Que hay que derrotar una cultura difusa en Europa que relega a la esfera privada y subjetiva la manifestación de las propias convicciones religiosas. No hacerlo es una amenaza para la misma democracia cuya fuerza depende de los valores que promueve.
Hay que dialogar con esos valores. No hacerlo sería inmadurez, cuando no debilidad.
El tratado constitucional europeo, dice Benedicto XVI, prevé una relación estructurada y contínua con las comunidades religiosas, reconociendo su identidad y su contribución específica.
Las intervenciones eclesiásticas en el debate público apuntan únicamente a iluminar las conciencias, para que las personas puedan actuar diferente y con responsabilidad, según las exigencias verdaderas de la justicia.
El Santo Papa, que adelanto desde ya, es y va a ser un gran Papa, lo viene demostrando, recordó que el foco principal de las intervenciones de la Iglesia Católica se centraban en ¨la protección y promoción de la dignidad de la persona y atención particular hacia los principios que no son negociables: protección de la vida en todas sus etapas, el reconocimiento y la promoción de la estructura natural de la vida , como una unión entre un hombre y una mujer basada en el matrimonio, defendiéndola de las tentativas de hacerla jurídicamente iguales a uniones que la perjudican y contribuyen a su desestabilización, obscureciendo su carácter particular y su irremplazable papel social, y la protección del derecho de los padres a educar sus hijos.
¨Estos principios no son verdades de fe, si bien la fe los ilumine y los confirme; están grabados en la conciencia humana y por lo tanto, son comunes a toda la humanidad. La acción de la iglesia es su promoción no es por lo tanto de carácter confesional, se dirige a todas las personas, prescindiendo de cualquier afiliación religiosa.
Hay que vivir de forma auténtica y coherente con estos principios.
Hay que dialogar con esos valores. No hacerlo sería inmadurez, cuando no debilidad.
El tratado constitucional europeo, dice Benedicto XVI, prevé una relación estructurada y contínua con las comunidades religiosas, reconociendo su identidad y su contribución específica.
Las intervenciones eclesiásticas en el debate público apuntan únicamente a iluminar las conciencias, para que las personas puedan actuar diferente y con responsabilidad, según las exigencias verdaderas de la justicia.
El Santo Papa, que adelanto desde ya, es y va a ser un gran Papa, lo viene demostrando, recordó que el foco principal de las intervenciones de la Iglesia Católica se centraban en ¨la protección y promoción de la dignidad de la persona y atención particular hacia los principios que no son negociables: protección de la vida en todas sus etapas, el reconocimiento y la promoción de la estructura natural de la vida , como una unión entre un hombre y una mujer basada en el matrimonio, defendiéndola de las tentativas de hacerla jurídicamente iguales a uniones que la perjudican y contribuyen a su desestabilización, obscureciendo su carácter particular y su irremplazable papel social, y la protección del derecho de los padres a educar sus hijos.
¨Estos principios no son verdades de fe, si bien la fe los ilumine y los confirme; están grabados en la conciencia humana y por lo tanto, son comunes a toda la humanidad. La acción de la iglesia es su promoción no es por lo tanto de carácter confesional, se dirige a todas las personas, prescindiendo de cualquier afiliación religiosa.
Hay que vivir de forma auténtica y coherente con estos principios.
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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo