domingo, 14 de febrero de 2010

¿Es posible el diálogo entre cristianos y marxistas?



Leyendo por internet una entrevista extraje varios textos de sumo interés. Los copio para compartirlos con ustedes: “Lo esencial es la formación del espíritu. Un hombre vale lo que vale su corazón. Hay que formar el carácter, hay que formar hombres fuertes de corazón y de entrega, que estén cercanos al pueblo y al dolor de la gente, porque eso es lo que da la clave de un verdadero sacerdote, de un seguidor de Jesús”.
La entrevista fue realizada a un verdadero sacerdote, llamado Promotor de humanidad. Se trata de José Conrado Rodríguez Alegre, quien se hizo sacerdote en su patria: La Cuba de Fidel Castro.
La entrevista fue llevada a cabo por los periodistas de la Isla, Dagoberto Valdés y Reinaldo Escobar (www.desdecuba.com). Recomiendo su lectura, para que constatemos cómo es la vida en el régimen castrista.
No obstante ser, Rodríguez Alegre, un Promotor de humanidad, por ser cristiano católico ha sufrido desde niño la exclusión del sistema imperante en la patria de Martí.
La exclusión la ha vivido, incluso, cuando quiso estudiar, filosofía, en la Universidad de La Habana. La Iglesia lo envió a España donde la estudió, especializándose en marxismo.
Quiero dejar sentado que condeno la exclusión social donde ésta se haga presente.
Pues bien, a Rodríguez Alegre la revolución no le pagó sus estudios, por considerarlo enemigo.
Me llamó mucho la atención que la tesis del sacerdote cristiano católico entrevistado fue: diálogo posible entre marxistas y cristianos en Cuba a partir de la historia. Diálogo sin excluir a nadie.
Benedicto XVI viene proponiendo ese diálogo entre cristianos católicos con ateos y agnósticos.
Nuestro Sumo Pontífice recuerda a la humanidad del presente, bastante parecida a la que existió cuando la revolución industrial (siglo XVIII), que la injusticia, la exclusión, el hambre, el desempleo, la ruina de pequeñas y medianas empresas, de millones de seres, siempre dan pábulo para que se produzcan saltos revolucionarios, muchos de ellos, como el marxismo, con su manifiesto comunista de 1948, que aún siguen fascinando a muchos seres en el planeta, y que sabemos cuáles fueron sus resultados donde se pusieron en práctica, expresados en más pobreza, más miseria y la que es peor de todas, la de la negación de la libertad del hombre.
Quizás el Santo Papa está advirtiendo a la humanidad, a sus líderes, para que, a través del diálogo, se busquen soluciones que den como resultado mejores condiciones de vida para todos, principalmente, en los países pobres o subdesarrollados.
¿Se parece la revolución industrial a la globalización? ¿La globalización está llevando la democracia, la libertad y el bienestar a los excluidos?
Quienes nos anotamos en apostar por la vida queremos ese diálogo para encontrar soluciones de justicia para todos. No queremos un mundo dividido ni mucho menos con regímenes de comunismo en lo político y capitalismo en lo económico, que ahoga los sentimientos del hombre, que niegan a Dios y el espíritu del hombre, en beneficio de élites.
Carlos Marx terminó diciendo que él no era marxista y eso que él, de buena intención – no tengo porque dudarlo – intentó implantar el reino de Dios en la tierra, para superar las condiciones paupérrimas del hombre excluido y explotado.
¿Quién puede negar que el hombre tiene necesidades básicas que satisfacer? ¿Quién puede negar que requiere del pan material? Pero, sin dudas de ningún tipo, tiene necesidad de Dios, de las cosas del espíritu y del cielo.
Dice, Benedicto XVI, que vivió los horrores del comunismo en Alemania, su patria natal, que el hombre es el hombre y no vive sólo del pan material. Marx, olvidó su libertad. Olvidó que libertad es libertad así sea para el mal.
En la URSS, en China, en Cuba, por solo citar unos casos, el hombre ha tenido que tener mucha fe en Dios para no sucumbir y caer en una vida sin sentido, y tener la firme convicción que “la vida no viene de las riquezas” (Lc 12, 13 – 15), como lo ha demostrado ese Promotor de humanidad que ha vivido las miserias de los cubanos.
Yo amo a Dios sobre todas las cosas, amo al prójimo como a mi mismo, amo las cosas no medibles ni tocables, como son las del espíritu, abogo por la libertad y condeno todo tipo de materialismo, capitalista o comunista. El mundo necesita condiciones de justicia, paz, diálogo, pan y libertad. Un mundo libre de temores y de miedos por falta del pan, tanto espiritual como material.
Es necesario ese diálogo entre cristianos y marxistas.

lunes, 8 de febrero de 2010

El ejemplo de Costa Rica

Hace tiempo escribí, en un diario de Maracaibo, un artículo dedicado a Costa Rica, un pequeño gran país centroamericano. Lo hice porque había estado en la tierra de ese gran líder que fuera José Pepe Figueres, en un curso a nivel de post grado de Derecho Agrario en la Universidad de Costa Rica en San José, su capital, y pude apreciar muchas cosas positivas en él.
En ese bello país pude observar su democracia, su libertad y como los ministros, ex presidentes e incluso presidente en ejercicio, andaban a pie por la ciudad y codeándose con el pueblo. Constaté la igualdad entre los costarricenses.
Tengo amigos allí, entre ellos, el Maestro Agrarista, Ricardo Zeledón Zeledón, magistrado de la Corte Suprema, a quienes llevo en mi corazón y con quienes comparto mi fe cristiana católica.
En 1948, en Costa Rica, se produjo una decisión, que, para muchos, entendidos o no, se adelantó trescientos años en el tiempo: Eliminó el ejército.
La eliminación de gastos militares repercutió en más y mejor educación; más inversiones en salud para el pueblo; más inversiones en agricultura; y por supuesto, ambiente propicio institucional para las inversiones en agroindustria, comercio, y distintas actividades económicas y científicas.
Pude verificar, tres veces que he estado en Costa Rica, su respeto por el Estado de Derecho, su puntualidad… Pongo dos ejemplos, cuando el magistrado presidente de la Corte – si mal no recuerdo el jurista Cervantes – aceptó recibirnos un día en la Sede del Máximo Tribunal a las dos de la tarde, nosotros llegamos un minuto antes y exactamente a la hora – 2pm – nos dio la bienvenida. El presupuesto de esa institución judicial era de un 6 por ciento del general de la República y por ello todas sus sedes, en el más apartado cantón, eran dignas, acordes con el sagrado deber de impartir justicia pronta y eficaz.
El otro ejemplo, habíamos recibido una invitación que no atendimos, y como nos sancionaron por nuestra falta; éramos dos venezolanos y un colombiano.
Aprendí la lección de la puntualidad como sinónimo de desarrollo social y económico.
Costa Rica es ejemplo de democracia, de libertad y de estado de Derecho. Es ejemplo de ambientalismo, hoy cargo puesta una franela, hecha allá, que dice “yo protejo mi bosque y tú”, la conservo desde la última vez que estuve allá, por ahora.
Hace unos años atrás critiqué a Costa Rica, porque, su constitución, fue reformada para inocular en su texto la reelección presidencial, que era prohibida en esa Nación. Sigo manteniendo mi posición, no obstante, haber sido reelecto ese presidente de postín, Oscar Arias.
Arias, premio Nobel de la Paz, ganó unas elecciones muy reñidas. Y, como se impone la sabiduría para el arte difícil de gobernar, que, ahora, el Partido de la Liberación Nacional, socialdemócrata, de raíces cristianas, lleva a la presidencia a Laura Chinchilla Miranda, la primera mujer en ser electa presidente de Costa Rica. El resultado ha sido abrumador.
Laura Chinchilla Miranda es casada, politóloga, y fue ministra y vicepresidenta en la administración que fenece, cargo al que renunciara para dedicarse a la campaña política en pos de la presidencia de su país.
Chinchilla es católica. Llamó al diálogo a los candidatos que no resultaron favorecidos y va a continuar la política aperturista de libre comercio seguida por el sabio presidente, Oscar Arias.Sin duda que Costa Rica ofrece al mundo muchos ejemplos.

domingo, 7 de febrero de 2010

El arte difícil de gobernar

“Vengan conmigo a un lugar solitario, para que descansen un poco” (Mc 6, 30 – 34).
¿Qué es arte? ¿Qué es gobernar?
Arte es virtud, disposición y habilidad para hacer algo, o, también, es el conjunto de preceptos y reglas necesarios para hacer bien algo (RAE).
Gobernar es dirigir un país o una colectividad política. Atiende al comportamiento y podría sostener que se refiere al autogobernarse.
Ese comportamiento es buen hablar, tener decoro, dignidad, sencillez y elegancia. Es válido para todos los gobernantes, llámense presidentes, gobernadores, alcaldes, magistrados, etc.
El gobernar lo asocio con la Política, que es el arte de lo posible. La realidad indica qué es lo posible. Y conceptúo la Política como la manera más cristiana de servirle al prójimo.
Nadie puede poner en duda que gobernar siempre ha sido difícil. Esto lo comprendió el joven Salomón cuando sucedió a su padre el rey David, que se portó con Dios con lealtad y rectitud de corazón.
Ese joven rey le pide al Señor sabiduría. Sabía que con sabiduría de corazón, podía gobernar al pueblo y podía discernir entre el bien y el mal.
El gobernar, debe llevar a quien lo haga, a amar por sobre todas las cosas a Dios y con ese mismo amor, amar al prójimo, o ser de buena voluntad o de buen corazón.
El gobernante debe ser un servidor de su pueblo. Debe respetar la libertad. Ceñirse a la constitución y a las leyes.
El gobernante debe planificar, ejecutar y evaluar. Debe tener tiempo para el descanso y por qué no, para que tome vacaciones. Yo propondría a quien vaya ser diputado a la Asamblea Nacional que plantee la ley de vacaciones presidenciales y de otros gobernantes. También le sugeriría a un candidato a diputado que proponga la eliminación de las cadenas presidenciales, regionales y locales para que se produzca ese merecido descanso.
El gobernante debe a diario orar, reflexionar, y evaluar dónde acierta y dónde falla, para corregir.
El gobernante debe rodearse de colaboradores honestos, capaces, eficientes, valientes, que amen al país y estén dispuestos a servirle. No es al presidente a quien le sirven, es al país.
El gobernante debe tener compasión para con su pueblo. Ser solidario con él. Entender que solidaridad es paz.
El gobernante debe estar presto para ESCUCHAR.
Salomón pidió sabiduría y no riquezas.
Gobernantes han entendido la importancia de estas recomendaciones. Se dedicaron a gerenciar eficazmente para el logro del bien común.
Felipe González siguió esa línea de acción. El afirma que el socialismo es un sentimiento y una visión noble, pero el Gobierno no es otra cosa que la gerencia y la administración eficiente para asegurar y garantizar, la solución práctica de los problemas y las necesidades de la gente.
Otro gobernante, de formación distinta a González, pero también exitoso como el líder socialista español, el chileno Patricio Alwyn, por su parte, sostuvo, recientemente: “Una política democrática supone competencia entre distintas posiciones, pero todo gobierno tiene que buscar el bien común y el logro del bien común es más fácil si hay acuerdos”.
Y es que la política democrática, que es arte de lo posible, se funda en el diálogo permanente, donde, aceptando las diferencias, encuentra su fortaleza.
Los gobernantes, todos los hombres y mujeres, la entera sociedad mundial, debe tener un pequeño espacio diario para lograr un buen corazón y ser más humanos.