domingo, 29 de mayo de 2011

La Fe Cristiana no es relativa

“Quien no ama, no ha conocido a Dios, ya que Dios es amor” (Jn 4, 8)
Dos opiniones de twiteros me inspiraron estas notas.
Una, que afirma que a Jesucristo no se le puede encerrar en ninguna ideología.
Y la que sostiene que, el pueblo venezolano está harto de tanta política y quiere un mensaje bíblico para estos tiempos. Nuestro Santo Papa, Benedicto XVI, cuando habla, sus palabras dejan efectos locales y universales.
Estando, recientemente, en Venezia (Italia), ha dicho: “El Evangelio no es utopía ni ideología sino la fuerza más grande que transforma el mundo”. Entiéndase bien: la fuerza más grande que hay en el mundo.
¿Por qué? Porque se funda en Dios que es amor. El culmen de ese amor es Jesucristo enviado por Él para salvarnos a todos.
Jesucristo vino a servir y no a ser servido. Vino a dar su vida por los demás. No condena a nadie, perdona. El Sumo Pontífice, desde la Basílica de la Salud en Venecia, apela a tres sencillas y sugestivas metáforas: agua, salud y serenísima.La ciudad citada pudiera ser calificada como ciudad líquida. El agua abunda para hacerlo; pero, Benedicto XVI, la califica como ciudad que “renueva constantemente su belleza, bebiendo de las fuentes benéficas del arte, del saber, de las relaciones entre los hombres y entre los pueblos”.
Ciudad líquida es “la patria de una cultura que se parece cada vez más a lo relativo y a lo efímero”, dice el Santo Papa.
Un mensaje bíblico es seguir a Jesucristo. Cultivar la fe cristiana y hacer que ésta rija nuestra conducta y actividades.
Jesús es “salud” del hombre. Lo salva. Le libera de sus “parálisis físicas, psíquicas y espirituales: lo cura del corazón, de la cerrazón egocéntrica y le hace gustar la posibilidad de encontrarse verdaderamente a sí mismo, perdiéndose por amor de Dios y del prójimo” (Benedicto XVI dixit).
Una sociedad sin valores, sin rumbo, sin sentido de la vida, es una sociedad moralmente enferma. Es la enfermedad del alma.
Sólo una fuerza - la única en el mundo - puede transformarla y hacerla renacer. Ya ha ocurrido en momentos históricos estelares de la humanidad.
Quisiera recomendar la lectura de la carta apostólica Salvifici Doloris de Juan Pablo II que habla del sufrimiento moral más doloroso que el sufrimiento físico. Fue escrita en 1984.
Serenísima resulta una sociedad, una civilización de la paz, fundada en el respeto mutuo, en el conocimiento recíproco y en relaciones de paz. Es un futuro que todos, cristianos y personas de buena voluntad, debemos construir. Es una invitación de mi admirado Santo Papa, Benedicto XVI, para todos.
No olvidar que el Evangelio de Jesucristo es la fuerza más grande para transformar al mundo y que a Cristo no se le puede encasillar en ninguna ideología. Jesús es amor para todos.

lunes, 23 de mayo de 2011

Días de Niños

Ver a los niños desfilar diciendo “!hurra, hurra, por nuestro país, que ningún otro país tiene un día nacional como el mío!” u oírles !hurra, hurra, yo amo a mi país; hurra, hurra, que lindo es mi país...! ¡Viva Noruega!... llevando, con orgullo y alegría, la bandera de fondo rojo y blanco con una cruz azul en el centro, es un hermoso acto de bello colorido, expresado en los bunad y en la elegancia de todos los asistentes. Desfilan, no sólo niños, también jóvenes y adultos de todas las edades.
Es la respuesta de un pueblo satisfecho que celebra el día nacional, el día de la Constitución.
Para con los gobernantes noruegos, yo podría afirmar, a pleno pulmón, que ellos cumplen aquello, que sostiene Schökel, de que al haber amor hay servicio glorioso y al no haber amor, hay servicio servil.
La Constitución del Reino de Noruega fue adoptada el 17 de mayo de 1814 cuando logró la independencia del dominio danés que duró 400 años, y por tanto, celebran, cada 17 de mayo, el día de su primera y única constitución, que vienen celebrándolo como Día del Niño, el futuro de la patria.
Noruega en el 2010 fue clasificado como el país con el mayor índice de desarrollo humano en el mundo. Que es el resultado de un sistema de bienestar social. Su economía, diversificada - tiene petróleo pero no es monoproductora - está al servicio del hombre, con calidad en alimentación, excelente educación, óptima salud y seguridad jurídica.
Noruega es el país más pacífico del mundo, según Global Peace de 2007.
Oslo se llamó Cristianía hasta 1924. Es la capital. Allí la realeza, cada año, se asoma al balcón a saludar a los niños y a todos los desfilantes.
Soñar no cuesta nada. Como desearía yo, ver a Venezuela, a sus niños y a su gente desfilando con la constitución en mano, feliz de sentirse amada por sus gobernantes. De ver que su economía está a su servicio.
Es un sueño que, en futuro próximo, podría hacerse realidad.
Noruega no cambió constituciones a granel. La historia constitucional venezolana nos enseña otra cosa, y la inseguridad campea en todos los órdenes. Yo he perdido la cuenta, pero, si la memoria no me falla, ha pasado volando la veintena de constituciones, y sólo una duró más de cuarenta años, los de mayor movilidad y felicidad social: La de 1961.

martes, 17 de mayo de 2011

El final de Fidel Castro

Recuerdo cuando Venezuela daba un bolívar para ayudar a la revolución cubana.
Cada venezolano - la inmensa mayoría - lo hacía con gusto, convencido de que de esa manera contribuía a derrotar la dictadura del sargento Fulgencio Batista.
El corrupto gobernante garantizaba a los turistas la “dulce vida”. A Cuba se le consideraba una gran bacanal. Cierto o no, esa era la imagen que irradiaba.
Cuando bajan de la Sierra Maestra, los barbudos victoriosos, encabezados por Fidel, la alegría es mundial. Se decía que había triunfado la libertad. Prometían elecciones libres a la vuelta de la esquina.
Eran momentos en los cuales se requería de gran coraje o valentía para afirmar que Fidel o el Che, su principal lugarteniente, eran comunistas. Hacerlo era convertirse casi en un hereje.
Se iniciaron los fusilamientos, y las persecuciones contra la Iglesia católica. No pocos sacerdotes cayeron, y numerosos fueron aventados al exilio. Las cárceles fueron abarrotadas y a la disidencia se le calificaba de gusanos, apátridas y de otras lindeces propias del léxico comunista.
A nadie se le creía que no todos lo eran y que si lo eran no tenían que ser víctimas de tan crueles y sanguinarios procederes.
Conocí a algunos cubanos exiliados, en Maracaibo, que eran y son ejemplos de dignidad, decoro, eficiencia profesional y honestidad. Uno de ellos, de profunda convicción cristiana católica, fue más que un amigo.
Betancourt derrotó a la vedette de entonces cuando, la revolución cubana invadió a Venezuela por Machurucuto. El Ejército venezolano actuó patrióticamente en defensa de la soberanía nacional. Betancourt había negado ayuda a Castro en los arbores de 1959 cuando se estrenaba la democracia en la patria del paladín de la libertad: Simón Bolívar.
Rómulo Betancourt sería un gran presidente y no aceptó la reelección en su momento.
Juan XXIII, el Papa Bueno, excomulgó en esos días a Fidel Castro. El humilde y bondadoso santo Papa, tuvo el coraje de convocar el Concilio Ecuménico Vaticano II, innovador y vigente aun, interpretando los signos de los tiempos que clamaban libertad y justicia.
Fidel hace pensar.
Hombre de indiscutible talento y carisma ha debido leer, releer e internalizar a Maquiavelo, uno de los grandes personajes del Renacimiento ocurrido en Europa en el siglo XVI. Ha debido hacerlo con El Príncipe, obra máxima del florentino, que es un tratado de relaciones políticas que se refieren a cómo debe ser un gobernante: diestro en el engaño, de virtudes solo aparentes, amoral, indiferente, por tanto, al bien y al mal, moverse según los vientos, concentrar en él todos los poderes, autoritario, ser él la ley, y el único, por sus cualidades excepcionales - se lo cree - capaz de ser el príncipe.
Fidel creyó todo eso. Sumió a su pueblo en el dolor afuera y adentro.
Acaba de asistir al VI Congreso del PCC y no habló, el hombre de los interminables discursos. Días atrás se concretó a enviar un mensaje de pocas palabras: “Que hagan las reformas necesarias”.
Es su final. De un silencio ruidoso, como dijera Omar Barboza en, Cuba: Rectifica o se hunde (Panorama, 9-5-11). Y de aceptación de las palabras de su heredero, actual presidente de Cuba, de que ningún funcionario de alta jerarquía podrá durar más de diez años en el poder... él, que duró al frente del mismo, más de cincuenta años.
José Vicente Rangel, pienso yo, le rinde homenaje en su final, citando a Juan Pablo II - determinante en la caída del comunismo - quien manifestó a Bertone, cardenal, que fue Fidel Castro el presidente que más se preparó para recibirlo leyendo sus Encíclicas y todos sus artículos (Rangel, José Vicente. Claves. Panorama, 9-5-11).