
Una, que se llama de Punto Fijo, no en honor de la región de Falcón, bello estado de Venezuela, que lleva ese nombre; sino porque la quinta donde se celebró, la de uno de sus firmantes, se llamaba así.
Otra, que fue acordado el 31 de octubre de 1958.
El ambiente donde surgió fue el posterior al derrocamiento de la dictadura militar de Marcos Pérez Jiménez.
Había, en ese momento un clima entre los venezolanos, de Unidad Nacional.
Entre los actores políticos, empresariales, sindicales, sociales, religiosos, de la Venezuela de finales de la década del 50, se respiraba por el establecimiento de la democracia y la libertad en la República.
Bien.
El Pacto de Punto Fijo fue firmado.
El dueño de la quinta, Rafael Caldera, de COPEI, Rómulo Betáncourt, por AD, y Jóvito Villalba, por URD, amén Fedecámaras y la CTV, empresarios y sindicalistas, firmaron ese acuerdo.
Tuvo muchos aspectos positivos.
Entre ellos, el consagrar, quizas sin dejarlo sentado por escrito, el principio de que ¨en democracia, gobernar es por excelencia concertar¨.
Además, el de gobernar conforme al resultado electoral, la defensa de la constitucionalidad; gobierno de unidad nacional; convivencia justa, equilibrada y cívica; rechazo del militarismo y del comunismo.
Vino a reafirmar, ese pacto, a las fuerzas cívicas y democráticas.
Respondo la pregunta inicial.
Un pacto igual, no; quizas muy parecido.
Es harto probable que los actores políticos, empresariales, sindicales y otros del presente venezolano estén también en un mea culpa, en el sentido de que Venezuela está cansada de un clima de permanente conflictividad.
Conflictividad que viene ocurriendo desde hace muchos años en Venezuela.
Que el país demanda la solución de sus problemas reales.
No los voy a enumerar.
De fondo pudiera estar planteado un nuevo sistema económico político y social en Venezuela que no excluya a nadie.
Las libertades económicas deben resplandecer en este clima de Unidad nacional que hoy se respira.
Donde se respete la propiedad, donde todos los venezolanos tengan la garantía de la propiedad privada.
Donde haya autonomía regional.
Donde haya mercado y libre competencia.
Donde la pobreza sea reducida.
Que el centralismo deje expedito el que haya un gobierno limitado concentrado en sus funciones naturales.
Tanto Rosales como sectores del gobierno, amén otros sectores, ojalá y estén en disposición de firmar, después del 3D, ese acuerdo o nuevo pacto. Sería el Pacto 3D para la gobernabilidad en democracia, libertad y paz en Venezuela.
Ojalá y así sea y logre Venezuela su rumbo definitivo para su desarrolo y bienestar de su gente.