- Háblale a él y exprésale tu situación.
A quien tenía que dirigirse era un gigante de más de dos metros de estatura. Habló para decir.
- Yo soy puro. Un gringo no mezclado con ninguna raza distinta a la blanca.
Yo, dice mi amigo, tratándole de agradar le manifesté:
¨Yo en algunos momentos soy abordado por la desesperación y me dan ganas de volar e irme a mi país¨
Precisamente, en meses pasados, un amigo se fue. Prefirió la inseguridad, el nerviosismo permanente, los secuestros, los asaltos, los atracos, la pobreza... y paremos de contar. Prefirió, la discriminación, el hostigamiento, el ser perseguido por diferir del régimen...
Te confieso- dice mi amigo- que en el gigante vi varias cosas.
Una. Su frialdad.
Dos. Su mujer. Diez o más años mayor que él.
Tres. Su interés de irse a vivir al país de su esposa.
Por cierto, es Ecuador. Y el quiere vivir en Galápagos.
No se cansó de hablar de las tortugas y aves gigantes, que deslumbraron a Darwin.
Cuando le dije, lo que siento, volteó la cara.
- Yo me adapté rápido a Galápagos. Ya viví dos años allá.
- Que frialdad, amigo mío.
Sólo atiné a decirle.
El inmigrante no debe perder nunca su dignidad. Debe luchar por ella.
Y pensé.
Qué será de los gringos cuando vuelvan a sus raíces.
Serán iguales al gringo puro.
A quien tenía que dirigirse era un gigante de más de dos metros de estatura. Habló para decir.
- Yo soy puro. Un gringo no mezclado con ninguna raza distinta a la blanca.
Yo, dice mi amigo, tratándole de agradar le manifesté:
¨Yo en algunos momentos soy abordado por la desesperación y me dan ganas de volar e irme a mi país¨
Precisamente, en meses pasados, un amigo se fue. Prefirió la inseguridad, el nerviosismo permanente, los secuestros, los asaltos, los atracos, la pobreza... y paremos de contar. Prefirió, la discriminación, el hostigamiento, el ser perseguido por diferir del régimen...
Te confieso- dice mi amigo- que en el gigante vi varias cosas.
Una. Su frialdad.
Dos. Su mujer. Diez o más años mayor que él.
Tres. Su interés de irse a vivir al país de su esposa.
Por cierto, es Ecuador. Y el quiere vivir en Galápagos.
No se cansó de hablar de las tortugas y aves gigantes, que deslumbraron a Darwin.
Cuando le dije, lo que siento, volteó la cara.
- Yo me adapté rápido a Galápagos. Ya viví dos años allá.
- Que frialdad, amigo mío.
Sólo atiné a decirle.
El inmigrante no debe perder nunca su dignidad. Debe luchar por ella.
Y pensé.
Qué será de los gringos cuando vuelvan a sus raíces.
Serán iguales al gringo puro.
La dignidad hace del ser humano, unico, defender y esteriorizar lo mejor de tus raices siempre te acerca a ellas por muy lejos que estes, aprendes y a la vez ensenas a los demas a valorarlas, hasta el punto que te distiguen por donde quiera que pases... se tu y brinda ese calor humano que te hace ser diferente a cualquier gigante...
ResponderBorrarLa dignidad hace del ser humano, unico, defender y exteriorizar lo mejor de tus raices siempre te acerca a ellas por muy lejos que estes, aprendes y a la vez enseñas a los demas a valorarlas, hasta el punto que te distiguen por donde quiera que pases... se tú y brinda ese calor humano que te hace ser diferente a cualquier gigante...
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