¨No te dejes vencer por el mal, antes bien, vence al mal con el bien ¨( Rm 12, 21 ).
Decía Jesús a los judíos que habían creído en él: ¨Si se mantienen en mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos, y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres ¨( Jn 8,31 ).
La Iglesia propone el bien y hace el bien. De ella fluye constante y permanentemente la paz.
La Iglesia nos propone, a creyentes y a todos los hombres de buena voluntad, responder al mal con el bien.
Benedicto XVI plantea un reto, que es de la Iglesia, que es Cáritas in veritate.
La Iglesia no hace política, ¨no obstante tiene una misión de verdad que cumplir en todo tiempo y circunstancia a favor de una sociedad a medida del hombre, de su dignidad y vocación ¨( No. 9 Encíclica Cáritas in veritate ).
Sabe la Iglesia que la verdad nos hará libres ( Cfr Jn 8, 31 ).
La Iglesia sólo ofrece¨como orientación ideal e indispensable , la propia doctrina social…¨( Centesimus annus No. 43 ) que tiene como principio ( sobre el cual gira la doctrina ) la caridad. Un principio que adquiere forma operativa en criterios orientadores de la acción moral. Esos criterios son la justicia y el bien común.
La Iglesia anuncia siempre a Cristo. Sabe que Jesús vino no a juzgar, sino a servir y no a ser servido.
La Iglesia no pretende tener un poder terrenal y respeta la soberanía de los otros poderes. La Iglesia propone un desarrollo humano integral de los pueblos, para cuyo logro no bastan iniciativas individuales y locales. La Iglesia sabe que la presente situación del mundo , de crisis económica y financiera, generadora de hambre, pobreza y miseria, de mucho dolor para millones de seres en el planeta, exige una actuación de conjunto, universal, y sabe, además, que ¨el compartir los bienes y recursos, de los que proviene el auténtico desarrollo, no se asegura solo con el progreso técnico y con meras relaciones de conveniencia , sino con la fuerza del amor que vence al mal con el bien y abre la conciencia del ser humano a relaciones recíprocas de libertad y de responsabilidad¨( no. 9 citado ). La Iglesia reconoce la positividad del mercado y de la empresa, pero al mismo tiempo indica que éstos han de ser orientados hacia el bien común y el respeto a la dignidad del trabajador ¨( Juan Pablo II ). Tener presente que el solo mercado no basta para la solución de los problemas sociales y económicos en su conjunto, principalmente, de los más débiles y necesitados.
Decía Jesús a los judíos que habían creído en él: ¨Si se mantienen en mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos, y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres ¨( Jn 8,31 ).
La Iglesia propone el bien y hace el bien. De ella fluye constante y permanentemente la paz.
La Iglesia nos propone, a creyentes y a todos los hombres de buena voluntad, responder al mal con el bien.
Benedicto XVI plantea un reto, que es de la Iglesia, que es Cáritas in veritate.
La Iglesia no hace política, ¨no obstante tiene una misión de verdad que cumplir en todo tiempo y circunstancia a favor de una sociedad a medida del hombre, de su dignidad y vocación ¨( No. 9 Encíclica Cáritas in veritate ).
Sabe la Iglesia que la verdad nos hará libres ( Cfr Jn 8, 31 ).
La Iglesia sólo ofrece¨como orientación ideal e indispensable , la propia doctrina social…¨( Centesimus annus No. 43 ) que tiene como principio ( sobre el cual gira la doctrina ) la caridad. Un principio que adquiere forma operativa en criterios orientadores de la acción moral. Esos criterios son la justicia y el bien común.
La Iglesia anuncia siempre a Cristo. Sabe que Jesús vino no a juzgar, sino a servir y no a ser servido.
La Iglesia no pretende tener un poder terrenal y respeta la soberanía de los otros poderes. La Iglesia propone un desarrollo humano integral de los pueblos, para cuyo logro no bastan iniciativas individuales y locales. La Iglesia sabe que la presente situación del mundo , de crisis económica y financiera, generadora de hambre, pobreza y miseria, de mucho dolor para millones de seres en el planeta, exige una actuación de conjunto, universal, y sabe, además, que ¨el compartir los bienes y recursos, de los que proviene el auténtico desarrollo, no se asegura solo con el progreso técnico y con meras relaciones de conveniencia , sino con la fuerza del amor que vence al mal con el bien y abre la conciencia del ser humano a relaciones recíprocas de libertad y de responsabilidad¨( no. 9 citado ). La Iglesia reconoce la positividad del mercado y de la empresa, pero al mismo tiempo indica que éstos han de ser orientados hacia el bien común y el respeto a la dignidad del trabajador ¨( Juan Pablo II ). Tener presente que el solo mercado no basta para la solución de los problemas sociales y económicos en su conjunto, principalmente, de los más débiles y necesitados.
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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo