Hay que tener fe.
Señor aumenta mi fe.
La fe es sencilla.
Hay que descubrir esa fe sencilla en el encuentro personal con Cristo.
Cristo es el mismo Dios hecho hombre.
Sólo con fe puede llenar el hombre ese vacío fruto de la miseria y, paradójicamente, del bienestar.
Al penetrar la fe en el alma, el hombre cambia de vida. No estará pensando en un alto nivel de vida ni tendrá avidez por el lujo y el placer.
El mundo de hoy está carente de alegría.
De alegría espontánea y desenfadada que escasea cada vez más.
De esa alegría que es compatible con las dificultades de nuestra existencia y que contribuye a hacerla más llevadera.
El hombre debe sentir la alegría de hacer el bien.
Al hacer el bien, sin mirar a quien, estimula, anima a otros a hacer también el bien.
La alegría no excluye la solidaridad.
Para sentir esa alegría se necesita la confianza original que solo la fe puede darnos.
Confiar en que el mundo es bueno, no obstante, sus dificultades, tanto naturales como humanas.
Confiar en Dios.
Confiar en que Dios existe.
Confiar en que Dios es bueno y aceptación de sus designios así no seamos capaces de comprenderlos. Dios tiene sus razones y sabe qué es lo que hace. Nos da libertad pero nos dirige.
Hemos de confiar que vivir es bueno y ser hombre bueno.
Vemos al bien muchas veces acorralado por el mal; pero hay numerosas personas, asociaciones e instituciones en el mundo luchando por el bien en éste. No solo luchando sino haciendo el bien.
El bien del hombre no puede ser pisoteado. El bien triunfa sobre el mal.
El hombre es un ser moral. Responsable de si mismo y de toda la humanidad, y para seguir adelante necesita recibir ayuda de Dios.
Nota. Este artículo ha sido organizado y elaborado siguiendo, casi que literalmente, la interesante e inteligente conversación entrevista entre el periodista Peter Seewald y el Cardenal Joseph Ratzinger, en las páginas 39 a la 41, en el libro La Sal de la Tierra, 5a. ed., Libros Palabra.
Demás está decir que, en ese momento, el Cardenal no era todavía Benedicto XVI.
Señor aumenta mi fe.
La fe es sencilla.
Hay que descubrir esa fe sencilla en el encuentro personal con Cristo.
Cristo es el mismo Dios hecho hombre.
Sólo con fe puede llenar el hombre ese vacío fruto de la miseria y, paradójicamente, del bienestar.
Al penetrar la fe en el alma, el hombre cambia de vida. No estará pensando en un alto nivel de vida ni tendrá avidez por el lujo y el placer.
El mundo de hoy está carente de alegría.
De alegría espontánea y desenfadada que escasea cada vez más.
De esa alegría que es compatible con las dificultades de nuestra existencia y que contribuye a hacerla más llevadera.
El hombre debe sentir la alegría de hacer el bien.
Al hacer el bien, sin mirar a quien, estimula, anima a otros a hacer también el bien.
La alegría no excluye la solidaridad.
Para sentir esa alegría se necesita la confianza original que solo la fe puede darnos.
Confiar en que el mundo es bueno, no obstante, sus dificultades, tanto naturales como humanas.
Confiar en Dios.
Confiar en que Dios existe.
Confiar en que Dios es bueno y aceptación de sus designios así no seamos capaces de comprenderlos. Dios tiene sus razones y sabe qué es lo que hace. Nos da libertad pero nos dirige.
Hemos de confiar que vivir es bueno y ser hombre bueno.
Vemos al bien muchas veces acorralado por el mal; pero hay numerosas personas, asociaciones e instituciones en el mundo luchando por el bien en éste. No solo luchando sino haciendo el bien.
El bien del hombre no puede ser pisoteado. El bien triunfa sobre el mal.
El hombre es un ser moral. Responsable de si mismo y de toda la humanidad, y para seguir adelante necesita recibir ayuda de Dios.
Nota. Este artículo ha sido organizado y elaborado siguiendo, casi que literalmente, la interesante e inteligente conversación entrevista entre el periodista Peter Seewald y el Cardenal Joseph Ratzinger, en las páginas 39 a la 41, en el libro La Sal de la Tierra, 5a. ed., Libros Palabra.
Demás está decir que, en ese momento, el Cardenal no era todavía Benedicto XVI.
Hebreos 11:1
ResponderBorrarLA FE ES COMO AFERRARSE A LO QUE SE ESPERA, ES LA CERTEZA DE LAS COSAS QUE NO SE PUEDEN VER,
escrito esta:
sin fe es imposible agradar a Dios, y una Fe sin obras es muerta
EL LENGUAJE DE DIOS ES LA FE, EL DIO LA PALABRA Y TODO FUE HECHO, si no podemos ver las cosas a traves de la FE es imposible hablar con Dios, por que es como hablar con un frances que no habla espanol, no podemos entendernos, DIOS HABLA FE, no arameo,no hebreo,no ingles,no espanol, no portugues,no italiano,no dialectos, HABLA EL LENGUAJE DE LA FE!!!, que se sustenta en la Esperanza.