domingo, 6 de febrero de 2005

Breve reflexión sobre la Devaluación.

Pensar en el país. Quererlo, amarlo, con un sano y verdadero nacionalismo, que no puede ser objetado cuando ¨afirma el derecho a vivir su propia vida..., que nos lleva a hacer más y mejor que los demás.. que podría perfectamente coexistir en una sociedad mucho más vasta...¨( Alberto Adriani )
Coexistir lo nacional, lo regional y lo local con los procesos de integración y globalización del mundo actual, no es utópico, es realidad.
Amar al país por encima de intereses personales o grupales, políticos y económicos, es requisito previo para enfrentar la devaluación y la inflación.
Enfrentar la devaluación de la moneda, no significa que ante un mal mayor no pueda ser utilizada como un gran remedio, pero de una sóla vez, y que esté acompañada, respaldada, por un verdadero plan de austeridad fiscal para todos, sin distingos ni condición social. No ha sido así en Venezuela, ni antes de Chávez, desde Herrera Campins, ni con Chávez. Con éste ya se han producido varias macrodevaluaciones. Siempre a principio de año, y con propósitos ajenos a un plan fiscal de austeridad. Ahora, en estos momentos, se propone otra por el orden del quince por ciento, para envilecer, aún más, nuestro signo monetario, y que ya está nuevamente causando estragos socioeconómicos en el venezolano y su destino.
Quien se moleste en estudiar economía y acuda a uno de sus más célebres cultores, John Maynard Keynes, leerá, con toda seguridad, su clásica obra, Las consecuencias económicas de la paz, y comprobará los efectos que producen la devaluación y la inflación.
Sostiene Keynes que ¨...Lenin aseguraba que el medio mejor para destruir el sistema capitalista es viciar la circulación. Con un proceso continuado de inflación. los gobiernos pueden confiscar, secreta e inadvertidamente, una parte importante de la riqueza de sus ciudadanos. Por este método, no sólo confiscan, sino que confiscan arbitrariamente, y aunque el procedimiento arruina a muchos, por el momento enriquece a algunos¨. Defender la moneda es amar al país. Es un sano y verdadero nacionalismo enmarcado en un mundo en integración y globalización. Si se me permite, es buscar la mayor suma de felicidad posible para los venezolanos y es estar en sintonía exacta con el pensamiento bolivariano sobre lo que es un buen gobierno.