“No hay medio más eficaz para restablecer y vigorizar la paz
que procurar la restauración del reinado de Jesucristo” Quas Primas.
El Papa Pío XI escribió muchas encíclicas. Creo que pasaron
de treinta, siendo muy famosas, Quas Primas, con la que decretó el día de
Cristo Rey, y la Quadragesimo Anno, que trata sobre la restauración del orden
social y su perfeccionamiento en conformidad con el Evangelio de Jesucristo.
QA – como la denominaré en lo sucesivo – data del 15 de mayo
de 1931, con ocasión de los cuarenta años de existencia de la Rerum Novarum,
encíclica que publicara el Papa León XIII, antecesor de Pío XI. De allí su
nombre en latín que llevado al español significa cuarenta años.
RN – así denominaré más adelante, la encíclica mencionada en
segundo término – vino a defender la
situación de injusticia a la que era sometida una nueva clase social: el
proletariado. Que sufría las consecuencias de un liberalismo puro aplicado en
la economía y que desató la avaricia y la codicia de los empresarios, que
devengaban fabulosas ganancias a costa del sufrimiento de niños, mujeres, ancianos
y adultos en general que “trabajaban” más de dieciocho horas diarias. Reinaba
el individualismo y sus consecuencias nefastas para con los trabajadores, que
no eran considerados en su dignidad humana, sino esclavos. RN abordó el
problema de los obreros sin pasar por el liberalismo ni por el socialismo.
Con QA se retoman las enseñanzas de León XIII acerca de la
capacidad de la Iglesia de intervenir, de manera conciliadora, evitando la
lucha de clases interminable, en la solución de los problemas económicos y
sociales con oportunas líneas e indicaciones del Magisterio.
A RN la QA la califica de egregia y de carta magna en lo
social. Se afirma que con RN nació la Doctrina Social de la Iglesia y el
Moderno Derecho Laboral.
Ambas encíclicas podrían diferenciarse, en que, una, RN,
abordó el problema obrero en lo social deviniente del capitalismo industrial. Y
la QA aborda todo el orden social.
La QA es una encíclica que viene a ser una renovada condena
al comunismo; critica éste, al igual que al capitalismo y el socialismo. Al
católico no le es dable el ser socialista, lo afirma la encíclica.
El capitalismo salvaje es criticado porque niega el carácter
social y público del derecho de propiedad y al igual que el comunismo pueden
negar ese carácter de ese derecho. Ni el individualismo ni el colectivismo son
buenos.
Ante los diversos males de la ambición y la codicia, de
tristes consecuencias, el Papa Pío XI cree en los valores, las virtudes y la
doctrina cristiana, poniendo en primer lugar, a Dios. QA viene a ser como una
respuesta a la gran depresión de 1929, proponiendo un nuevo orden social y
económico, basado en la subsidiariedad.
QA sostiene que a la libre concurrencia sucede la dictadura económica, que es dominio
tiránico ejercido por poderes económicos-financieros que teniendo en manos el
dinero, señorean con el crédito, que no dejan respirar a los Estados,
dominándolos e imponiéndoles soluciones en beneficio de sus intereses.
Dictadura de consecuencias funestas. Una, la destrucción de
la libre concurrencia, porque se ha adueñado del mercado libre y, por
consiguiente, al deseo de lucro, ha sucedido la desenfrenada ambición de
poderío; la economía se ha hecho horrendamente dura, cruel, atroz.
Otras
consecuencias, pueden ser apreciadas de una lectura detenida de la encíclica,
que guardan estrecha relación con el llamado “imperialismo del dinero”, por el
cual donde se halle éste, allí la patria.
QA habla del salario justo, de contrato de trabajo, de
contrato de sociedad; de cómo fijar ese salario para la manutención del
trabajador y de su familia; de cómo ese salario debe ser defendido ante los
aumentos de precios; de las asociaciones de profesionales, empresarios y
trabajadores, que salvado el principio de la función “subsidiaria” haga más
firme la autoridad, la eficacia social, la prosperidad de la nación; y habla
también del derecho de propiedad privada, que sea honesto, basado en el
ejercicio, sin que sea verdadero que su no uso lo haga perecer.
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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo