sábado, 28 de febrero de 2009

Que la crisis sea partera de una Cultura de Solidaridad

El cardenal Oscar Andrés Rodríguez Madariaga, quien es Arzobispo de Tegucigalpa, Honduras, y presidente de Cáritas Internacional, acaba de emitir unas declaraciones que comparto.
En efecto, en México, en una conferencia que dictó en el Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana, afirmó que la crisis económica y financiera, que es global, es crisis ética y la respuesta es la solidaridad. Recién, el Santo Papa, Benedicto XVI, habló, ante este angustiante problema que afecta a la humanidad, diciendo que ojalá nazca de esa crisis global una cultura de solidaridad que, obviamente, sea también global.
Sucesos de quiebras de bancos y de otras grandes empresas, han estado asociados a la falta de ética, y agregaría, a la codicia, a la avaricia, al egoísmo y la envidia, a una competencia, endemoniada, por tener más a como de lugar, sin importar el ser ni de si mismo ni de los demás. ¿ ¨De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si se pierde a sí mismo o se destruye ?¨( Lc 9. 22 - 25).
Y es válida la interrogante de la cita bíblica, porque de que le sirve al hombre riquezas si se ha destruido y lo ha hecho con los demás, a quienes en nada tuvo en cuenta.
El tiempo de Cuaresma es propicio para la reflexión y para el arrepentimiento de pecados, faltas y delitos. Es tiempo para el ayuno, para la abstinencia y para dar a los demás, compartiendo con el necesitado, siendo solidario. Es tiempo para decirse por dentro ¿ qué voy a hacer después de Cuaresma ? ¿ Voy a seguir siendo insensible ante el dolor de los que sufren por distintas causas ?.
Sostiene el prelado precitado, en México, donde el demonio anda suelto como lo anda por todas partes, que la Iglesia no es un organismo muerto y responde en tiempo de crisis, que, aprovechado, es ocasión de crecimiento y la solución es la solidaridad.
El cristiano no puede decir ¨sálvese el que pueda ¨, siente el llamado a ser solidario.
La falta de ética, hace aflorar la crisis. Hay que preocuparse por los demás. No ser indiferentes. Un bautizado no puede ser indiferente ante el hambre, dice Benedicto XVI.
La falta de solidaridad puede llevar a graves conflictos sociales, violencia y crimen organizado, como ya, desgraciadamente, se ve en el mundo. Que se olviden algunos países si creen que esos efectos de insolidaridad no les va a llegar.
Debemos trabajar en contra de esta situación dramática, de falta de ética, y ayudarnos los unos a los otros, afirmó el Cardenal hondureño.
Hay que privarse de algo para compartir con los necesitados e invitar a los gobiernos a combatir la corrupción para que los dineros lleguen a todos expresados en paz. justicia y bienestar.
Y como cristianos no olvidar las necesidades de la Iglesia y cumplir con ella.

viernes, 27 de febrero de 2009

El ayuno en Cuaresma

No es ese el ayuno que Dios quiere, el de ayunar para luego hacer negocios y oprimir a los trabajadores. El ayuno que quiere el Señor es que rompas las cadenas injustas y levantes los yugos opresores; que liberes a los oprimidos y rompas todos los yugos; que compartas tu pan con el hambriento y abras tu casa al pobre sin techo; que vistas al desnudo y no des la espalda a tu propio hermano ( Is 58, 1- 9 ).
El ayuno que quiere el Señor es el de la ¨ausencia ardiente ¨, que Jesús nos de un corazón contrito, que siempre lo tengamos en nuestros corazones para estar con el que sufre, con el necesitado, que seamos solidarios y seamos capaces de compartir. Que la boda nos lleve a tener siempre con nosotros al esposo, a Jesús ( Mc 9, 14 - 15 ). Que después de ayunar, seamos mejores discípulos de Jesucristo.
El valor y el sentido del ayuno.
La Cuaresma nos recuerda - afirma Benedicto XVI - los cuarenta días de ayuno que el Señor vivió en el desierto antes de emprender su misión pública que alcanza su gloria con la resurrección. Jesús orando y ayunando se preparó a su misión, cuyo inicio fue un duro enfrentamiento con el tentador ( el diablo ).
Ya en el Génesis el Señor impone al hombre la prohibición de consumir el fruto prohibido. Quizo liberarlo del pecado y mantenerlo en la vida eterna que, al momento de crearlo, le confirió; solo que el hombre no ayunó.
El pecado, los delitos, las violaciones a los preceptos de Dios, nos oprimen a todos. El ayuno se nos ofrece como un medio para recuperar la amistad con Dios.
El arrepentimiento de nuestros pecados, nos hacen merecedores de la Misericordia y del Perdón de Dios. Pidamos a El que, ayunando, nos enseñe sus caminos para cumplir con su Voluntad, nuestro verdadero alimento.
Fuentes: 1. Benedicto XVI. Mensaje para la Cuaresma 2009. 3 de febrero 2009.
2. GRACIA, Antonio. A los Pies del Maestro. Pág. 409.
3. SEVE, André. El Evangelio del Día. Pág. 44.
4. Pan Diario de la Palabra. Febrero 2009. No. 184 pág. 82.

lunes, 23 de febrero de 2009

Todo es posible para el que tiene fe

Dice el sacerdote, Laudi de Jesús Zambrano, que la fe es un acto de inteligencia que , naciendo en el cerebro, se traslada al corazón.
Diríamos que la fe es producto de la sabiduría. Que es de inteligente tener fe. De ¨tener seguridad de lo que se espera, y prueba de lo que no se ve ¨( Hech 11, 1-7 ).
La sabiduría proviene de Dios, luego de Dios es la fe.
La fe de cada uno de nosotros viene de Dios, porque siendo dueño de la sabiduría, nada le es imposible.
Tengamos confianza en Dios, en su sabiduría, en su poder infinito que todo lo puede. La fe es confianza en Dios.
Admiremos su creación. Admiremos todo lo que nos ha dado.
¨Toda sabiduría proviene de Dios y está en él permanentemente. Antes que cualquier otra cosa fue creada la sabiduría, y la luz de la inteligencia, desde la eternidad. Uno sólo es sabio, temible en extremo; el que está sentado en su trono, el Señor. El creó la sabiduría, la contempló y la midió; la ha derramado sobre toda su obra y sobre todos los hombres, según su generosidad: la ha derrochado entre aquelos que lo aman¨( Eclo 1, 1- 10 ).
En Dios hay que tener confianza, amarle y temerle; respetarle, no tomar su nombre en vano.
¨El Señor es un rey magnífico¨( Sal 92 ).
Hay que tener fe profunda en El.
Una fe que no vacile, que no sea titubeante. Todo es posible para el que tiene fe ( Mc 9, 14-29 ).
La fe, la oración y el ayuno, constantes, perseverantes, sin desmayar, más ahora en tiempo que se avecina: el de la cuaresma.
Es cosa de sabiduría y de inteligencia.