lunes, 19 de septiembre de 2011

En estos tiempos de cambio

“El que más ama está más cerca de Dios”.
Ante las andanzas de esta maravilla, que es obra de Dios, el ser humano, quizás sean convenientes algunas recomendaciones para asumir el reto de vivir estos tiempos. Las expongo a continuación:
1.- Tener siempre presente: Para Dios nada es imposible.
2.- Dejarse amar por Dios y sentirse amado por Él. Amar a Dios por encima de todas las cosas.
3.- Dar la vida por amor. Lo hizo Jesucristo al amar, hasta el extremo de dar su vida por todos, pecadores, sin ser Él pecador.
4.- Confiar en la infinita misericordia de Dios.
5.- Tener fe, creerle a Dios y entregarse a su Voluntad.
6.- Como al Señor nada le es imposible, Él sabe lo que somos porque nos conoce (Leer pausadamente, meditándolo, el Salmo 139).
7.- Dedicarse al trabajo o al servicio, o a la labor evangelizadora, con amor.
8.- Nunca sentirse derrotado. Levantarse siempre de las caídas.
9.- Estar dispuesto a emprender una obra, desarrollar una idea o un proyecto. No detenerse ante las dificultades.
10.- Transformar lo negativo en positivo.
11.- Ver a Dios en cada semejante.
12.- Creer en uno mismo. Tener confianza en los recursos de uno mismo.
13.- Necesitar de todos y aprender de ellos.
14.- Llenarse del Espíritu Santo.
15.- Tener presente que los caminos de Dios solo Él los conoce.
16.- Amar al prójimo como a si mismo.
17.- Saber perdonar a los demás y perdonarse a si mismo (Sanar las heridas).
18.- Hacer silencio varias veces al día para orar. Oración que es de contemplación interior y de hablar con Jesucristo. Escucharle y poner en práctica lo escuchado.
19.- Orar sin cesar. Hacer plegarias, suplicas, rezos, rosarios, y no dejar de asistir a la Santa Eucaristía dominical, si lo puedes hacer con más frecuencia, mejor. Leer, estudiar, la Sagrada Biblia.
20.- Mirar siempre con el corazón. Luchar por tener uno de carne y no de piedra.
21.- Interesarse por la suerte de los demás. Ser caritativo y solidario.
22.- El amor salva.
23.- Dialogar. El diálogo se nutre del silencio ante la conversación del interlocutor. El silencio permite no interrumpir esa conversación. Se logra aprender al escuchar.
Son algunas recomendaciones que he querido llevar a todos, luego de haber tenido, durante los días 9 al 11 de septiembre, un retiro espiritual en El Jabón, donde la Congregación de las Hermanitas de los Pobres de Maiquetía; retiro que fuera organizado por la Familia Chevalier de los Misioneros del Sagrado Corazón.
Recomiendo, también, conocer Jabón, estado Lara. Es un pedacito de cielo. ¡Que belleza! ¡Que linda es Venezuela!

sábado, 10 de septiembre de 2011

La beatificación del Padre Julio Chevalier

“Cuando uno ama y se siente amado, todo se hace nuevo” Padre Julio Chevalier.
El 2 de septiembre del presente año, la Sagrada Congregación para la Causa de los Santos, dio el “Nihil Obstat” para la Beatificación y Canonización del “Siervo de Dios” Padre Julio Chevalier.
Nació en Turena (Francia), el 15 de marzo de 1824 y murió el 21 de octubre de 1907. El Padre Chevalier tuvo una infancia muy pobre. Le tocó vivir momentos de revolución y de guerras napoleónicas. La miseria en el campo era muy grande. La enseñanza escasa y la fe débil. Sus padres fueron Juan Carlos Chevalier y Luisa Orly, personas muy humildes.
Debido a la precariedad económica, la familia se trasladó a Vatan, cerca de Issoudun, consiguiendo, su padre, un trabajo de guardabosque en una finca.
Al joven Julio Chevalier le resultaba difícil poder estudiar e incluso para hacerlo realizaba trabajos de aprendiz de zapatería. Ingresó al seminario porque el propietario de la finca le garantizó su ingreso.
Desde niño se sintió atraído por servirle a Dios. Influyó en él, su amor a la Virgen María, a la que siempre honró.
Siendo niño lloraba mucho y esto produjo roces del padre con su madre, quien desesperada le llevó al pie de la Virgen, dejando de llorar, pero quedando, desde entonces, bajo la protección de la Madre de Cristo.
El ingreso al seminario fue a la edad de 17 años. Un poco tardío, si se quiere.
Por cierto, estando en el seminario salió de excursión, con unos compañeros de estudios, por una montaña, donde había un precipicio de 40 metros de profundidad. Todos rodaron. Unos se arreguindaron de unos arbustos, otros de unas piedras y Chevalier rodó todos esos metros. Lo consideraron muerto. Y cuando lo velaban, despertó, produciendo en los presentes tremendo susto. Indudablemente que Dios lo quería para que le sirviera.
El es ordenado sacerdote en un ambiente de fe casi desaparecida y de “sacerdotes pequeños”, muy pobres pero abnegados, como el Cura de Ars. Ellos luchaban por levantar la fe en Cristo pero no lo lograban, quizás por el método que utilizaban para evangelizar, un grito: “Conviértanse si no quieren experimentar la cólera de Dios”. El nuevo sacerdote Chevalier cambia el método y le dice a su pueblo, abatido social y religiosamente, “Dios les ama”.
Un profesor en el seminario da un curso sobre el Sagrado Corazón, quedando impactado. “He aquí el medio… el Sagrado Corazón”, con el que va a levantar la religiosidad de su pueblo.
Hay que destacar que entre los males que incidían en contra del amor a Cristo estaba el Jansenismo que Pío IX combate.
¿En qué consistía el Jansenismo?
En la práctica de los sacramentos en general, y de la Penitencia y la Eucaristía en particular, con una visión contraria al espíritu de la Iglesia después del Concilio de Trento. Era frecuente que en los territorios de influencia jansenista, los fieles católicos recibieran raramente la comunión. Y la superación del Jansenismo, es la extensión a toda la Iglesia de la devoción del Sagrado Corazón de Jesús.
En ese contexto religioso propiciado por el Papa Pío IX, funda el Padre Chevalier la Congregación de los Misioneros del Sagrado Corazón, precisamente, el 8 de diciembre de 1854, día de la proclamación del Dogma de la Inmaculada Concepción.
Para el Padre Chevalier sin amor no hay vida. Del Corazón de Jesús va a surgir un mundo nuevo, porque cuando uno ama y se siente amado, todo se hace nuevo, se ve todo bajo una nueva luz y se encuentran caminos nuevos.
En Venezuela esa Congregación ha realizado y realiza una obra misionera expresada en la construcción de numerosas Iglesias y en la evangelización de barrios donde muchos no se atreven a entrar.
La Beatificación y Canonización del Padre Julio Chevalier seguirá su curso, y el Nihil Obstat ha llenado de alegría a quienes le siguen en distintas partes del mundo, donde la Congregación MSC tiene presencia y mucho más allá. En la Parroquia de la Urb. Las Lomas Iglesia Santísimo Sacramento, construida por la acción de vecinos y de la Congregación, el Grupo Misionero Padre Chevalier experimentó y experimenta esa alegría, esperando su pronta Beatificación.

lunes, 5 de septiembre de 2011

La Nueva Evangelización

“Es preciso que anuncie también el reino de Dios en otras ciudades porque para eso he sido enviado” (Lc 4, 43).
El 8 de diciembre de 1975, Pablo VI publicó la Exhortación Apostólica Evangelii nuntiandi, a los 10 años de la conclusión del Concilio Vaticano II y como fruto de la III asamblea general del sínodo de los obispos (1974). Se centró en el tema de la evangelización.
Es una Exhortación que ofrece ideas concretas de acción pastoral, siendo un alimento para atender la labor misionera de la Iglesia, es decir, a su naturaleza.
Al tocar el tema de la evangelización para el mundo contemporáneo, enfatiza en los métodos a seguir para hacerla eficaz.
Jesucristo fue el primero y el más grande evangelizador, porque fue capaz de dar su vida por nuestra salvación. Él tenía sus modos de evangelizar. Lo hacía hablando en parábolas para enseñar, que fundaba en imágenes tomadas de la vida campesina de su tiempo y en sanar, hacer milagros, y atender al hombre concreto, principalmente a los pobres, a los que sufren, integralmente.
La evangelización implica el hacer preguntas tales como, ¿Está siendo eficaz la que se está haciendo? ¿Está llegando al corazón del hombre?
¿Qué es evangelizar?
Transformar a cada hombre en el mundo a través del bautismo y de la vida según el evangelio. Una definición, que atiende a la actividad eclesial en su totalidad, es esta: “Es anuncio de Cristo a aquellos que lo ignoran, de predicación, de catequesis, de bautismo y de administración de los otros sacramentos” (EN 17, 21- 48ss).
Evangelizar atiende al mandato de Cristo cuando dijera a sus discípulos: “Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo les he mandado” (Mt 28, 19 – 20).
Por supuesto que, evangelizar es adaptar el Evangelio, su mensaje implícito, a las circunstancias actuales, a los distintos escenarios, familiar, vida comunitaria en sociedad, vida internacional, paz, justicia, desarrollo, liberación… porque, no puede perderse de vista que la evangelización debe procurar el logro de la promoción humana. No hacerlo constituiría la negación del amor al prójimo, del amor a Dios, sería dejar a un lado la doctrina del Evangelio.
Los cristianos tenemos el deber de orar por los misioneros y darles el apoyo material; pero esto no basta, también tenemos el deber de contribuir a la difusión del Reino de Dios en el mundo, según los modos y vocación propios, estudiando, analizando e internalizando tanto la Exhortación citada, como la del dicasterio ad hoc que, recién, se aprobara para la creación del Consejo Pontificio para la nueva evangelización y la publicación de la Exhortación Apostólica postsinodal Verbum Domini, para el siglo XXI, la que propone Benedicto XVI, con sus nuevos o viejos escenarios, y que tendrá un acto sinodal en octubre de 2012.