A los hombres se les juzga al final de sus días terrenales.
Más que juzgamiento, es hacer el balance definitivo de sus vidas.
Al hacerlo con Miguel Vaimberg, diremos cuál es su tracendencia.
El falleció el pasado martes 24 de octubre.
Nosotros fuimos a despedirlo en el día de su entierro.
Fuimos a acompañar al amigo y colega en su despedida de este mundo, hoy bastante necesitado de su tracendencia.
Miguel fue valiente.
Un luchador social, político, y abogado batallador.
Esposo y padre de excepción.
Sus ojos eran su esposa y sus hijos. Y ellos le retribuyeron acompañandolo en todos los momentos de su enfermedad.
Cuando fuera presidente de la Federación de Centros Universitarios demostró ser un líder.
Con su firmeza en defensa de la democracia, cuando Fidel Castro, las guerrillas y los comunistas quisieron apoderarse de la Universidad del Zulia, probó su valentía, y acompañado de los estudiantes derrotaron a aquellos, esos mismos que, ayer y hoy, han pretendido imponer una dictadura en Venezuela.
Era un hombre estudioso.
El Derecho y la Política eran su pasión.
Siempre soñador. Nunca le faltaron proyectos para realizar.
Recuerdo cuando, aún convaleciente, nos visitó en el modestísimo apartamento, que servía de autoexilio, en Miami.
Le resultaba difícil hablar. No aguantó la emoción y lloró. Lloramos en presencia de Victor, uno de sus amados hijos, y de Lérida, mi esposa.
¨Rafael, olvídate de la lucha por el Derecho. Desarrollemos un proyecto que, sobre tecnología en comunicación, tengo, incluso, con una marca ya registrada en EEUU¨.
Así era Miguel Vaimberg. Siempre pensando en grande.
Pienso que su trascendencia sirve de acicate en momentos en los cuales hay que tener la valentía y la fortaleza para superar cualquier dificultad del momento triste que vive Venezuela.
Que Dios le de fortaleza en su viaje hacia la eternidad.
Más que juzgamiento, es hacer el balance definitivo de sus vidas.
Al hacerlo con Miguel Vaimberg, diremos cuál es su tracendencia.
El falleció el pasado martes 24 de octubre.
Nosotros fuimos a despedirlo en el día de su entierro.
Fuimos a acompañar al amigo y colega en su despedida de este mundo, hoy bastante necesitado de su tracendencia.
Miguel fue valiente.
Un luchador social, político, y abogado batallador.
Esposo y padre de excepción.
Sus ojos eran su esposa y sus hijos. Y ellos le retribuyeron acompañandolo en todos los momentos de su enfermedad.
Cuando fuera presidente de la Federación de Centros Universitarios demostró ser un líder.
Con su firmeza en defensa de la democracia, cuando Fidel Castro, las guerrillas y los comunistas quisieron apoderarse de la Universidad del Zulia, probó su valentía, y acompañado de los estudiantes derrotaron a aquellos, esos mismos que, ayer y hoy, han pretendido imponer una dictadura en Venezuela.
Era un hombre estudioso.
El Derecho y la Política eran su pasión.
Siempre soñador. Nunca le faltaron proyectos para realizar.
Recuerdo cuando, aún convaleciente, nos visitó en el modestísimo apartamento, que servía de autoexilio, en Miami.
Le resultaba difícil hablar. No aguantó la emoción y lloró. Lloramos en presencia de Victor, uno de sus amados hijos, y de Lérida, mi esposa.
¨Rafael, olvídate de la lucha por el Derecho. Desarrollemos un proyecto que, sobre tecnología en comunicación, tengo, incluso, con una marca ya registrada en EEUU¨.
Así era Miguel Vaimberg. Siempre pensando en grande.
Pienso que su trascendencia sirve de acicate en momentos en los cuales hay que tener la valentía y la fortaleza para superar cualquier dificultad del momento triste que vive Venezuela.
Que Dios le de fortaleza en su viaje hacia la eternidad.
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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo