viernes, 11 de septiembre de 2009

El amor en la verdad

La caridad es amor. El fariseo pone a prueba a Jesús y le pregunta ¨Maestro, ¿ cual es el mandamiento mayor de la Ley ? El le respondió: ¨Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: ¨Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas¨( Mt 22, 36-40 ).
¨La caridad es paciente, es amable, no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe; la caridad es decorosa; no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad¨ ( I Co 13,6 ). Es la caridad en la verdad, como afirma Benedicto XVI en su Encíclica Cáritas in veritate, su primera encíclica en lo social, que sigue el hilo conductor de las anteriores de sus predecesores, Rerum Novarum, Populorum Progressio y Sollicitudo rei sociales, ajustada a la realidad dramática del mundo actual.
¿ Cuál es la verdad ? La respuesta conduce al cristiano más allá de sus limitaciones humanas acerca de la verdad.
Jesús responde: ¨Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocen a mí, conocerán también a mi Padre; desde ahora lo conocen y lo han visto¨( Jn 14, 5-7 ).
Seguir ese Camino lleva al cristiano a saber que Dios es Amor y por ese Amor, nos dio a su Hijo para nuestra salvación. Y que no nos dará si tenemos fe en El. Por eso ni tribulación, ni angustia, ni presente, ni futuro, ni muerte ni vida, ni poderes, ni peligros, ni espadas, ni hambre, ni desnudez, podrán separarnos de El ( Romanos 8, 31- 39 ).
Jesús es agua viva. El que beba de esa agua ¨se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna¨( Jn 4, 8- 16). Jesús da esa agua a una samaritana. Para El, no existe diferencia de ningún tipo al dar su amor, su palabra, sus enseñanzas.
Jesús nos dice: ¨ustedes son de abajo, yo soy de arriba. Ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo¨( Juan 8,22). Con ello nos invita a seguir las cosas espirituales, celestiales, aun cuando seamos de este mundo. Nos llama a que con ¨sinceridad en el amor, crezcamos en todo hasta aquel que es la cabeza, Cristo¨( Ef 4, 16 ), de quien todo el cuerpo recibe trabazón y cohesión por la colaboración de los ligamentos, según la actividad propia de cada miembro, para el crecimiento y edificación en el amor¨( Efesios 4, 16 ).
Vivir la caridad en la verdad nos lleva a vivir como Cristo. Su anuncio es el principal factor de desarrollo, como afirma Pablo VI. Es vivir sin apego a lo material, sin avaricia, sin codicia, siendo solidario con los demás, compartiendo y dando lo mejor de nosotros. Caminar por la vía del desarrollo con todo nuestro corazón y con toda nuestra inteligencia, es decir, con el ardor de la caridad y la sabiduría de la verdad. Vivir la caridad en la verdad lleva a comprender que la adhesión a los valores del cristianismo es indispensable para la construcción de una buena sociedad y un verdadero desarrollo humano integral.
La caridad es el principio sobre el que gira la doctrina social de la Iglesia. La caridad es un principio que adquiere forma operativa en criterios orientadores de la acción moral: 1. La justicia y 2. El bien común. Justicia y bien común se requieren con urgencia en momentos de crisis planetaria, humanitaria, económica y financiera, en aras de una globalización que necesita de un rostro más humano antes de que sea tarde.

domingo, 6 de septiembre de 2009

A los malos recuerdos, el olvido y el perdón

He leido Crónica de Milagros Socorro en ! Claro ! no. 137, septiembre 2009, 1a. semana, un artículo suyo titulado Los malos recuerdos.
De verdad que, si queremos la reconciliación entre los venezolanos, debemos borrar de nuestro léxico, de nuestra memoria, aquello de ¨Prohibido olvidar¨, ¨Míralos bien para que no se te olviden¨. ¨Todos los días riego esa matica, para que no se me seque el rencor¨.
Habrán cosas, que como dice la periodista citada, son o corresponden ¨al patrimonio intangible y también simbólico que las sociedades deben preservar¨.
El rencor como el odio deben ser drenados, no reprimidos. Cuando una persona o un régimen político - una dictadura p.ej. - reprimen y no permiten canales o vías de expresión, a la larga están retrasando en el tiempo el estallido. Por eso las dictaduras tienen un final trágico y hay que ver lo que viene después. Hay que recordar, en ese sentido, la liberación española post franquista, y en Venezuela, lo que ocurrió después de la caida de la dictadura de Pérez Jiménez.
Hay que sustituir el odio por el amor; hay que cambiar los malos pensamientos y sustituirlos por otros. Llorar libera y hace olvidar los malos recuerdos. Y el perdón se acomoda en su lugar.
Si algo debemos hacer los venezolanos es amar, ser luchadores por la paz y amantes de la vida.
Decía una canción de la siempre recordada Celia Cruz: al pasado písalo.
Bachelet sufrió, como nadie, la represión de Pinochet. Su padre fue asesinado por la dictadura y élla, torturada salvajemente. Ver su cara es ver amor, perdón y alegría. Por eso sale de la presidencia de Chile con un 73% de popularidad.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Cambio de actitudes

Benedicto XVI, mi admirado Santo Papa, propone, en su reciente encíclica, Cáritas in veritate, que vengo estudiando y difundiendo por mis blogs - consecuente con recomendaciones papales de contribuir a darle más dignidad a los MCS - que la solución a los problemas de la humanidad actual, entre ellos la crisis económica y financiera global, pasa por anunciar a Jesucristo, escuchar y practicar sus enseñanzas, leer, estudiar y predicar las Sagradas Escrituras, por supuesto, la Biblia. Cristo es la ¨imagen de Dios invisible, el primogénito de toda la creación¨( Col 1, 15-20).
Seguirle a El, que es Dios, ¨cabeza de la Iglesia ¨es encontrar nuestra salvación individual y global. Porque Jesús vino a amar, a servir y a no ser servido. Supone en el cristiano - en todo hombre y mujer de buena voluntad - un cambio radical de corazón, ya que, ¨nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino nuevo revienta los odres y entonces el vino se tira y los odres se echan a perder ¨( Lc 5, 33-39 ). Ese odre viejo es un corazón anquilosado, incapaz de aceptar que el mundo actual lleno de injusticias, de mentiras, de falsedades, de marginados, excluidos, pobreza y miseria, tiene que cambiar, porque ¨todo cambia, la religión también¨, como expresa André Séve. Es cambio para la salvación de una humanidad abatida.