martes, 2 de julio de 2013

La actualidad de Gaudium et spes

Gaudium et Spes – gozos y esperanzas – es una de las constituciones que, el Concilio Vaticano II, aprobó.
En efecto, el día 7 de diciembre de 1965, el Papa Pablo VI, solemnemente, la promulgó. Le estampó el ejecútese.
Trata esta constitución pastoral, de la relación de la Iglesia con el mundo actual, siendo manifestación del aggiornamento pretendido por Juan XXIII.
Se hace necesario decir qué significa aggiornamento. Palabra en italiano que significa puesta al día. Poner la Iglesia al día fue la intención del Papa Juan XXIII.
Nadie debería poner en duda la vigencia de esta constitución.
Por vigencia se entiende lo que está en uso y tiene validez en un momento determinado. Es sinónimo de actualidad, valor y vigor.
El mundo de hoy, podría afirmarse que planetariamente (No creo que sea solo en el mundo occidental) está sumido en falta de ética, que se refleja en todas las actividades humanas. En la política y en la economía es donde más se palpa.
En la vida económico-social debe respetarse la dignidad de la persona humana, porque el hombre es autor, centro y fin de esa vida. ¿Se respeta?
Muchedumbres carecen de lo estrictamente necesario para vivir ¿Puede negarse?, “el lujo pulula junto a la miseria”.
La paz mundial difícilmente puede alcanzarse con una realidad de gravísimos desequilibrios económicos y sociales. Es la causa preponderante de los conflictos que sacuden al planeta. Aquí en nuestras narices veamos lo que sucede. Se habla, incluso, de la primavera latinoamericana a raíz de lo que sucede en Brasil.
Yo no creo en una economía donde no se satisfagan las necesidades materiales del hombre, porque la finalidad debe ser, servir a la persona humana de manera integral.
Nada más injusto que la inseguridad que produce la estrechez económica.  Nada más contrario a la equidad que el individuo no pueda ganar el pan para su sustento y el de su familia.
Al católico le es un deber político fijar posición, denunciar que es un pecado grave impedirle al hombre  tener un trabajo digno, de salario justo, que le permita lograr su dignidad y la de su familia.

La Iglesia tiene que estar acompañando al hombre en sus necesidades espirituales y materiales. Su puesta al día pasa por ese acompañamiento. Pienso que Francisco camina en esa ruta.

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo