No sé si la inmensa mayoría de los venezolanos, hemos
leído la Exhortación pastoral de la CEV,
titulada: Renovación ética y espiritual frente a la crisis (12 de enero de 2015).
Permítanme la inmodestia, pero la he releído, e invito a leerla, con
detenimiento, individualmente y comunitariamente, en la Iglesia, en los grupos
que hacen vida en ella y a toda persona de buena voluntad. Allí, en ese documento histórico, se centra la preocupación ante los numerosos y graves
pecados que se están cometiendo contra el pueblo y, también en éste. Falta de
conducta ética, espiritual, recta y honesta.
Yo afirmaría que hace falta con urgencia la regeneración
moral del pueblo venezolano en todos los niveles, que lleve a líneas concretas
de acción para resolver la crisis nacional.
Yo no puedo faltarle a la verdad y decir una mentira, si digo
que “hay fervor religioso” en nuestro pueblo por sus asistencias masivas a
algunas solemnidades o a fiestas devocionales, o si afirmo que, la cultura
religiosa, se viene enriqueciendo. Hay una fe débil en no pocas personas de la
sociedad.
Sé de la labor misionera de la Iglesia por regenerar la
conciencia cristiana ante la situación moral existente en nuestro país y más
allá de él. Lleva a hacer un ejercicio estricto, fuerte, para entender el mundo
actual, occidental, principalmente. Ojalá, las iniciativas para volver a los valores
cristianos den con urgencia sus frutos. El Papa Francisco viene actuando con
valentía en esa dirección.
La regeneración o renovación moral y ética es labor
evangelizadora, de enseñar a Cristo y su Evangelio a todos. Es misión de la
Iglesia, dada por Jesús. Obispos, familias, catequistas, educadores,
sacerdotes, diáconos, religiosos, grupos de apostolado, tienen la obligación de
transmitir la moral cristiana. La regeneración moral del pueblo es necesaria,
protegiendo, en primer lugar, a niños, jóvenes, los menos formados, los más
débiles… El maligno está haciendo de las suyas aprovechándose de las tinieblas,
de la oscura noche del pecado que azota a Venezuela y al mundo.
Se impone, para nosotros los cristianos, llevar una vida
digna, virtuosa, acorde con el Evangelio
de Cristo. Mantenernos firmes en la
fidelidad con Cristo. Seguir lo que el apóstol Pablo nos dice en Filipenses 1,
27-30; 4. 8: que nos mantengamos en un mismo amor y en un mismo sentir y
valoremos todo cuanto hay de verdadero, noble, puro, amable, honorable, todo
cuanto sea virtud y digno de elogio. Incluso, tener posiciones ciudadanas,
civilistas y políticas, o mejor dicho, intervenir en Política con exigencias
morales y éticas.
Ya por allí ha dicho el Papa Francisco que el mundo actual
necesita de Políticos valiosos, honestos, servidores de sus pueblos, y ha
condenado la corrupción que apesta y huele a un animal muerto. Se requiere de
gobernantes, políticos, que honren la verdad y la vida; que no mientan. Que al
honrar la verdad actúen con rectitud de acción y de palabra humana. Que sean
veraces, sinceros o francos. Que eviten la duplicidad, la simulación y la
hipocresía.
Los pueblos se regeneran con el ejemplo de sus líderes y
porque la verdad genera confianza, credibilidad y convivencia.
Los medios de comunicación social tienen un papel relevante
en eso de cultivar y enseñar valores.
No olvidemos como cristianos que la fe tiene repercusiones
políticas y demanda la participación política de los creyentes. Tener presente
que la política sin exigencias éticas y morales degenera, más temprano que
tarde, convirtiéndose en un poder destructor.
Nada más grave que un gobernante o un líder de cualquier tipo,
mentiroso y corrupto. Jamás puede un pueblo salir de las tinieblas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por comentar.
Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo