un privilegio para el verdadero cristiano, condición sine qua non del liderazgo cristiano.
Jesucristo vino a servir y no a ser servido. Tenía clara su misión desde el momento de su bautismo por Juan el bautista.
¿Cuál es el reto del cristiano de hoy, en este mundo convulsionado de la actualidad?
Anunciar, sin miedo, a todos, el Evangelio.
Francisco, nuestro santo Papa, quiere una Iglesia que crezca por atracción y no por imposición. Que sea, como lo ha sido en su existencia, misionera. Propone una saludable descentralización de ella, de Roma. Que no todas las decisiones dependan de El Vaticano.
Me propongo ir abordando en sucesivas entregas la Evangelii Gaudium, agregando posiblemente mis personales impresiones sobre este documento de fácil lectura con toda y su larga extensión textual.

lunes, 6 de enero de 2014

Diálogo sincero entre gobierno y oposición

He terminado de leer, con sumo detenimiento, la biografía que, María Teresa Romero, escribiera, dedicada a un insigne venezolano que falleciera el 11 de marzo del año recientemente finalizado.
Como quiera que, en el país, el Presidente Nicolás Maduro ha planteado y puesto en marcha diálogo entre su gobierno y la oposición, conviene destacar algunas cosas que, al final de esa biografía, se deben leer y meditar.
Planteaba Simón Alberto Consalvi, el biografiado, al asumir la responsabilidad de asistir al programa televisivo de José Vicente Rangel, que era urgente el diálogo sincero entre gobierno y oposición porque su ausencia podría profundizar los problemas del País.
Sostenía, además, que “las posiciones son antagónicas e inflexibles, pero estoy convencido de que hay áreas de entendimiento posible”, afirmando que se podía “propiciar un debate serio sobre la instauración de un modelo socialista en Venezuela, porque, en su opinión, el socialismo tiene sus bondades, pero solo si es democrático y respeta la pluralidad”. “Hay una línea intransigente del Gobierno para la creación del socialismo del siglo XXI, sin reparar que el socialismo no divide sino que puede unir si es democrático”.
Consalvi, con su estilo moderado característico, destacaba que en medio de fuertes contiendas políticas fue capaz de reunirse con Fidel Castro, Anastasio Somoza y hasta con el propio diablo.
Abogaba por un “diálogo franco” pero le expresaba al Gobierno que no podía seguir descalificando a sus interlocutores, siendo cautivo del pasado, continuar machacando que la oposición es golpista porque buena parte de nuestra oposición es democrática y está dispuesta a debatir, incluso, reformas socialistas profundas, pero “siempre que sean democráticamente debatidas y adoptadas mediante consenso, respetando el pluralismo que siempre ha existido en nuestro país y que siempre existirá”.
Importante es elevar a la conciencia de opositores y oficialistas que al fallecer este hombre valioso, político culto, sucedió, un hecho que nunca en 14 años de régimen chavista había sucedido; que los diputados oficialistas y opositores se pusieron de acuerdo en la Asamblea Nacional para rendirle homenaje a un connotado político de la “IV República”. El periodista Earle Herrera del PSUV manifestó el pesar revolucionario diciendo: “Independientemente de las distancias políticas, la nobleza y la gallardía revolucionaria nos lleva a hacer un reconocimiento a quien formó parte de una pléyade de escritores y periodistas del siglo XX y XXI venidos de distintas corrientes del pensamiento. Plumas que le dieron brillantez a la prensa venezolana. Allí brilló la pluma de Simón Alberto Consalvi”.
El legado de la obra de SAC es trascendente e invita a la oposición y al gobierno, en momentos de graves dificultades, a seguirle por la paz y el bienestar de todos. En sus manos está el destino de Venezuela.

martes, 3 de diciembre de 2013

Mensaje de Navidad

El Mensaje de Jesús es luz en medio de las tinieblas, que ilumina con el esplendor de verdades celestiales un mundo obscurecido por trágicos errores, que infunde alegría exuberante, y confiado a una humanidad angustiada por profunda y amarga tristeza.
Mensaje que anuncia y proclama una consoladora realidad presente; la realidad de un mensaje vivo, y vivificante: la realidad de la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo (Jn 1, 9) y que no conoce ocaso. Es palabra de vida eterna, capaz de resolver los problemas más atormentadores, que no pueden ser resueltos con criterios o medios efímeros y puramente humanos.
La Iglesia no pretende tomar partido por una u otra forma particular y concreta con que los pueblos y Estados tienden a resolver los gigantescos problemas de orden interior y de colaboración internacional, siempre que respeten la ley divina… pero por otra parte la Iglesia no puede ser sorda ante el grito angustioso y filial de todas las clases de la humanidad… hacerles llegar todo el alivio y el socorro que esté a su alcance.
Las relaciones internacionales y el orden interno están íntimamente unidos, porque el equilibrio y la armonía entre las naciones dependen del equilibrio interno y de la madurez interior de cada uno de los Estados en el campo material, social e intelectual. Ni es posible realizar un sólido e imperturbable frente de paz en el exterior sin un frente de paz en el interior, que inspire confianza.
La convivencia social requiere de dos elementos primordiales: 1. La convivencia en el orden y 2. La convivencia en la tranquilidad.
En el ámbito del orden, el desconocer a la persona y a su propia vida, tarde o temprano, la doctrina que lo haga, seguirá un falso camino.
Las actividades, entre ellas, la económica, han de estar impregnadas y sancionadas por el pensamiento religioso. En armonía, en la que la diferencia funcional de los hombres consigue su derecho y tienen adecuada expresión; caso contrario, se deprime el trabajo y se rebaja el obrero.
Los legisladores han de abstenerse de seguir peligrosas teorías y prácticas, dañosas para la comunidad y para su cohesión. Por ejemplo, el positivismo jurídico, que atribuye una engañosa majestad a la promulgación de leyes puramente humanas y abren una funesta separación entre la ley y la moralidad; aquellas teorías que consideran al Estado o a la clase que lo representa como una entidad absoluta y suprema, exenta de control y de crítica, incluso cuando sus postulados desembocan y tropiezan en la abierta negación de valores esenciales de la conciencia humana y cristiana.
El derecho allana el camino al amor, el amor suaviza el derecho y lo sublima. Hace posible una fraterna convivencia. En cambio, el dominio de ideas materialistas, una sociedad apóstata de Dios, le presagia catástrofes.
Otro elemento fundamental de la paz, es la tranquilidad. Más para un cristiano consciente de su responsabilidad, aun para con el más pequeño de sus hermanos, no existen ni la tranquilidad indolente ni la huida, sino la lucha, el trabajo frente a toda inacción y deserción en la gran contienda espiritual, en la que está puesta en peligro la construcción, aun el alma misma de la sociedad futura.
Para todos: es vano agitarse, fatigarse y afanarse, sin apoyarse en Dios y en su luz eterna.
La esclavitud económica es inconciliable con los derechos de los obreros. Que esta esclavitud se derive del predominio del capital privado o del poder del Estado que lo domina todo y regula toda la vida pública y privada, el efecto no cambia. Esta falta de libertad puede tener consecuencias muy graves, como lo manifiesta la experiencia.
No lamentos, acción es la consigna de la hora, no lamentos de lo que es o fue, sino reconstrucción de lo que surgirá.
Que brille la estrella de Belén sobre toda la humanidad, con augurio de un porvenir mejor; que brille la estrella de Belén para que la dignidad y derechos de la persona humana sean respetados; que brille la estrella de Belén para que haya unidad social, en especial, en la familia; que brille la estrella de Belén para que sea respetada la dignidad del trabajo; que brille la estrella de Belén para que haya reintegración del ordenamiento jurídico, fundado en el supremo dominio de Dios y de una conciencia defendida de toda arbitrariedad humana; que brille la estrella de Belén para que exista una concepción del Estado según el espíritu cristiano.
Es un Mensaje de Navidad para todos los pueblos de la tierra. Es tomado del Radio Mensaje de Navidad de 1942, en plena Segunda Guerra Mundial, del Papa Pío XII, de vigencia para el mundo de hoy.