La justicia es necesaria para que haya orden en el mundo,
tanto en lo individual como en lo colectivo.
Todas las relaciones necesitan de esa sabiduría que acompaña
a la justicia. Así, debemos aceptar que la haya en las relaciones del
gobernante con los gobernados, entre los países (relaciones internacionales),
entre el empresario y sus trabajadores, con los inmigrantes, que dejan sus países, en la mayoría de los casos,
por la injusticia, guerras, calamidades
naturales, hambrunas, etc.
La estabilidad de esas relaciones la mantiene el hombre
justo.
Justo, justicia,
recto, derecho, aparecen 35 veces en Job, 94 en Proverbios y 11 en Qohélet.
La salud y el bienestar los asocio a una conducta recta en lo
moral.
Proverbios nos enseña que la práctica de la justicia y el
derecho es algo más valioso que los sacrificios.
Salomón cuando asume el poder en sustitución de su padre,
David, le pide a Dios una sola cosa: sabiduría para gobernar, para saber
discernir entre el bien y el mal, entre lo bueno y lo recto de las difíciles
situaciones que se le presentan al gobernante. Dios se la confirió. Léase el
libro Reyes en sus primeros capítulos para que se aprecie el valor de la
justicia (1 Re 3, 9-14). Salomón “poseía una sabiduría sobrehumana para administrar justicia” (1 Re
3, 28).
Nadie, ni el más sabio, sabe precisar o discernir el por qué
de las injusticias que se dan en contra de hombres buenos, rectos, sabios, que
no tienen pan para vivir… ni el discreto, hacienda… (Ecl 9, 11.12). No obstante, la conducta del justo produce
bienestar y la del malvado desgracia para él mismo y para quienes le rodean.
“Guarda tus pasos cuando vas a la casa de Dios. Acercarse
obediente vale más que el sacrificio de los necios, porque ellos no saben que
hacen el mal. No te precipites a hablar, ni tu corazón se apresure a pronunciar
una palabra ante Dios. Pues Dios está en el cielo, pero tú en la tierra. Sean por
tanto, pocas tus palabras…” (Ecl 4. 17-5,4).
El sabio observa la administración de justicia y se da cuenta
que “… en los tribunales legítimamente establecidos para impartir justicia
suceden cosas que confunden: Todavía más he visto bajo el sol, en la sede del
derecho, allí está la iniquidad; y en el sitial de la justicia, allí la
impiedad” (Is 5, 7; cfr. 5, 23; 10, 1-2; Jr 22, 13- 19; Am 5, 7-12; Miq 3,
9-11)
Son los pobres los que siempre han salido perdiendo porque
las autoridades solo velan por sus intereses y les oprimen.
Todo será sometido a la justicia divina, que todo lo juzga, hasta lo oculto. El malvado seguirá cometiendo fechorías pero
para el sabio el absurdo es que habiendo leyes de convivencia sean pasadas por
alto.
¿Qué propone el sabio Qohélet para adaptación positiva de las
condiciones personales a la vida en contexto de colectividad? Propone el justo medio (de la sabiduría
griega antigua). “No quieras ser honesto en demasía, ni te vuelvas demasiado
sabio” y por eso plantea algo poco convencional: “Bueno es agarrar esto sin
dejar aquello de la mano, porque el temeroso de Dios de todo sale bien parado”
(7, 8). Los excesos no traen cosa buena. Ni siquiera en sabiduría y ciencia. …algo
excesivo cae bajo el juicio de lo absurdo: también eso es vanidad (cfr. 1,
12-18: cfr. 12. 13).
Hay que esforzarse, disfrutar y agradecer.
El sabio nos ayuda a reconocer los absurdos de la vida, a
aprender esa realidad. Pero nos impulsa
a vivir como sabios, porque eso será mucho mejor que ser necio; nos impulsa a
reflexionar para saber ubicarnos en medio de los absurdos de la vida; y nos
propone saber someternos al orden establecido, pero el que Dios estableció, el
que nos propone depender menos de los frutos del propio esfuerzo y más de los
regalos que Dios mismo nos ofrece en medio de los afanes que nos encomienda.
Hay que ponerse en acción, transformar. Ni reflexión sin
acción; ni acción sin reflexión.
Debo, en honor a la ética intelectual, dejar
expresa constancia que estas notas están en su mayor parte inspiradas en el
trabajo “Me puse a considerar lo que se
hace bajo el sol”, acerca de la justicia, del Padre Francisco Nieto Rentería,
Doctor en Biblia. Profesor en el Area Bíblica de la Universidad Pontificia de
México; trabajo que un hombre de santidad
me enviara vía correo electrónico. Se lo agradezco.
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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo