Su combate no debe estar limitado ¨al interior del Estado¨, porque su radio de acción es ¨internacional¨.
Según el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, la corrupción ¨trastoca en su raíz el papel de las instituciones representativas que se utilizan como terreno de trueque político entre las peticiones de los interesados y las concesiones de los gobernantes. De ese modo, las decisiones políticas favorecen los objetivos limitados de cuantos poseen los medios para influenciarlas e impiden el bien común de todos los ciudadanos.
La corrupción es una de las causas del subdesarrollo y la pobreza.
Priva a los pueblos del bien fundamental que es la legalidad.
En Escritos en el Tiempo la hemos considerado como un delito que va en contra de los derechos humanos.
Dentro del Pontificio Consejo ¨Justicia y Paz¨, que es de donde emanan estas notas, sobre un tema de actualidad inquietante, publicadas por VIS el 4 de octubre pasado, hay una afirmación que compartimos.
Esa afirmación es la siguiente:
La corrrupción se supera pasando de sociedades autoritarias a sociedades democráticas, de sociedades centralizadas a sociedades participativas o descentralizadas.
Hay que educar, formar moralmente al ciudadano, con principios tales como respeto a la dignidad humana, bien común, solidaridad, subsidiaridad, opción preferencial por los pobres, destino universal de los bienes.
¨...los comportamientos deshonestos deben ser castigados, penalizados...
y los honestos incentivados...
Bolívar sostenía que la mejor política es la honestidad.
Dado que el crimen organizado no tiene fronteras, los gobiernos deben firmar acuerdos que permitan confiscar y recuperar lo que se haya perdido ilegalmente.
Nota
El artículo anterior está elaborado siguiendo lo publicado en VIS 061004 440 del 4 de octubre de 2006
Según el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, la corrupción ¨trastoca en su raíz el papel de las instituciones representativas que se utilizan como terreno de trueque político entre las peticiones de los interesados y las concesiones de los gobernantes. De ese modo, las decisiones políticas favorecen los objetivos limitados de cuantos poseen los medios para influenciarlas e impiden el bien común de todos los ciudadanos.
La corrupción es una de las causas del subdesarrollo y la pobreza.
Priva a los pueblos del bien fundamental que es la legalidad.
En Escritos en el Tiempo la hemos considerado como un delito que va en contra de los derechos humanos.
Dentro del Pontificio Consejo ¨Justicia y Paz¨, que es de donde emanan estas notas, sobre un tema de actualidad inquietante, publicadas por VIS el 4 de octubre pasado, hay una afirmación que compartimos.
Esa afirmación es la siguiente:
La corrrupción se supera pasando de sociedades autoritarias a sociedades democráticas, de sociedades centralizadas a sociedades participativas o descentralizadas.
Hay que educar, formar moralmente al ciudadano, con principios tales como respeto a la dignidad humana, bien común, solidaridad, subsidiaridad, opción preferencial por los pobres, destino universal de los bienes.
¨...los comportamientos deshonestos deben ser castigados, penalizados...
y los honestos incentivados...
Bolívar sostenía que la mejor política es la honestidad.
Dado que el crimen organizado no tiene fronteras, los gobiernos deben firmar acuerdos que permitan confiscar y recuperar lo que se haya perdido ilegalmente.
Nota
El artículo anterior está elaborado siguiendo lo publicado en VIS 061004 440 del 4 de octubre de 2006
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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo