martes, 29 de octubre de 2013

A muchas personas no les gusta que venga el Apocalipsis

Leí el domingo pasado en ABC, periódico español, una entrevista que le hicieran a una dama de la societé de Madrid. Ella, Pitita Ridruejo, es católica y es inmensamente rica. Vive en un palacete de lujosos salones en el centro de Madrid.
Al otro día, lunes, me disponía a dictar una charla acerca del Apocalipsis y su mensaje, en la Iglesia San Onofre, y me puse a meditar qué había querido decir la elegantísima mujer, al sostener que, a muchas personas, no les gusta que venga un apocalipsis.
Indudablemente, se estaba refiriendo al último libro del Nuevo Testamento que, en mi criterio, es la epopeya de Jesús en contra de las causas que ayer y en el mundo actual, ocasionan el mal, expresado en corrupción, pobreza y hambre, y en guerras que conducen al abismo. Pitita, al hablar de Francisco, dijo: Que es un ser maravilloso. Hombre de cambios, preocupado por esos problemas que afectan a la humanidad actual.
Ayer, cuando se escribió el libro Apocalipsis, final del siglo I d.C., gemía la tierra ante hechos cósmicos e históricos que, en conjunto, actuaban en aras de un mundo y una tierra conforme con la Creación de Dios, expresada en el libro Génesis del Antiguo Testamento. Las fuerzas del mal, la bestia (Roma y su imperio) hacían de las suyas en contra de los cristianos que eran martirizados por unos emperadores que se creían dioses y obligaban a sus gobernados a que los trataran como tales. Obviamente, los cristianos no podían hacerlo, por amar a un solo Dios y a su Hijo amado, suscitando así persecuciones sangrientas. El autor del Apocalipsis (Juan) escribió desde Patmos, donde se encontraba desterrado, este libro de esperanza para levantar la fe de unos hermanos perseguidos cruelmente.
Eran fuerzas que oprimían con todo tipo de injusticia a la mayoría de los que conformaban el vasto territorio imperial. No podemos obviar los impuestos que eran explotadores. Los recaudadores de éstos eran rechazados.
Entendí, cabalmente, lo que expresó Pitita. Los poderes del presente no quieren que venga Jesús, para mantener la corrupción, la violencia, la pobreza, el hambre, las guerras, la falta de trabajo, la explotación infantil, la injusta distribución de la riqueza, la ancianidad abandonada, la inmigración de los pueblos, entre otras “lindeces”. Venir Jesús e imponer su reino, que es el de Dios, es un apocalipsis, para un renacer del hombre en paz, en amor, en justicia y en fraternidad. Es la victoria de Jesús sobre el dragón (Satán, que es la figura que representa el mal), la victoria para un nuevo mundo y una nueva tierra.
Ven Señor Jesús, ven pronto (Ap 22,s): Marana Tha, ¡Ya¡

Leamos el libro, que es hermoso, hagamos un esfuerzo para entender ese género literario apocalíptico, lleno de colores, números, signos y figuras, e interpretemos para comprender el mensaje de Dios, que le transmitió a Jesucristo, y que éste, a través de un ángel, comunicara a Juan para que lo escribiera pronto y llevara la esperanza a todas las generaciones, las de ayer y las de hoy, por un mundo de paz, pan y justicia. Por un mundo de servicio basado en el amor para con los demás.

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo