El Rey Harald V del Reino de Noruega en el 2003 sufrió de cáncer.
La Casa Real informó de inmediato y de manera clara y transparente al pueblo acerca de su enfermedad y lo mismo hizo cuando a finales de ese año el Rey se curó. Había padecido de un cáncer de vejiga.
El Rey, al igual que todos los noruegos, siguió su tratamiento en el radiumhospatalet en Oslo.
La monarquía cumplió con dos derechos humanos fundamentales: el de la información veraz y oportuna, y con la igualdad en la salud, que se expresa en que no hay ciudadanos con corona y ciudadanos sin corona.
En Noruega rige un modelo político monárquico-parlamentario democrático basado en la Constitución que aprobó el país el 17 de mayo de 1814. La única constitución que ha tenido.
Cada 17 de mayo se celebra, en vistoso desfile, encabezado por los niños, el día de la Constitución (ver “días de niños” en http://escritoseneltiempo.blogspot.com).
Es un hermoso país del bien. Ha fundado este una economía diversificada que no cayó en la maldición del dinero fácil de la explotación petrolera. Instaurando, manteniendo y cuidando, con ánimo previsor encomiable, el estado de bienestar, acorde con aquello de que la felicidad es un derecho ciudadano y de que la economía es para el hombre y no el hombre para la economía. Cristo dice, el sábado es para el hombre y no el hombre para el sábado. Noruega es un país cristiano.
No basta con crecimiento económico, o producir por producir, si el mismo no se traduce en bienestar del hombre y en solidaridad para con todos. La paz se logra cuando se procede de esta manera.
En Noruega hay paz. Noruega es centro de paz e irradia esta al mundo con acciones solidarias con los débiles.
En Noruega se otorga el premio Nóbel de la Paz. Esto se hace en Oslo, su capital.
Noruega seguirá construyendo la paz.
Ningún ultra asesino la detendrá. Hoy todo país esta expuesto a un ataque terrorista. Su primer ministro dijo: “la respuesta es mas democracia. Debemos esto a las victimas”; jóvenes masacrados por la acción criminal de un ultraderechista.
A esos jóvenes, post mortem la humanidad debería darles un premio Nóbel de la Paz. El modelo noruego merece ser imitado por no pocos gobiernos del planeta.
Me duele Noruega. Tengo afectos indisolublemente unidos a mi corazón. Me duele su gente que jura no tomar venganza, ni dejarse llevar por el odio y que quiere mas humanidad y mas democracia.
Pido a San Olav, patrono de Noruega, que proteja a la patria del poeta y dramaturgo Henrik Ibsen, quien se convirtiera, como consecuencia de una de sus grandes obras, en el icono de la defensa de la mujer, del feminismo.
Viva por siempre Noruega.
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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo