sábado, 2 de julio de 2011

Salir de la esclavitud

“Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al padre, sino por mi” (Jn 14, 6)

He leído un libro cuyo autor es Gary North y, conjuntamente, parte de la catequesis del Santo Papa, Benedicto XVI, del junio próximo pasado, que, afirma: “donde Dios desaparece, el hombre cae en esclavitud”.

El libro se titula “La liberación del planeta tierra, el hombre reformado”. En este, de entrada, se sostiene que es imposible preservar la libertad bajo una economía que es manejada por el estado y que “no se puede luchar contra algo con nada” (Se dice así en política).

Leer ambos trabajos de actualidad, me lleva a pensar que se propone en los mismos.

La respuesta no se hace esperar: la liberación de la esclavitud.

¿Cual esclavitud? la de la idolatría.

Dice nuestro admirado Santo Papa que hace 3000 años (Siglo IX A.C.), Israel, inclinado ante la idolatría, fue precisado por el profeta Elías, con una interrogante que implicaba una respuesta-decisión, ¿Con quién estas tú, con Dios o con Baal? Ese pueblo decidió irse, por Baal, entiéndase bien, por la esclavitud.

¿Quién libera de esa esclavitud? ¿Quién es ese ídolo?

Para ser categórico, el amor por el poder, el amor por el dinero... y por tantas cosas fáciles que destruyen. Si algo esta matando a muchos es la falta de resistencia ante lo difícil. La falta de lucha.

¿Quién libera?

Dios. Que nos envió a Jesucristo para liberar al hombre de la cautividad del pecado. En este esta implícito el castigo.

¿Cuál es ese Dios?

North nos los dice: el mismo Dios que envió a Jesucristo para que, al inicio de su ministerio público, dijera a sus discípulos, que, el espíritu del Señor se posó sobre el para pregonar la libertad a los cautivos (Fil 4, 18-19). “Es el mismo Dios que liberó a su gente de la esclavitud de Egipto y de la esclavitud medo-persa. Es el Dios que levantó a José de una prisión egipcia para llegar a ser el segundo en comando en Egipto, el Dios que levantó a Daniel de la fosa de los leones para llegar a ser (otra vez) consejero principal del imperio medo-persa. Es el mismo Dios que levantó a Jesús de la muerte”.

Benedicto XVI da una solución para salir de esa cárcel llamada idolatría: “que ante el absoluto, Dios, el creyente debe responder con un amor absoluto, total, que compromete toda su vida, sus fuerzas y su corazón”.

Termino estas notas, diciendo con North, que se sale de esa servidumbre de los regímenes totalitarios - hoy, como ayer remoto - por “la regeneración, por la gracia por medio de la fe en Jesucristo”, siguiendo al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Jesucristo ganó autoridad por su muerte y resurrección, su triunfo sobre Satanás y el pecado. Leamos la Biblia que contiene un programa positivo: el cristianismo. El único capaz de liberar y salvar a la humanidad.

lunes, 27 de junio de 2011

Ahora que se ha venido hablando de viejos...

Cuando Dios eligió a Abram, este tenía 75 años de edad (Gen 12, 1-9).

Abram tuvo fe. Le creyó a Dios. Por esa fe, Dios lo tuvo por justo.
Abram no le puso condiciones al Señor y actuó, al aceptar la promesa de Dios, con entusiasmo juvenil. Dijo: no se donde queda esa tierra... pero pa`lante.

Tener fe es tener siempre esperanza. Es confiar en lo que no se ha visto.

Si algo hace siempre joven a una persona, aun cuando su cuerpo se arrugue, es tener formación religiosa, ética y moral.

En esto de las arrugas hay quien afirma que lo único que no se arruga es el corazón.

Yo difiero de aquello de que solo el viejo puede tener tiempo para la soledad y el silencio para orar. Podrá ser más proclive a ello, pero el joven también puede lograrlo. Debe hacerlo. Hoy mas que ayer y entre más sean sus responsabilidades, mayor es la obligación de hacerlo.

Orar es conversar con Dios y con uno mismo. Es comunicación trascendente que permite ver con claridad más allá de la cotidianidad y de las tinieblas de los sucesos que, van, no pocas veces, contra la vida, la dignidad y el decoro. Para decirlo de otra manera, contra Dios.

La esperanza y la ilusión se afianzan con la oración.

Cuando se es cristiano, cuando hemos aceptado a Cristo en nuestras vidas, se será siempre joven. Yo les garantizo que Juan Pablo II dejó este mundo sin dejar de ser joven. Benedicto XVI demuestra lozanía y verdor porque esta conectado permanentemente con las aguas que vienen de Dios en nombre de Jesucristo.

Que hay jóvenes viejos y viejos jóvenes, no tengo dudas. Ambos casos son lamentables, donde quiera que aparezcan, sea en la política, en la familia, en la sociedad entera.

¿Y por que existen estos casos? Porque no miran a través de la oración, de la calma, del sosiego y de la meditación, o de la reflexión, ni el presente ni el futuro.

Como católico convencido y comprometido la vida tiene sentido y es inmensamente rica. El manantial del cristianismo es inagotable en riqueza. No hay nada más hermoso. Es una veta que no se agota.

El católico convencido y comprometido vive la vida, el hoy, plenamente, no obstante, las dificultades y problemas de la sociedad mundial, de la que no escapa, la Venezuela actual y donde pareciera que son mas graves que en otras latitudes, y donde la voluntad política es débil en eso de contribuir al bienestar ciudadano.

El católico no se angustia por el mañana. Confía en la providencia divina pero rechaza la holgazanería.

A un viejo se le escapa la posibilidad de ser joven permanente, con energía, si no trabaja, si no tiene una ilusión o un proyecto. Si no se reconcilia consigo mismo y se mantiene lamentándose por lo que pudo haber sido y no fue.

La vejez es disminución física, nadie puede negarlo, pero no es limitante. Ejemplos hay y muchos. Ya expuse dos.

Y vuelvo con la oración. La oscuridad de la vida la alumbra la oración.

Hay que cultivar la amistad. Interesándose por los demás y no que los demás lo hagan por uno.

Darle gracias a Dios por todo, por lo que se tiene y por lo que no se tiene.

Dar gracias a Dios cada vez que se tenga un encuentro con jóvenes que son una generación con otras maneras de ver al mundo.

Aprender algo nuevo cada día.

No perder el glamour y por ende andar arreglado todos los días.

No perder el interés por las cosas y por encima de todo amar a Dios, al prójimo como a si mismo y no rendirse jamás.

Así no se será viejo nunca.

domingo, 19 de junio de 2011

La más eficaz comunicación

“¿Y quién podrá hacerles daño, si se esfuerzan en hacer el bien?”

Que importante es el silencio para la contemplación y la oración. Supone, ese silencio, el estar en soledad.

La soledad es necesaria, en algunos momentos en el día, para que nadie obstaculice el silencio, para que como creyentes católicos, podamos conversar libremente con Dios, porque, eso es, precisamente, la oración: conversación con el Padre que esta en el cielo.

Al estar en silencio, podemos contemplarnos por dentro para que confiemos al Señor lo que somos. Es importante la confesión o reconciliación con Dios y ha de hacerse por lo menos una vez al año.

Esa soledad, ese silencio, esa contemplación, nos debe mover a tener espacios a diario para orar. Lo mismo que para rezar, hacer la liturgia de las horas, leer la palabra diaria y hacer el rosario.

El silencio es el ambiente que priva en la Iglesia para nuestro encuentro con Dios, principalmente, en la eucaristía.

No son pocos, incluidos los creyentes, los que han obviado el silencio. Incluso, hay quienes huyen de el, que es como evadir sus propias realidades. Prefieren refugiarse en el ruido y la velocidad, o en la violencia de la vida moderna o actual.

Hay quienes se refugian en los distintos medios. Entiéndase Blackberrys, celulares, Iphones, computadoras, Ipads, etc., sin olvidar la TV...

Logran buenas relaciones virtuales. Nadie puede negarlo; ¿pero todas las veces?

No pocas veces se aíslan, llegando a perder o en el mejor de los casos, a debilitar el contacto humano directo, el mas importante de los contactos.

Benedicto XVI, nuestro Santo Papa, siempre atento a la realidad, considera que internet es un fenómeno de amplia y vasta transformación cultural, pero eso si, que sirva como un nuevo modo de aprender y pensar, que permita conocimientos y grandes y nuevas relaciones, construcción de lazos de comunión. No para olvidar o no saber quien es el prójimo, que a eso se expone quien se aísla con el uso adictivo de esos medios.

Con el ruido, la velocidad y esa adicción pierden el ser personas autenticas y reflexivas. Créanlo. El tiempo que se dedique al silencio para la contemplación interior profunda, es aconsejable para una vida espiritual sana, produciéndose así la mas efectiva y eficaz comunicación, la mas hermosa, la que nos hace ser personas autenticas y reflexivas.

Yo pienso que quienes así proceden pueden hacer un mejor uso de los medios prealudidos. Que, demás esta decir, constituyen maravillas de la ciencia y la tecnología. Si predican lo hacen revestidos de responsabilidad, integridad y honestidad para llevar el evangelio de Cristo a todos los confines del planeta. Para anunciar que Jesucristo es Dios hecho hombre, el Salvador del hombre y de la historia. Para no actuar, según nuestro sumo pontífice - que hace uso de esos medios e invita a hacerlo - “en base a la popularidad o la cantidad, sino en base al valor de la verdad. Que sea alimento y no atracción de un momento”.

El evangelio “no puede ser objeto de disfrute artificial, sino de un don que pide una respuesta libre”.

Invito a leer y meditar, en silencio y en soledad, Verdad, Anuncio y Autenticidad de vida en la era digital, de Benedicto XVI, que puedes ubicar en pan diario de la palabra, 212, junio - 2011, paginas 24 y s.s.

Los jóvenes están siendo invitados por el Santo Papa, para una jornada mundial de la juventud en Madrid, donde, con toda seguridad, les invitará - como reiteración - a hacer buen uso de su presencia en el mundo digital.