Siendo
Joseph Cardenal Ratzinger, Prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina
de la Fe – hoy nuestro santo Papa Emérito – publicó, dos Instrucciones contra “las
desviaciones y los riesgos de desviación, ruinosos para la fe y para la vida
cristiana”: Libertatis nuntius y Libertatis conscientia. Obviamente, contaron
con la aprobación del santo Papa Juan Pablo II.
Agradezco,
a Alfredo Michelena, su extenso e interesante trabajo periodístico, titulado,
Francisco frente a la Teología de la Liberación, publicado, en ZETA, muy
cercanamente a la entrevista que, el Pontífice actual, concediera a Raúl Castro,
marxista-comunista confeso que, junto a su camarada hermano Fidel, líder de la
llamada Revolución Cubana, persiguieran a la Iglesia Católica en la Isla (Párrocos
exiliados, fieles perseguidos, sin Navidad ni Semana Santa, porque eran, según
ellos, el “opio de los pueblos”) y que es preciso analizar para evitar presuntas
y hasta calculadas “confusiones”.
La
Iglesia Católica sigue el Evangelio de Jesucristo, que es mensaje de libertad,
liberación, olvido y perdón. Está clara de que, en los hombres y mujeres del
mundo de hoy, hay “conciencia de la libertad y de la dignidad del hombre, junto
con la afirmación de los derechos inalienables de la persona de los pueblos”
(Libertatis conscientia No. 1). Advierte siempre sobre seguimientos a
corrientes de pensamiento y acción que, en vez de liberar al hombre de
esclavitudes, miseria, pobreza, opresión, lo hunden aún más en regímenes
basados en concepciones individualistas y colectivistas, en estas últimas, las
marxistas que promocionan y ejecutan la lucha de clases, la violencia, el odio,
la guerra, la falsedad y la mentira, suprimiendo la libertad y la dignidad del
hombre.
La
peor de las esclavitudes es la del pecado. La liberación es ante todo
liberación radical del pecado. Su fin y su término es la libertad de los hijos
de Dios, don de la gracia, creados a su imagen y semejanza. Las múltiples
esclavitudes – esas que producen desigualdades hirientes, de una injusta
distribución de la riqueza – derivan del pecado e impiden al hombre vivir según
su dignidad.
La
Doctrina Social de la Iglesia tiene entre sus principios la “opción
preferencial de los pobres”; la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium del
santo Papa Francisco dedica un capítulo casi entero a la cuestión social y el
interés ante ésta de la Iglesia y ubica “en lugar privilegiado a los pobres en
el pueblo de Dios” (EG números 197-201; 186-216), respondiendo así, con
auténtico valor evangélico “a la opción preferencial por los pobres”.
La
Iglesia promueve el diálogo, en sus distintos tipos o matices, y dialoga buscando
la paz como valor supremo para el progreso de los hombres y de los pueblos.
Lucha porque todos los cristianos asumamos un compromiso de lucha por la
justicia, la paz, la libertad, la libertad religiosa, el bienestar espiritual y
material, por la inculturación del Evangelio, que es instrumento de Jesucristo,
Príncipe de la Paz.
Nota:
ZETA del 13 al 21 de mayo de 2015. En ese reportaje se afirma que de haber sido
“anatema” – la Teología de la Liberación – pudiera ser reivindicada si se
deslastra del marxismo, y que “parece haber tenido un origen ligado a la KGB” (Servicio
Secreto de la Unión Soviética), para exportar el comunismo a Latinoamérica “con
el auspicio de los Castro”. #TeologíaDeLaLiberacionAcordeConElEvangelioDeCristo
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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo