jueves, 26 de octubre de 2006

Me lo contó un amigo. Me robaron el carro

Hermano vos sabéis lo que me pasó.
No sé.
Es Juan, que se echa unas perdidas, que reaparece.
El me hace recordar a una hicotea, un pequeño galápago, que teníamos en la casa. Se perdía, pasaba meses perdidos, y de pronto, sorpresivamente, aparecía. Era difícil saber dónde se escondía en el pequeño patio.
Juan no es muy fiel a la verdad pero es buena persona, buen amigo; bueno, será por el concepto que yo tengo de ¨si quieres afecto, no busques defectos¨.
Voy a lo contado por Juan.
Cito:
En estos días andaba con mi novia. Es una reina de belleza, un poco gordita, como van a ser las bellezas, las misses del futuro próximo.
Cuando me dice esto, me acordé de un blog, Gordita Linda, que , recientemente, ganó un premio de la BBC, con su tema de las gordas en el pais de las bellezas flacas. Parece que tiene razón.
Dice Juan, que de pronto, se acordó de su carro.
Lo fue a buscar con su bella novia... se lo robaron.
Sin embargo, lo fue a buscar a otro sitio, pensando que lo tuviera estacionado allí, y comprobó el robo.
Cuenta.
Que se desesperó.
Y ante su angustia, la novia le dijo: ¨No te preocupes. Tranquilo. Que nada te turbe.¨
Por supuesto, el estado emocional obedecía a que era el último carro que le quedaba. En su casa habían robado ya diez carros, y tenían en reclamo, ante la compañía de seguro, cuatro.
Sostiene que, cuando formulo la denuncia del penúltimo de los robados, por cierto a mano armada, en la Ptj le dijeron que, en ese día iban cincuenta denuncias.
Su novia atendió al celular.
Si nos dan 10.000.000 de bolívares le entregamos el carro.
¨Por que tu sabes, Rafael, era una nave¨.
Después de mucho caminar se encontraban frente a la Basílica de La Chinita, y tres individuos vestidos de kaki, se les acercó.
Uno de ellos, exhibiendo tremendo revólver, le dijo:
Tienes el dinero allí.
Juan le respondió:
Como crees que vaya a cargar esa suma.
Bueno, no me mires mucho, y recuerda que es un negocio.
Cerca unos policías observaban con indiferencia.
Nos fuimos de allí.
Que se pierda.
Ya basta.
Juan se mostraba contrariado.
Me dijo, que caminaron kilómetros y más kilómetros. Se vieron en un terreno, donde construían una estación del Metro, muy mojado, y consiguió en el camino muchísimas monedas de plata: de dos, de cinco, el recordado fuerte.
Mira, Rafa, eran más de mil fuertes de plata.
Cuenta que, lo más raro fue que se encontró un paquete forrado en papel aluminio, y un extraño personaje le manifestó:
¨Cuida ese paquete. Es lo mejor que conseguistes.¨
Y sabes qué contenía el paquete?
Bueno, continúa Juan, nos fuimos en un taxi. Ya era de noche, y cuando abordamos, el destartalado carro, a mi novia se lle subió la minifalda. Se descubrieron las piernas más bellas del mundo, y fuimos a parar al HV...
allí disfrutamos del paquete...
Era una torta.
Y celebramos en grande el cumpleaños de Rosa. Ella y yo sólos, como debe ser...
Es incorregible ...

1 comentario:

  1. Con amigo como ese, cualquiera podría sentarse a escribir una película de ficción, jejejeje!!
    Bueno el post, pero que amigo tan mentiroso , se inventa unas muy buenas pero nada creíbles.

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Gracias por comentar.
Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo