“No se supera el mal con el mal”
27 Mensajes en la Jornada Mundial para la Paz; este, que voy
a resumir, o a comentar, es el último de su largo y fructífero Pontificado. Sin
duda, fue un Gran Papa: Juan Pablo II. Hoy santo.
Cuando pronunció, con gran sacrificio, debido a sus dolencias
insoportables, que llevaba como cruz, este Mensaje, correspondiente a la
Jornada de 2005, 1 de enero, ya se acercaba su tránsito pascual hacia la vida
eterna. Moriría el 2 de abril de 2005. El mundo no resistió y se echó a llorar.
En este discurso, dirigido a la humanidad, expresó que hay
que detestar el mal con horror y adherirse al bien (cf. Rm 12, 9), acogiendo la
sugerencia de san Pablo. “La paz es un bien que se promueve con el bien” (San
Juan Pablo II).
“El mal es un trágico huir de las exigencias del amor” (San
Agustín, De Civitate Dei, XIV, 28); en cambio, el bien moral, nace del amor, se
manifiesta como amor y se orienta al amor. Cristo nos enseña a amar a todos,
incluyendo al enemigo, porque ninguna gracia tiene amar sólo a quien nos ama: “Si
tu enemigo tiene hambre, dale de comer; y si tiene sed, dale de beber” (Rm 12,
26).
He llegado a sostener que, en la actualidad, en el planeta,
Lucifer está bailando en una sola pata; está enseñoreado el “príncipe del mal”;
tiene arrinconados a los hombres y mujeres de bien con sus manifestaciones sociales
y políticas del mal (Caso Venezuela es “ejemplo”); pero, hay que alzarse,
protestar, resistir, decir NO al mal y seguir con esperanza asumiendo actitudes
nobles y desinteresadas, como nos dice el Papa Francisco “no se dejen robar la
esperanza”. A quien, por condenar la globalización de la indiferencia, a un
mercado libre insensible, una pobreza galopante, al abandono de ancianos,
niños, personas sin techo, a un modelo económico que sólo favorece a unos pocos
con desigualdades socio-políticas-económicas cada vez más graves e hirientes,
que irritan e indignan, y proponer un nuevo modelo económico justo, con mejor
distribución de los bienes, que respete tanto la ecología humana como la
ecología natural (será tema de su próxima Encíclica, titulada Laudato Sii), con
una mejor distribución de la riqueza, ya hay voces, que no comparto, que le
imputan el ser comunista. Francisco es un santo, que le duele el estado que
presenta el mundo actual. A Francisco, eso le resbala. Cuanto no dijeron de
Jesucristo por defender a los pobres, a los enfermos, y decir que el sábado es
para el hombre y no el hombre para el sábado. Hay que confiar plenamente en Cristo,
en la Palabra de Dios, mantener viva la
esperanza. Ser personas de fe robusta.
De los principios que surgen de “la ley moral universal”, de
un mundo de ética en política, en economía, en toda actividad humana, no
reneguemos jamás. De sus valores hagamos un pedestal bien alto. Mantengamos un
corazón limpio lleno de paz, de principios, de valores, de los dones del
Espíritu Santo; tengamos una conciencia sin mancha.
NO a la violencia y a la mentira que se desprende de este
anti-valor. Eduquemos para la Paz a todas las generaciones. Hagamos conciencias
gigantes en valores como la paz, la vida y la libertad. Promovamos desarrollo
humano integral colmado de dignidad del ser humano. Luchemos por condiciones de
vida social que permitan a los grupos, a los pueblos, a las personas, conseguir
más plena y fácilmente su propia perfección (Bien Común Universal. Gaudium et
spes, 26).
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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo