Principio que debería seguir el planeta: Que el bienestar
alcance a todos.
Nos apoya el Papa Francisco en la lucha por la concretización
de ese principio cuando, en estos momentos, una linda muchacha denuncia lo que
ocurre en su patria: Ucrania.
Lo grave de su denuncia, que está recorriendo el globo
terráqueo, es que se refiere a los gobernantes y políticos como los causantes
del malestar socio económico, de la privación de la libertad e incluso del
derecho de la vida, de su país.
Hablando de vida. Se quiere la alegría de vivir, libres de
violencia y de inequidad, por la dignidad, por los derechos humanos.
Ya se están produciendo movimientos que rechazan la política,
pero no es rechazo a ésta, sino a un ejercicio de la política y de los
gobiernos, donde no se acompaña al ciudadano en sus sufrimientos, en sus luchas
por la dignidad y el decoro, que se sabe víctima de la codicia, de la avaricia
y de la insensibilidad de muchos políticos, y de la irritante corrupción
administrativa. Se les está exigiendo que asuman la Política – con P mayúscula
– como apostolado, con ética, moral, principios, y en defensa del bien común.
La globalización de la indiferencia e insensibilidad se
manifiesta en numerosos, millones de seres humanos, donde son los jóvenes y los
ancianos los que más sufren las consecuencias.
El bienestar de una élite, enferma, a través de un consumismo
obsceno, a las mayorías, que se enceguecen ante ese bienestar y quieren obtener
de todo de inmediato, a como dé lugar, es más, atendiendo a necesidades no
vitales, que son estimuladas por los medios de comunicación social, en
especial, la tv.
El Papa está condenando una economía sin rostro humano y el
fetichismo del dinero, en un afán desmedido por el poder y el tener sin
importar el ser.
Y pensar que muchos de los problemas se resuelven con
compartir con los más pobres. No hacerlo – dice Francisco – es robarles y
quitarles la vida. “No son nuestros los bienes que tenemos, sino suyos”, remata
el Pontífice, y le seguimos.
El dinero debe servir y no gobernar, dice el Papa. Quien deja
claro que ama a todos, ricos y pobres, pero que tiene la obligación de recordar
que los ricos deben ayudar a los pobres, respetarlos, promocionarlos.