domingo, 16 de abril de 2006

Tierras, bosques y aguas

Mi conciencia ecológica nació desde el momento cuando fui nombrado Juez.
Ocurrió por los ya lejanos días de mediados de 1980.
Se me había nombrado por el Consejo de la Judicatura: Juez de Tierras, bosques y aguas.
Había caído en esa jurisdicción especial por razones que no vale la pena manifestar.
Confieso que casi estuve a punto de renunciar; pero decidí aceptar.
Poco material bibliográfico existía. La memoria me responde y me dice que obtuve textos de Ramón Vicente Casanova, Román Duque Corredor, Alí José Venturini y uno que otro folleto, artículo, existentes en Maracaibo, o en el país.
Tan exigua era la conciencia ecológica o ambientalista que desde altos, medianos y bajos níveles se mofaban del Juez.
- Me decían, entre ellos colegas jueces o no, cuando me veían. ¨Ahí viene el juez de pajaritos, culebras, monos, y demás yerbas aromáticas¨. Incluso, más de uno, en bromas no de buen gusto, me preguntaban sí en ese tribunal se podían pagar los recibos de agua...
Ya me había dado a la tarea de adentrarme en la materia. Comencé a internalizar la importancia de estos recursos para la vida misma. Porque, sin duda, la Tierra y sus Recursos, tales como los bosques y las aguas, así como las distintas especies, la flora y la fauna, son sustentáculos de la vida misma.
De manera, que hoy podría calificar de romántica para la época, llegué a creer que esa jurisdicción era la ambiental tanto en lo agrario como en lo no agrario. Escribí sobre el tema.
Con el devenir del tiempo la conciencia ambientalista ha ido in crescendo, tanto en Venezuela, con todo y los obstáculos crematísticos existentes, como en el planeta entero. La razón?
La sobrevivencia en el planeta ante el cuadro dramático que presenta el mismo donde la biosfera ha sido sumamente golpeada.
Se ha puesto en el tapete, la conciencia verde o ecológica o ambientalista.
Hay grupos, asociaciones, ongs, que están en combate pacífico por la vida en el mundo.
Pero en Venezuela esa jurisdicción ya no existe con ese nombre.
Se ha llegado a proponer la creación de un Tribunal Ambiental Internacional, algo así como la Corte Penal Internacional, y es que la Tierra es de todos y todos los que habitamos en élla debemos constituirnos en una sociedad con un destino común: la sobrevivencia en paz y bienestar. Sólo con un ambiente sano lo podemos lograr. Hay tiempo.

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo