sábado, 11 de noviembre de 2006

La Palabra. Proverbios y comentarios

A partir de la presente entrega, leyendo y meditando la Biblia todos los días, citaré los Proverbios y trataré de hacer algunos comentarios que le sirvan, a quienes los lean, de orientación, para vivir de la mejor manera posible. Van dirigidos a todos, pero en especial, a los jóvenes.
Son Proverbios de Salomón.
1. En el mucho hablar no faltará el pecado, el que refrena sus labios es prudente.
No debe entenderse como el no hablar.
Puede que, en algún momento, haya que hablar en extenso; pero, ser prudente, saber qué se va a decir. Para ello es conveniente tener tiempo para pensar, hacer silencio, reflexionar, meditar, estudiar, para hablar.
2. Lo antes expuesto es responsabilidad.
Ojalá y siempre se hablara con las palabras escritas. Es lo más conveniente.
Un hombre responsable debe ser prudente en todo.
Debe ser previsor.
Ser previsivo implica ahorrar.
El que ahorra siempre tiene para vivir.
Yo propongo un 10% de los ingresos.
Supone esfuerzo y sacrificio. Es cosa de disciplina.
La libertad.
Ser libre significa ser dueño de si mismo.
Ser dueño de si mismo significa saber tomar el camino correcto en la vida. Saber para dónde se va.
Saber para dónde se va, conlleva el tener un propósito en la vida.
Un propósito en la vida significa tener una profesión, una empresa, una o varias pasiones; significa, amar a Dios por encima de todas las cosas; tener un matrimonio fundado en los valores del o de la cónyuge; y ser perseverante, no flojo. No desmayar jamás. Tener capacidad para honrar el sacrificio o dicho de otra manera, llevar con dignidad la cruz.
Llevarla como lo hizo Jesucristo para nuestra salvación.
La prudencia significa también no confiar en cualquiera.
Amigos de buenas a primera, no existen.
Son muchas las pruebas que han de ser pasadas y observadas, analizadas lo más minuciosamente posible.
Ahora bien, cuando se obtiene un amigo hay que cuidarlo como un tesoro, porque no es fácil conseguirlo.
Yo desconfío mucho de la persona que pregona su amistad. Ojo.
Hay que ser justo.
La justicia es darle a cada quien lo que le corresponde.
Tener capacidad para perdonar.
Cada vez que recordamos una ofensa, una traición, recordar la oración del Padrenuestro. Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a quienes nos ofenden.
Y no olvidar nunca: Hay que ser dueño de la lengua.
Y por último, saber reprender a los hijos.
A éstos afecto, mucho amor; pero reprenderlos, duro de ser posible, para su bien.

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo