Cuando observamos y analizamos la realidad del mundo actual,
incluyendo obviamente la venezolana, de desabastecimiento alimentario,
medicinal, de artículos de higiene personal, de una inflación considerada la
más alta del planeta, aunada a inseguridad personal galopante, como galopante
es la corrupción, el poco aprecio o ningún aprecio por valores como la vida, el
alejamiento y negación de Dios, ya no provoca hablar de subdesarrollo porque ha
bajado ese nivel en la mayoría de los pueblos de la tierra.
Finalizaba el Concilio Vaticano II, por los años finales de
los sesenta del siglo XX, cuando salía a la luz pública la encíclica Populorum
Progressio (26 de marzo de 1967) denunciando al orbe el subdesarrollo de
millones de personas y la urgente necesidad de un desarrollo humano integral y
solidario, ante las injusticias del “estado actual de cosas” que, se ha
agravado y hoy está sumido en lo que ha sido calificado como la tercera guerra mundial
(No creo que Francisco exagera). Pablo VI fue su autor, sin duda, un gran Papa,
que hoy es Beato, que llegará a ser canonizado, como ocurriera con Juan XXIII y
Juan Pablo II.
Destaco que la persona humana es el fin último de todo
desarrollo. Venezuela, que iba en ese camino, ha retrocedido bárbaramente en
los últimos veinticinco años, principalmente, con el llamado SSXXI o revolución
bonita.
No está demás enumerar las características de ese desarrollo
humano integral y solidario: en lo físico, intelectual, cultural, etc. Es mala
la comparación, pero se ha afirmado que hoy tenemos “chatarra humana” expresada
por un pueblo sin valores, ignorante, desnutrido y sin esperanza. En eso ha
devenido un país en su integralidad con excepciones de minorías grosera e
inmoralmente enriquecidas. (Lo de “chatarra humana” pertenece a Gumersindo Rodríguez,
recientemente fallecido).
La degradación venezolana, injusta, porque se recibió un
Himalaya de recursos económicos petroleros, no es sólo de este país. Hoy los
pobres y empobrecidos están a su suerte en el globo terráqueo.
El hombre necesita de un medio ambiente que lo provea de
bienes de todo orden, en solidaridad con todos; pero no para un consumismo
exacerbado que lo aliene. Necesita ser titular de un derecho de propiedad no
absoluto; de un mundo sin violencia; de libre iniciativa pero no descontrolada;
de educación y democracia; de libertad que no de libertinaje; y del respeto a
su cultura.
El hambre ha de ser erradicada. Las desigualdades
minimizarlas o superarlas.
Oración y acción ante lo que ocurre para que
haya un mundo de justicia y paz.
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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo