Cambio pacífico o qué...?

Hace ya unos meses, en esta página, reflexionaba acerca de participar en las elecciones del 4 de diciémbre pasado. Decía que, en otros países, donde se habían entronizado dictaduras, como el caso Chile, la oposición había tenido que enfrentar todo tipo de trapisondas o trampas y no obstante, el resultado había sido favorable. No olvidar ese antecedente. Pinochet tuvo que entregar.
Y si nos remontamos a otros hechos históricos de igual naturaleza, caso Fujimori, la consecuencia fue que el japonés paró la carrera en su país de origen desde donde envió su renuncia a la presidencia de Perú. La oposición llevó a Toledo a la primera magistratura de ese importante país suramericano.
Otro caso, el de los sandinistas. Daniel Ortega, prevalido del poder autoritario que ejercía, haciendo uso de todo tipo de arbitrariedades, fue vencido por Doña Violeta de Chamorro. Ortega era apoyado por Fidel Castro.
Yo confieso que cometí un error cuando al final apoyé la abstención porque el CNE no me resultó confiable. Me refiero a las elecciones parlamentarias del 4D 2005.
Y sostengo categóricamente que fue un error porque, siendo consecuente con las enseñanzas de los antecedentes precitados, había que participar en las elecciones por encima de toda trampa y denunciarla con valentía, sin miedo.
La abstención no conduce a nada.
Nadie puede atribuirse victoria con los resultados de las elecciones de diciembre pasado. Ni el gobierno ni aquellos de la oposición que apoyamos esa forma de lucha, que en nuestro país, dicho sea de paso destacar, ha tenido su máximo y consecuente defensor en la persona de Domingo Alberto Rangel.
Lo cierto es que la Asamblea Nacional quedó en manos del oficialismo, y la oposición perdió un espacio desde podía actuar en mejores condiciones que en la calle, y sin demeritar la calle.
Pienso que hay que batallar duro por un cambio pacífico en Venezuela. Hay que participar en esas elecciones, y velar porque los resultados que se obtengan sean el producto de elecciones limpias. Es lo acertado si se quiere un cambio pacífico. Lo contrario es qué...