Ante la reciente declaración del presidente candidato Hugo Chávez, en esta su visita a Venezuela, donde habla de reelección presidencial indefinida sin haber ganado la del 3 de diciembre próximo, se hace obligante, como demócrata que soy, fijar posición ante esa postura.
La reelección presidencial indefinida se asocia a la lucha de los latinoamericanos en contra de las dictaduras militares que han plagado a este subcontinente.
Recorriendo el panorama histórico de la región encontramos lo siguiente.
La tradición antirreeleccionista argentina que se remonta a 1853 fue revocada, en democracia, por Carlos Meneem para ser reelecto.
En Perú, Fujimori, rompió el hilo constitucional para lograr la reelección presidencial indefinida, sólo, que en el tercer mandato, la presión del pueblo lo hizo salir en fuga hacia su país de origen: Japón. Desde aquí, envió su renuncia a la presidencia en un acto calificado de cobardía insólita.
El gran presidente Cardozo, en Brasil, pretendió lograr la reelección, pero la reforma constitucional no le fue posible.
En Ecuador está prohibida en forma absoluta.
Costa Rica, que tenía una sólida tradición antirreeleccionista, la derogó. Por ello, Oscar Arias, Premio Nobel de la Paz, volvió a la presidencia en reñidas eleeciones.
México la tiene prohibida.
Colombia la eliminó. Por tanto, Uribe es reelecto con el voto mayoritario de la población.
En Venezuela hay que pasar por la historia también.
López Contreras, un gran presidente, que siendo militar guardó en el escaparate el uniforme para no usarlo jamás, y actuar como civil, supo conducir la transición de Gómez a la democracia. Redujo el período constitucional, Rechazó la continuidad gomecista.
Durante la Asamblea Nacional Constituyente de 1946, el poeta del pueblo, Andrés Eloy Blanco, planteó la no reelección presidencial, sin embargo, se aprobó pero limitada.
La mejor Constitución que hasta el momento ha tenido Venezuela, la de 1961, la aprobó. El presidente terminaba su período constitucional de cinco años y podía optar a la reelección después de diez años de haber finalizado aquél. Por ello, Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera pudieron retornar a a presidencia de la República.
La Constitución de 1999, consagró la reelección inmediata por una sóla vez. Por cierto, el constituyentista aumentó el período presidencial de cinco a seis años.
Yo soy radical respecto a este tema. Me opongo a la reelección presidencial.
En una reforma constitucional propondría que se prohiba de manera absoluta la reelección presidencial. Que se deje la duración del período en seis años pudiendo ser revocado o no revocado a la mitad de su período.
Creo que Simón Bolívar dijo que no es nada bueno para los pueblos la eternización de sus gobernantes. Chávez, que se dice bolivariano, debería recordarlo. No a su pretensión.
La reelección presidencial indefinida se asocia a la lucha de los latinoamericanos en contra de las dictaduras militares que han plagado a este subcontinente.
Recorriendo el panorama histórico de la región encontramos lo siguiente.
La tradición antirreeleccionista argentina que se remonta a 1853 fue revocada, en democracia, por Carlos Meneem para ser reelecto.
En Perú, Fujimori, rompió el hilo constitucional para lograr la reelección presidencial indefinida, sólo, que en el tercer mandato, la presión del pueblo lo hizo salir en fuga hacia su país de origen: Japón. Desde aquí, envió su renuncia a la presidencia en un acto calificado de cobardía insólita.
El gran presidente Cardozo, en Brasil, pretendió lograr la reelección, pero la reforma constitucional no le fue posible.
En Ecuador está prohibida en forma absoluta.
Costa Rica, que tenía una sólida tradición antirreeleccionista, la derogó. Por ello, Oscar Arias, Premio Nobel de la Paz, volvió a la presidencia en reñidas eleeciones.
México la tiene prohibida.
Colombia la eliminó. Por tanto, Uribe es reelecto con el voto mayoritario de la población.
En Venezuela hay que pasar por la historia también.
López Contreras, un gran presidente, que siendo militar guardó en el escaparate el uniforme para no usarlo jamás, y actuar como civil, supo conducir la transición de Gómez a la democracia. Redujo el período constitucional, Rechazó la continuidad gomecista.
Durante la Asamblea Nacional Constituyente de 1946, el poeta del pueblo, Andrés Eloy Blanco, planteó la no reelección presidencial, sin embargo, se aprobó pero limitada.
La mejor Constitución que hasta el momento ha tenido Venezuela, la de 1961, la aprobó. El presidente terminaba su período constitucional de cinco años y podía optar a la reelección después de diez años de haber finalizado aquél. Por ello, Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera pudieron retornar a a presidencia de la República.
La Constitución de 1999, consagró la reelección inmediata por una sóla vez. Por cierto, el constituyentista aumentó el período presidencial de cinco a seis años.
Yo soy radical respecto a este tema. Me opongo a la reelección presidencial.
En una reforma constitucional propondría que se prohiba de manera absoluta la reelección presidencial. Que se deje la duración del período en seis años pudiendo ser revocado o no revocado a la mitad de su período.
Creo que Simón Bolívar dijo que no es nada bueno para los pueblos la eternización de sus gobernantes. Chávez, que se dice bolivariano, debería recordarlo. No a su pretensión.
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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo